DEPRESIÓN
Definición: Es la ausencia de paz interior, de alegría y de
contentamiento.
Origen: Temor,
rechazo, ira, culpabilidad,
enfermedades, pérdida de seres queridos, etc. acompañados de un total
desconocimiento del actuar de Dios.
TRAUMA
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ORIGEN
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LO QUE PRODUCE
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TEMOR
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Calumnias,
rechazo, accidentes, violaciones, violencia,
engaño, problemas económicos, culpa,
etc.
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Ansiedad,
preocupación, inseguridad, irritabilidad, agresividad como medio de defensa,
brusquedad, falta de iniciativa, negativismo, complejos de persecución,
autoritarismo como medio de defensa, sudor excesivo, temblor, tartamudeo,
mareos, dolores musculares, comerse las uñas, chuparse los dedos, insomnio,
pesadillas, sobresalto, fobias en general, trastornos psiquiátricos, enfermedades
del sistema nervioso en general y otras como artritis, úlceras, problemas
cardiacos, etc.
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RECHAZO
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Sentimental,
laboral, familiar, social, cultural, académico, racial, etc.
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Rebeldía, inseguridad, complejos de inferioridad,
complejos de superioridad como medio de defensa, sonambulismo, temor, baja estima, lástima de sí
mismo, pérdida de la fe en Dios,
ensimismamiento (centrarse en sí mismo), énfasis en lo material, negativismo,
pesimismo, intolerancia hacia las opiniones de los demás, orgullo, enojo
excesivo, deseos de morir, violencia, celos infundados, envidia, rivalidades,
tendencia a comer y a dormir exageradamente, o al contrario falta de apetito
e insomnio; pulcritud excesiva, temor al qué dirán, acelere; son malos para
escuchar y para perder; se impresionan
por títulos y honores, condecoraciones, grados, logros, etc.
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IRA
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Violencia,
engaños, traiciones, calumnias,
culpabilidad rechazo, etc.
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Soberbia
(altivez, arrogancia, orgullo), odio, agresividad, resentimiento (falta de
perdón), rechazo, incredulidad, ceguera espiritual que nos impide ver lo
bueno en los demás; envidia, engaño, hipocresía, malicia, intolerancia,
crítica, sarcasmos, chismes, amargura (rechazo hacia sí mismo, baja
autoestima), rechazo hacia Dios,
deseos de morir, etc.
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CULPA
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Esclavitud de pecado, fracasos, errores.
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Alejamiento
de Dios, amargura, juicio hacia los demás como medio de defensa, temor, auto
rechazo, insomnio, trastornos psiquiátricos, enfermedades del corazón, del
riñón, diabetes, úlceras, artritis, alcoholismo y drogadicción
(autodestrucción), suicidio.
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VIOLA-
CIONES
SEXUA-
LES
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Idolatría que acarrea perversión sexual (Romanos
1:18-32)
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Esclavitud
de inmoralidades sexuales tales como prácticas de homosexualismo,
lesbianismo, prostitución, incesto, promiscuidad sexual en general o en otros
casos, rechazo y temor a la relación sexual. Ira, deseos de venganza, temor,
culpa, auto rechazo, con todas sus secuelas.
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ABORTO
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Temor, rechazo.
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Culpa, temor, rechazo, ira, con todas sus
consecuencias.
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SANIDAD INTERIOR
Definición: Es la restauración de la paz y de la alegría perdidas
por los anteriores traumas, y es el contentamiento por la fe en las promesas
divinas (Salmos 34: 19; Isaías 53: 5; Juan 14: 27; Romanos 5: 1; Colosenses 1: 20; 1ª Pedro 1: 6-7).
El médico es Jesucristo (Isaías 9:6-7, 53:5
y 61:1-3; Lucas 4:16-21; Juan 10:10 y 15:9-11; Efesios
2:13-18; Apocalipsis 3:20): No hay trauma que Él no pueda sanar ni problema que
no pueda resolver. Solamente Él necesita que le rindamos totalmente nuestro
corazón, que confiemos plenamente en él, sigamos las instrucciones que nos dejó
en su palabra y creamos en sus promesas divinas.
