LECCIÓN 11
OBJETIVOS
Conocer el verdadero
significado de la Cena del Señor y su grandioso poder espiritual.
11. 1. Qué es la Cena del Señor
Es un mandato de Jesucristo
(Mt. 26: 26-28; Mr. 14: 22-24; Lc. 22: 19-20; Jn. 6: 48-58)) y es una
representación simbólica espiritual (Ap. 3: 20) que nos recuerda el sacrificio
de su muerte (Lc. 22: 19; 1ª Co. 11: 24-26).
Así como el bautismo simboliza
morir al pecado y resucitar con Cristo para comenzar una nueva vida de
obediencia a su palabra, el pan y el vino representan simbólicamente el cuerpo
de Cristo y su sangre derramada mediante el sacrificio de su muerte en la cruz.
En la carta a los Hebreos
leemos que “ somos santificados mediante la ofrenda del
cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre. Y ciertamente todo sacerdote
está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios,
que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo habiendo ofrecido una vez para
siempre un solo sacrificio por los pecados se ha sentado a la diestra de
Dios... porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los
santificados” (He. 10: 10-14).
El cuerpo y la sangre de
Jesucristo no están físicamente en el pan y en el vino, sino que Cristo está
presente en nosotros espiritualmente (Ap. 3: 20; Ef. 3: 17) recordándonos que
con un solo sacrificio ya nos santificó para siempre. Es un error entonces,
volver a ofrecer como un sacrificio, el pan y el vino, diciendo que son
físicamente el cuerpo y la sangre de Cristo, invalidando el sacrificio único de
su cuerpo herido y su sangre derramada una sola vez por nuestros pecados. Es
necesario por tanto recalcar que el pan y el vino son solamente símbolos
representativos del cuerpo y la sangre de Jesucristo. Él siempre utilizó los
símbolos para representar verdades espirituales, como cuando dijo: “Yo soy la vid verdadera” (Jn.
15: 1), “Yo soy la puerta” (Jn.
10: 7-9), “Yo soy el camino, y la
verdad, y la vida” (Jn. 14: 6), “Yo soy el buen pastor” (Jn. 10: 11-14), “Yo soy la luz” (Jn. 8: 12; 9: 5; 12:
46), etc. Asimismo dijo: “Yo
soy el pan de vida” (Jn. 6: 35, 51). Esto no significaba que
Jesucristo fuera una vid física, que produjera uvas, o una puerta de madera o
de metal, o un camino sobre el cual camináramos con nuestros pies físicos.
etc., sino que todas estas figuras literarias estaban representando las
verdades espirituales de lo que Cristo es para nosotros: la vid verdadera
espiritual que nos da la “savia” del Espíritu Santo, sus “ríos de agua viva” (Jn.
7: 38-39) para que podamos producir fruto (Jn. 15: 5, 16; Gá. 5: 22-23); la puerta que nos introduce en
la presencia de Dios Padre (He. 10: 19); el camino que nos lleva asimismo a su presencia
(He. 10: 20), etc. Cristo dice que entrará en nosotros y cenará con nosotros y
nosotros con Él (Ap. 3: 20). Es una cena recíproca, es una comunión espiritual,
representada en el momento de tomarla, por el pan y el vino.
Cuando Jesucristo les dio a
sus discípulos el pan y la copa les dijo: “Tomad, comed, esto es mi cuerpo... y mi sangre” (Mt.
26: 26-28). Era un acto simbólico, no que Él se estuviera comiendo a sí mismo y
les estuviera dando físicamente su carne y su sangre, por cuanto él estaba presente.
Cuando dijo “Si no coméis la carne del
Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi
carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo le resucitaré en el día
postrero. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece y yo en él” (Jn.
6: 53-56) se estaba refiriendo a que, el que aceptara el sacrificio de su carne
y de su sangre que Él iba a ofrecer en sacrificio, sería el que tenía vida eterna.
