viernes, 24 de julio de 2015

LA CENA DEL SEÑOR


LECCIÓN 11


 Si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros (Jn. 6: 53).

 

OBJETIVOS


 

Conocer el verdadero significado de la Cena del Señor y su grandioso poder espiritual.

 

11. 1. Qué es la Cena del Señor

 

Es un mandato de Jesucristo (Mt. 26: 26-28; Mr. 14: 22-24; Lc. 22: 19-20; Jn. 6: 48-58)) y es una representación simbólica espiritual (Ap. 3: 20) que nos recuerda el sacrificio de su muerte (Lc. 22: 19; 1ª Co. 11: 24-26).

 

Así como el bautismo simboliza morir al pecado y resucitar con Cristo para comenzar una nueva vida de obediencia a su palabra, el pan y el vino representan simbólicamente el cuerpo de Cristo y su sangre derramada mediante el sacrificio de su muerte en la cruz.

 

En la carta a los Hebreos leemos que    somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre. Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados se ha sentado a la diestra de Dios... porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados” (He. 10: 10-14).

 

El cuerpo y la sangre de Jesucristo no están físicamente en el pan y en el vino, sino que Cristo está presente en nosotros espiritualmente (Ap. 3: 20; Ef. 3: 17) recordándonos que con un solo sacrificio ya nos santificó para siempre. Es un error entonces, volver a ofrecer como un sacrificio, el pan y el vino, diciendo que son físicamente el cuerpo y la sangre de Cristo, invalidando el sacrificio único de su cuerpo herido y su sangre derramada una sola vez por nuestros pecados. Es necesario por tanto recalcar que el pan y el vino son solamente símbolos representativos del cuerpo y la sangre de Jesucristo. Él siempre utilizó los símbolos para representar verdades espirituales, como cuando dijo: “Yo soy la vid verdadera” (Jn. 15: 1), “Yo soy la puerta” (Jn. 10: 7-9), “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Jn. 14: 6), “Yo soy el buen pastor” (Jn. 10: 11-14), “Yo soy la luz” (Jn. 8: 12; 9: 5; 12: 46), etc. Asimismo dijo: “Yo soy el pan de vida” (Jn. 6: 35, 51). Esto no significaba que Jesucristo fuera una vid física, que produjera uvas, o una puerta de madera o de metal, o un camino sobre el cual camináramos con nuestros pies físicos. etc., sino que todas estas figuras literarias estaban representando las verdades espirituales de lo que Cristo es para nosotros: la vid verdadera espiritual que nos da la “savia  del Espíritu Santo, sus “ríos de agua viva” (Jn. 7: 38-39) para que podamos producir fruto (Jn. 15: 5, 16;  Gá. 5: 22-23); la puerta que nos introduce en la presencia de Dios Padre (He. 10: 19); el camino que nos lleva asimismo a su presencia (He. 10: 20), etc. Cristo dice que entrará en nosotros y cenará con nosotros y nosotros con Él (Ap. 3: 20). Es una cena recíproca, es una comunión espiritual, representada en el momento de tomarla, por el pan y el vino.

 

Cuando Jesucristo les dio a sus discípulos el pan y la copa les dijo: “Tomad, comed, esto es mi cuerpo... y mi sangre” (Mt. 26: 26-28). Era un acto simbólico, no que Él se estuviera comiendo a sí mismo y les estuviera dando físicamente su carne y su sangre, por cuanto él estaba presente. Cuando dijo “Si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece y yo en él” (Jn. 6: 53-56) se estaba refiriendo a que, el que aceptara el sacrificio de su carne y de su sangre que Él iba a ofrecer en sacrificio,  sería el que tenía vida eterna.

 

 

11. 2. Cómo tomar la cena del señor

 

La Cena del Señor debe tomarse habiendo discernido su significado (1ª Co. 11: 29), que es lo que acabamos de hacer; habiéndonos autoexaminado (1ª Co. 11: 31), reconociendo nuestros pecados y confesándolos a Dios (Sal. 32: 3-5; 1ª Jn. 1: 8-9) y haciendo memoria del sacrificio de Cristo por nosotros (1ª Co. 11: 23-26). Si creemos y confesamos que ya Cristo llevó en su sacrificio todos nuestros pecados, nuestras enfermedades, nuestras angustias (Is. 53: 4-6; 1ª P. 2: 21-24) y nuestras maldiciones (Gá. 3: 13), entonces seremos libres de toda el acta de decretos que había contra nosotros, esto es, de la enfermedad, del castigo por nuestros pecados y de toda maldición, pues todo esto quedó crucificado en la cruz (2ª Co. 5: 17; Col. 2: 13-15).

 

Pero si tomamos la Cena del Señor indignamente, esto es, no haciendo lo anterior, traeremos a satanás a nuestras vidas (Jn. 13: 21-27), quien tratará de conducirnos como a Judas a la muerte eterna (Mt. 27: 3-5) y estaremos comiendo y bebiendo juicio contra nosotros mismos (1ª Co. 11: 29).

 

También debemos tener muy claro que la Cena del Señor debe ser tomada en plena libertad de conciencia, pues nadie debe ser juzgado por la conciencia de otro (1ª Co. 10: 29). Analicemos que Jesús le dio la Cena a Judas sin negársela, a pesar de saber que Judas lo estaba traicionando. Por tanto cada uno es libre de tomar la Cena de acuerdo a su conciencia (1ª Co. 11: 28).

 

Y la Cena debe ser tomada en sus dos elementos, esto es, el pan y la copa, pues lo que Jesús ordenó fue: “Tomad y comed, esto es mi cuerpo (Mt. 26: 26) y “Tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos (Mt. 26: 27). “Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos” (Mc. 14: 23).

 

Asimismo debemos tomar la Cena del Señor en paz y armonía, esperándonos unos a otros (1ª Co. 11: 33).

 

 

11. 3. Cuándo tomar la cena del señor

 

En cuanto a cuándo debemos tomar la Cena del Señor, en Hechos 20: 7, encontramos que los apóstoles se reunían a tomar la Cena, el primer día de la semana, esto es, el domingo. Esto no significa que en otras ocasiones especiales no la podamos tomar; el apóstol Pablo afirma en Colosenses 2: 16-17: “Por tanto nadie os juzgue en comida o en bebida...o en días de reposo, todo lo cual es la sombra de lo que ha de venir”, y “donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad” (2ª Co. 3: 17).

 


 

EVALUACIÓN

 

 

Complete:

 

1.    La Cena del Señor es un ________________________de Jesucristo y nos recuerda el ___________________________de su muerte en la cruz.

 

2.    El pan y el vino son s______________________r______________________ del cuerpo y de la sangre de nuestro Señor Jesucristo, ofrecidos por nuestros _________.

 

3.    Cuando Jesucristo dijo “Yo soy la vid verdadera”, “Yo soy la puerta”, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida”, “Yo soy el buen pastor”, “Yo soy la luz”, “Yo soy el pan de vida”, etc., estaba representando con f___________________l__________________, verdades espirituales de lo que Él es para nosotros.

 

4.    Debemos tomar la Cena del Señor habiendo d____________________ su significado, después de autoexaminarnos reconociendo nuestros pecados y en plena libertad de _______________________.

 

5.    En Hechos 20: 7 dice que los apóstoles se reunían el ____________________ de la semana para partir el pan.

 

6.    La Cena del Señor debe tomarse consumiendo tanto del pan como de la copa, por cuanto Jesucristo dijo. “__________________________________________”(Mt. 26: 27).

 

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