Medicinas infalibles: Perdón (Marcos 11:25), fe (Marcos 11:22-24; Hebreos
11) y obediencia (2ª Crónicas 7:14; Salmos 81:13-16; Isaías 32:17-20; 48:17-19;
58:6-12; Proverbios 3: 1-8; Filipenses 4: 4- 9).
Pasos a seguir:
- Ingresar al conocimiento de Dios por medio de la lectura de su palabra para poder comprobar que la voluntad de Dios siempre es buena, agradable y perfecta (Romanos 12: 2) y que él dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman (Romanos 8:28).
- Invitar a Cristo para que entre y reine en nuestro corazón, y aceptar el sacrificio que Él hizo por nuestros pecados recibiendo su perdón gratuito al cual tenemos acceso por medio de nuestra fe en Él (Juan 3: 16-17; Hechos 4: 12; Romanos 5: 8 y 10: 9; Efesios 2: 8-9; 2ª Corintios 5: 17).
- Perdonar de corazón y de palabra (Mateo 6:14-15 y 18: 23-35; Marcos 11:25) todo lo que hayamos tenido que sufrir y a todos los que nos hicieron daño, y que provocó en nosotros ira, temor, culpabilidad, rechazo violencia, etc., y perdonarnos a nosotros mismos. Es necesario confesar el perdón habiendo pedido a Dios la capacidad para perdonar porque solos no podríamos hacerlo (Juan 15: 5).
- Decirle a Jesucristo que le entregamos el temor, la ira, la culpabilidad, el dolor y todos los recuerdos que nos han traumatizado enumerándolos uno a uno, y pedirle que sane nuestras heridas con su infinito amor (Mateo 11: 28) y que nos limpie de todo orgullo que nos esté impidiendo perdonar y nos haga mansos y humildes como Él (Mateo 11: 29; 1ª Pedro 5:6).
- Alabarlo y adorarlo en toda circunstancia (2° Crónicas 20; Job 1: 21; Salmos 29:1-2, 11; Hechos 16: 22-39) sometiéndonos a su voluntad (Marcos 14: 36), creyendo y esperando el cumplimiento de sus promesas (Josué 21:43-45; 23:8-10; Salmos 40: 1-5; Jeremías 33:6; Filipenses 2: 5-11; Hebreos 6: 12 y 10: 36), orando en todo tiempo teniendo en cuenta que Él nos dijo: “Clama a mí y yo te responderé y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jeremías 33:3), “Dios ha preparado para los que lo aman cosas que nadie ha visto ni oído y ni siquiera pensado” (1ª Corintios 2:9) y “Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo” (Jeremías 29:11).
PROMESAS
DIVINAS QUE TRAEN SANIDAD
Temor
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Josué 1:9; 2º Crónicas 20;
Salmos 23:1, y 121:2; Isaías 26:3; 41:10-13; 51:7-8; 53: Jeremías 29:11; Mateo
6:33-34; Lucas 1:37; Hechos 16:22-39; Filipenses 4:6-7, 13, y 19; 1ª
Corintios 2:9; 2ª Corintios 1:3-4; 1ª Pedro 5:7
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Ira
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Salmos 37:1-9; Isaías 51:7-8 y
12-13; Jeremías 17:5-8; Mateo 5:43-45 y 11:29; Lucas 23:34; Romanos 12:9-21;
Efesios 4:26; Colosenses 3:12-15; Hebreos 12:14-15; Santiago 1: 20.
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Culpabilidad
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Salmos 103:3; Isaías 43:18 y 25
y 53:6; Miqueas 7: 18-20; Lucas
18:13-14, y 23:42-43; Juan 3:16-17; 2ª Corintios 5:17; Filipenses 3:12-14; Tito
3:3-7; 1ª Juan 1: 9; Apocalipsis 1:5-6.
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Rechazo
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Salmos 73: 25 y 94:14; Isaías
43: 2-4, 45:2-3, 49:14-16; 53:3; y
54:7-8; Jeremías 31:3; Oseas 6:1-3; Mateo 11:28-29 y 28: 20 b; Juan 1:10-13 y
6:37; 1ª Corintios 1:25-30; Hebreos 13:5-6; Santiago 3:13-18; 1ª Pedro 2: 9-10.