11. 2. Cómo tomar la cena del señor
La Cena del Señor debe
tomarse habiendo discernido su significado (1ª Co. 11: 29), que es lo que
acabamos de hacer; habiéndonos autoexaminado (1ª Co. 11: 31), reconociendo
nuestros pecados y confesándolos a Dios (Sal. 32: 3-5; 1ª Jn. 1: 8-9) y
haciendo memoria del sacrificio de Cristo por nosotros (1ª Co. 11: 23-26). Si
creemos y confesamos que ya Cristo llevó en su sacrificio todos nuestros
pecados, nuestras enfermedades, nuestras angustias (Is. 53: 4-6; 1ª P. 2: 21-24)
y nuestras maldiciones (Gá. 3: 13), entonces seremos libres de toda el acta de
decretos que había contra nosotros, esto es, de la enfermedad, del castigo por
nuestros pecados y de toda maldición, pues todo esto quedó crucificado en la
cruz (2ª Co. 5: 17; Col. 2: 13-15).
Pero si tomamos la Cena del
Señor indignamente, esto es, no haciendo lo anterior, traeremos a satanás a
nuestras vidas (Jn. 13: 21-27), quien tratará de conducirnos como a Judas a la
muerte eterna (Mt. 27: 3-5) y estaremos comiendo y bebiendo juicio contra
nosotros mismos (1ª Co. 11: 29).
También debemos tener muy
claro que la Cena del Señor debe ser tomada en plena libertad de conciencia,
pues nadie debe ser juzgado por la conciencia de otro (1ª Co. 10: 29).
Analicemos que Jesús le dio la Cena a Judas sin negársela, a pesar de saber que
Judas lo estaba traicionando. Por tanto cada uno es libre de tomar la Cena de
acuerdo a su conciencia (1ª Co. 11: 28).
Y la Cena debe ser tomada
en sus dos elementos, esto es, el pan y la copa, pues lo que Jesús ordenó fue:
“Tomad y comed, esto es mi
cuerpo (Mt. 26: 26) y “Tomando
la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos” (Mt.
26: 27). “Y tomando la copa, y
habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos” (Mc.
14: 23).
Asimismo debemos tomar la
Cena del Señor en paz y armonía, esperándonos unos a otros (1ª Co. 11: 33).
11. 3. Cuándo tomar la cena del señor
En cuanto a cuándo debemos
tomar la Cena del Señor, en Hechos 20: 7, encontramos que los apóstoles se
reunían a tomar la Cena, el primer día de la semana, esto es, el domingo. Esto
no significa que en otras ocasiones especiales no la podamos tomar; el apóstol
Pablo afirma en Colosenses 2: 16-17: “Por
tanto nadie os juzgue en comida o en bebida...o en días de reposo, todo lo cual
es la sombra de lo que ha de venir”, y “donde está el Espíritu del Señor, allí
hay libertad” (2ª Co. 3: 17).
EVALUACIÓN
Complete:
1.
La
Cena del Señor es un ________________________de Jesucristo y nos recuerda el
___________________________de su muerte en la cruz.
2.
El
pan y el vino son s______________________r______________________ del cuerpo y
de la sangre de nuestro Señor Jesucristo, ofrecidos por nuestros _________.
3.
Cuando
Jesucristo dijo “Yo
soy la vid verdadera”, “Yo soy la puerta”, “Yo soy el camino, y la verdad, y la
vida”, “Yo soy el buen pastor”, “Yo soy la luz”, “Yo soy el pan de vida”, etc., estaba representando con
f___________________l__________________, verdades espirituales de lo que Él es
para nosotros.
4.
Debemos
tomar la Cena del Señor habiendo d____________________ su significado, después
de autoexaminarnos reconociendo nuestros pecados y en plena libertad de
_______________________.
5.
En
Hechos 20: 7 dice que los apóstoles se reunían el ____________________ de la
semana para partir el pan.
6.
La
Cena del Señor debe tomarse consumiendo tanto del pan como de la copa, por
cuanto Jesucristo dijo. “__________________________________________”(Mt. 26:
27).
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