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Esclavitud de pecado
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Isaías 55:6-7; Jeremías 18:1-6;
Ezequiel 36:25-26; Mateo 6:13; Juan 15:5; Hechos 2:38; Filipenses 2:13; Tito
3:3-7; Hebreos 2:18; 4:15-16; 12:2-4 1ª Pedro 5:8-11; 1ª Juan 1:8-9 y 5:18.
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Hijos rebeldes
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Isaías 44:2-5 y 54:13; Santiago
1: 5.
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Enfermedades
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Éxodo 15:26; Isaías 53:4-5;
Jeremías 33:6; Mateo 8:16-17; 1ª Pedro 2:24
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Muerte de un ser querido
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Salmos 27:10 y 146:9; Isaías
57:1-2; Juan 11:25-26; 14:1-6; Romanos 6:8, 8:38-39 y 14:8; 1ª Corintios
15:51-57; 2ª Corintios 5:1; Filipenses
1:21; 1ª Tesalonicenses 4:13-17; Apocalipsis 7:13-17 y 21: 3-6.
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CÓMO VIVIR
EN CONTENTAMIENTO QUE ES
SER FELIZ
A PESAR DE…
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Salmos
4:7-8, 138:8, 144:1 y 147: 10-11; Isaías 55:8-9; Habacuc 3:16-19; Mateo
7:24-25; Juan 16:23-24 y 33; Romanos 8:28, 12:9-21 y 14:17; 2ª Corintios 1:3-4;
4:17-18; y 13: 11; Filipenses 1: 6, y 4:4-20; 1ª Tesalonicenses 1:6; y
5:16-24; Santiago 1: 2-4, 19-25; 1ª
Pedro 1:6-9, 3:13-16, 19; 4:12-16; Apocalipsis 2:8-11.
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GOTITAS TERAPÉUTICAS
La
verdadera felicidad no depende de lo que poseo ni de lo que veo (Eclesiastés 2:
1-11) sino de lo que creo y de la medida de confianza que haya depositado en
Dios (Isaías 26: 3) y del fruto de su Santo Espíritu que es “amor, alegría, paz, paciencia,
amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio” (Gálatas 5:22-23).
“Tú
eres especial tesoro para Dios, no por lo que seas o por lo que hayas hecho o
dejado de hacer, sino por cada gota de sangre que derramó Cristo en la cruz por
ti” (Juan 3:16-17).
“Cuando
Dios nos mueve el piso, no es para dejarnos en el aire sino para que nos
aferremos a Él” (Salmos 119: 71; Jonás, capítulos 1 y 2).
“Las
pruebas son oportunidades que Dios nos da, para poder bendecirnos” (Job 42:10;
Lucas 6:35) y hacernos crecer espiritualmente” (Job 42:5; Santiago 1:2-3).
“Cuando
nos hemos quedado sin nada, es cuando podemos comprobar que con Dios lo tenemos
todo y que el único indispensable es Él” (Salmos 23:1 y 121: 2; Mateo 6:33;
Filipenses 4:19).
“El
verdadero creyente se conoce en los malos momentos, cuando en medio de la
prueba es capaz de adorar y bendecir a Dios” (Job 1:21; Hechos 16: 22-25).
“Sólo
cuando la situación se nos escapa de nuestras manos, es que Dios puede
manifestar su gloria” (Juan 2: 1-11).
Si
estás tocando fondo, no te preocupes; allí en el fondo te vas a encontrar con
las misericordiosas manos de Dios, que siempre está dispuesto a perdonarte y a
restaurarte” (Lucas 15: 11-24).
“Cuando
no perdonamos, estamos permitiendo que el pasado controle el presente (Santiago
1:20) y destruya el futuro” (Proverbios 14: 30).
”La
guerra no es contra los títeres sino contra el titiritero” (Efesios 6:12).
“Los
que menos merecen amor, son los que más lo necesitan” (Mateo 5:43-46; Romanos
12:19-21).
COMPARTIENDO CON LOS DEPRIMIDOS
¿Depresión? ¿Deseos de morir? ¡Espera! Quiero contarte
que hay alguien realmente interesado en ti. Para Él tú eres un tesoro. Te ama
tanto que envió a su propio Hijo a morir en tu lugar. Te estoy hablando nada
menos que de Aquel que te dio la vida y por lo tanto es el único que tiene
derecho a tomarla. Sí, se trata de Dios. ¿Sabes cuánto vales para Él? No es por
lo que seas o por lo que hayas hecho o dejado de hacer. Tú vales para Dios cada
gota de sangre que derramó su Hijo Jesucristo en la cruz. Por eso tu vida es
tan preciosa para tu Creador.
Pero
quiero decirte algo más: Dios puede en un instante cambiar todas las
circunstancias que te afligen. Sólo necesita que tú confíes en su gran amor y
deposites todos tus conflictos en sus manos, y aceptes que Él gobierne tu vida
(Salmos 37: 3-8; 1ª Pedro 5:7).
Para
llegar a ese Dios y amoroso Padre sólo tienes que creer en la obra que su Hijo
Jesucristo hizo en la cruz al tomar nuestro lugar llevando el castigo de
nuestros pecados (Romanos 5:8), y aceptar a Jesús como tu único Señor y
Salvador (Hechos 4:12; Romanos 10: 9). “Pues
Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo el que cree en
Él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al
mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de Él” (Juan
3:16-17).
Fue
el mismo Jesús quien dijo: “Yo soy el
camino, la verdad y la vida. Solamente por mí se puede llegar al Padre”
(Juan 14: 6). También fue Jesús quien dijo:
“Mira, yo estoy llamando a la puerta; si alguien oye mi voz y abre la puerta,
entraré…” (Apocalipsis 3:20).
Ríndete ahora mismo al señorío de Cristo y
decide confiarle el motivo de tu dolor. En su palabra encontrarás la respuesta
para todas tus preocupaciones:
Tal
vez digas “Nadie me entiende, nadie sabe lo que estoy sintiendo”. Pues bien, Él
lo sabe todo. Él conoce cada herida que hay en tu corazón, cada uno de tus
pensamientos y cada área de tu vida porque Él fue quien te formó en el vientre
materno y ha estado contigo siempre aunque tú no lo vieras (Salmos 139).
Si
te sientes rechazado, humillado, herido, Jesús nos dice: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y
cargas, y yo los haré descansar. Acepten el yugo que les pongo, y aprendan de
mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontrarán descanso” (Mateo
11:28-29). Y “A los que vienen a mí, no los echaré fuera” (Juan 6: 37).
Él
entiende lo que sientes porque a Él lo rechazaron, lo humillaron, lo azotaron,
lo calumniaron, se burlaron de Él y experimentó tal sufrimiento como nadie lo
ha podido experimentar (Isaías 53 y 1ª Pedro 2: 21-23).
Si
te sientes culpable, reconoce tu culpa delante de Él como el malhechor que
estaba a la derecha de Jesús (Lucas 23:40-43) o el cobrador de impuestos que le
imploró “¡Oh Dios, ten compasión de mí,
que soy un pecador¡” (Lucas 18:13-14) y obtendrás el perdón inmediato de
todos tus pecados. Es tu Creador quien te promete: “Pero yo por ser tu Dios, borro tus crímenes y no me acordaré más de
tus pecados” (Isaías 43: 25).
Si
has cometido un error que consideras irreparable, te tengo una excelente
noticia: para nuestro Padre Celestial no hay nada que Él no pueda solucionar.
Ahora piensa en esto por un momento: Imagínate que un niño travieso rompe un
vidrio en la casa del vecino y que llaman al papá para darle las quejas. El
papá seguramente que amonestará al hijo y tal vez le llegue a dar una zurra por
lo que hizo, pero como padre responsable del menor, sencillamente se meterá la
mano al bolsillo y le dirá al vecino: “Señor vecino, vengo a pagarle el vidrio
que le rompió mi hijo y quedamos en paz”. Así de sencillo. Ahora bien, la
palabra de Dios nos dice que, a quienes reciban y crean en Cristo, reciben el
privilegio de llegar a ser hijos de Dios (Juan 1:12). Si tú aceptas la
paternidad de tu Creador, al reconocer a Jesucristo como tu Señor, y aceptar el
sacrificio que hizo el Hijo de Dios en la cruz, puedes estar seguro que Cristo
ya pagó por todos tus pecados: “Todos nosotros nos perdimos como ovejas,
siguiendo cada uno su propio camino, pero el Señor cargó sobre Él la maldad de
todos nosotros” (Isaías 53: 6) y también quiere y puede solucionar todos,
todos, todos tus problemas y corregir todos, todos, todos tus errores, porque
te ama con amor eterno (Jeremías 31:3) y porque nada hay imposible para Él
(Lucas 1: 37).
Si
las deudas te aterran, el Señor que afirma “Míos
son la plata y el oro” (Hageo 2:8) nos promete que suplirá todo los que nos
falta (Filipenses 4: 19) si ponemos toda nuestra atención en el reino de los
cielos y en hacer lo que es justo ante Dios (Mateo 6: 33). Sólo tienes que creer
como el salmista cuando dijo: “El Señor
es mi pastor, nada me faltará” (Salmos 23:1) y, “Mi ayuda viene del Señor creador del cielo y de la tierra” (Salmos
121:2).
Mira,
cuando lo tenemos todo, dependemos de lo que tenemos, pero cuando nos hemos quedado
sin nada es cuando podemos comprobar que con Dios lo tenemos todo y que el
único indispensable es Él (Salmos 73:25).
Si
estás bajo persecuciones y lleno de temores, escucha la voz de Dios que te
dice: “No tengas miedo, pues yo estoy
contigo, no temas, pues yo soy tu Dios. Yo te doy fuerzas, yo te ayudo, yo te
sostengo con mi mano victoriosa. Todos los que te odian quedarán avergonzados y
humillados; los que luchan contra ti, quedarán completamente exterminados.
Buscarás a tus enemigos y no los encontrarás; los que te hacen la guerra serán
como si no existieran. Porque yo, el Señor tu Dios te he tomado de la
mano; yo te he dicho: ‘No tengas miedo,
yo te ayudo’” (Isaías 41: 10-13). Y,
“Yo soy quien te manda que tengas valor y firmeza. No tengas miedo ni te
desanimes, porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo donde quiera que vayas”
(Josué 1:9).
Si
te sientes confundido y no sabes qué hacer, Él te dice: “Llámame y te responderé, y te anunciaré cosas grandes y misteriosas
que tú ignoras” (Jeremías 33:3).
Si te han abusado sexualmente, Dios ha
provisto una medicina para tu dolor: se llama perdón. Deja que el perdón hacia
esa o esas personas sane tu corazón. Yo sé que en el primer momento pensarás
que eso es imposible de perdonar, pero si logras comprender que el primer
beneficiado serás tú, entonces lo podrás lograr. Permíteme ilustrarte esto:
Cuando alguien nos ha dañado en cualquier forma, la herida causada se convierte
en un absceso que empieza a drenar de nuestro corazón, pus de ira, odio,
resentimiento, amargura, deseo de venganza, culpabilidad, temor y muchas
enfermedades. Es como si tomáramos un ácido corrosivo y lo depositáramos en un
recipiente de metal. Lo primero que destruirá será la vasija que lo contiene.
Pero cuando perdonamos, la herida es limpiada y deja de drenar permitiendo su sanidad total. No existe otra
medicina que pueda sanar esos recuerdos sino confesar de corazón, el perdón
para las personas que nos han causado algún mal, y aún perdonarnos a nosotros
mismos por lo mal que nos hizo sentir esa situación. Pídele a Jesús que te
ayude y que te llene de su amor y Él lo hará. Su especialidad es el amor y el
perdón; recuerda lo que dijo cuando estaba en la cruz: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lucas 23: 34). Él
ya nos había hablado del perdón en muchas oportunidades (Mateo 6: 14-15 y 18:
23-35, etc.) y nada mejor para enseñarnos a perdonar y para mostrarnos los
beneficios del perdón, que permitir que otros nos hieran y conducirnos luego a
perdonar a esas personas (Oseas 6: 1-2).
Si
te han decepcionado, engañado o traicionado, bueno, no debes extrañarte porque
el Señor nos advierte: “Maldito aquel
que aparta de mí su corazón, y que pone su confianza en los hombres y en ellos
busca apoyo. Será como la zarza del desierto, que nunca recibe cuidados; que crece entre las piedras, en tierras de
sal, donde nadie vive” (Jeremías 17: 5-6).
Pero el mismo Señor nos promete que es bendito el hombre que confía en
Dios, que pone en Él su esperanza. “Será
como un árbol plantado a la orilla de un río, que extiende sus raíces hacia la
corriente y no teme cuando llegan los calores, pues su follaje está siempre
frondoso. En tiempo de sequía no se inquieta y nunca deja de dar fruto”
(Jeremías 17: 7-8).
Si
te sientes sólo, al invitar a Cristo a tu vida, puedes tener la seguridad de
que Él estará contigo todos los días (Mateo 28:21). En realidad Él siempre ha
estado contigo, pero como los discípulos que iban para Emaús, caminaban al lado
de Jesús sin reconocerlo, tú no has podido percibir que él ha estado siempre a
tu lado (Lucas 24: 13-32). Ahora bien, es diferente tenerlo a nuestro lado a
llevarlo dentro de nuestro corazón. Tampoco es lo mismo creer que Él existe, a
conocerlo y creer lo que Él nos dice en su palabra y aprender a depender de Él
y a vivir para Él. Solamente
experimentándolo lo podrás comprender.
Si
has perdido a tus padres o estás lejos
de ellos puedes decir ahora como el salmista: “Aunque mi padre y mi madre me abandonen, tú Señor, te harás cargo de
mí” (Salmos 27: 10) y, “El Señor
sostiene a los huérfanos y a las viudas (Salmos 146:9).
Si
te aqueja una enfermedad incurable, comienza a librar la batalla de la fe al
creer y confesar que Dios es tu sanador y que tú recibes un milagro de sanidad.
Jesucristo nos prometió que todo lo que pidamos en oración creyendo, lo
recibiremos (Mateo 21: 22). A propósito, gran parte de las enfermedades
incurables tienen sus raíces en una falta de perdón hacia otras personas y
hacia uno mismo. Así que no basta con creer para ser sano. Es necesario también
perdonar y perdonarse (Marcos 11:22-25). No olvides este secreto.
Si
has perdido la vista, en Jesús encontrarás la verdadera luz. El dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue
tendrá la luz de la vida, y nunca andará en la oscuridad” (Juan 8: 12).
¿Sabes? Hay muchos que tienes sus ojos físicos buenos, pero andan en tinieblas
porque no han tomado en cuenta a Jesús. ¿Te han contado del invidente que salió
de los escombros después de la caída de las torres gemelas? Mientras tantas personas que tenían sus ojos
sanos quedaron atrapadas entre los escombros, este hombre reconoció que fue
Dios el que lo ayudó a salir con vida, utilizando un animal (un perro) para sacarlo de allí.
Si
te encuentras prisionero entre rejas, la primera libertad que Jesucristo quiere
darte es la libertad interior, la que solamente Cristo puede dar. Él dijo: “Y conocerán la verdad y la verdad los hará
libres” (Juan 8:32) y, “Si el Hijo los hace libres, ustedes serán
verdaderamente libres” (Juan 8:36). Así como hay ciegos espirituales, hay
también aquellos que caminan por las calles pero son cautivos espirituales
porque no han aceptado a Jesús y no lo han aceptado, porque no lo conocen. Allí
entre las rejas muchos han alcanzado la verdadera libertad y tú hoy puedes ser uno
de ellos. En el libro de los Hechos de los apóstoles encontramos un ejemplo de
lo que te estoy diciendo. Allí se nos narra que los apóstoles Pablo y Silas
fueron a parar a la cárcel por sacar un espíritu de adivinación a una muchacha.
Pero Dios estaba permitiendo esto para que el carcelero fuera salvo y conociera
a Jesús. Aparentemente los presos eran los apóstoles pero en realidad los
verdaderos cautivos eran el carcelero y sus familiares. Una vez que el
propósito de Dios se cumple, y el carcelero se convierte, cesa el conflicto y
los apóstoles son puestos en libertad (Hechos 16: 16-39).
Si
te han calumniado, difamado, puesto tu honra por el suelo, el señor nos dice en
Isaías 51: 7-8: “No teman las injurias
de los hombres, no se dejen deprimir por sus insultos, porque perecerán como un
vestido apolillado, como lana roída por gusanos. Pero mi victoria será eterna,
mi salvación durará por siempre”. Y en Isaías 51: 12-13: “Yo, yo mismo, te doy ánimo. ¿A quién
tienes miedo? ¿A los hombres? ¿A los hombres mortales, que no son más que
hierba?
Si
te sientes tonto, ignorante, vil, poca cosa, eres un excelente candidato para
el reino de Dios: “Y es que para
avergonzar a los sabios, Dios ha escogido a los que el mundo tiene por tontos;
y para avergonzar a los fuertes, ha escogido a los que el mundo tiene por
débiles. Dios ha escogido a la gente despreciada y sin importancia de este
mundo, es decir, a los que no son nada, para anular a los que son algo. Así
nadie podrá presumir delante de Dios” (1ª Corintios 1:27-29).
Si
te sientes esclavo de un vicio, de un pecado, de una obsesión, pídele a Jesús
que ocupe el primer lugar en tu corazón y derrame en ti el poder con que Él
venció todas la tentaciones (Juan 15: 5; Filipenses 2:13; Hebreos 4: 15-16).
Si te has enamorado de un imposible, clámale
con fe y él romperá las cadenas, libertará tu corazón y lo llenará de paz.
(Salmos 50: 15).
Jesús
quiere ser tu amigo, tu confidente, esa persona en quien tú puedes confiar.
Puedes estar seguro que Él nunca, nunca, nunca te va a fallar. Cuando las cosas
salen aparentemente mal es porque no has seguido las instrucciones que Él nos
ha dejado en su palabra, o es porque Dios tiene un propósito especial en tu
vida y quiere capacitarte para cumplir una misión especial (Salmos 138:8 y 144:1). Tal vez quiere entrenarte para
consolar a otros (2ª Corintios 1: 3-4) o quiere probarte para luego bendecirte
de una manera especial cuando hayas pasado la prueba (Job 42). Repito, si ha
permitido que te dañaran es porque quiere enseñarte cómo se hace la herida y
cómo se sana; cómo hace daño el
resentimiento y la falta de perdón, y luego cómo es de fácil sanar nuestro
corazón perdonando a quien nos dañó. En todo caso Él quiere que lo conozcas
(Job 42:5; Oseas 6:3) y le creas para poder manifestar su gloria en ti (Juan
11: 40). Sólo que para que esto pueda suceder, es necesario que todo esté al
revés en tu vida para que la intervención divina sea manifiesta. Tal vez quiera
entrenar tu fe y tu paciencia (Santiago 1: 2-3); sólo que cuando el problema es imposible para
nosotros, y Él nos da la solución, es que nuestra fe es perfeccionada, y sólo
cuando tenemos que esperar, es cuando nuestra paciencia se puede forjar.
Cualquiera que sea la situación que estás viviendo, todo lo que Él permita lo
va a utilizar para tu beneficio si eres dócil a su dirección. Puedes estar
seguro de que cuando Él nos mueve el piso, no es para dejarnos en el aire, sino
para que nos aferremos a Él (Salmos 119:71; 2ª Corintios 7:10). No te preocupes
cuánto hayas caído; aún en el abismo más profundo te encontrarás con las
amorosas manos de Jesús que están siempre listas para levantarte y restaurarte
(Jonás capítulos 1 y 2; Lucas 15:11-24). ¿Sabes? Su palabra dice que Dios
dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, a los cuales Él ha
llamado de acuerdo con su propósito (Romanos 8: 28).
Te ilustraré con otros
ejemplos:
¿Has
visto un artesano tejiendo una canasta? Al comienzo sólo observamos un enredo
de canutillos y cintas en desorden, que sólo el que lo está haciendo lo puede
entender. Pero cuando ha terminado el tejido podemos exclamar: “¡Oh, qué
belleza, qué maravilla!”. Lo mismo sucede cuando tenemos la casa en
remodelación: Todo está en desorden, lleno de polvo, de trastos por todos los
lados, de incomodidad. Pero cuando la obra ha sido terminada, es cuando podemos
comprobar que valió la pena haber pasado por tantas molestias. Y así es todo.
Un diamante en bruto es un terrón sucio y sin forma, que sólo un hábil artesano
se atreve a comprar porque sólo él lo sabe limpiar, pulir y convertir en la
piedra más valiosa y resplandeciente. Así somos nosotros cuando llegamos a
Cristo. Él, que es el artesano perfecto, es el único que puede limpiarnos con
su preciosa sangre, de todos nuestros pecados y darnos una nueva vida, eterna y
abundante (Juan 10:10) haciendo de nosotros una nueva creación. Para Jesús
ninguno es desechable. Todos somos reciclables para Él, porque nos compró con
el precio que pagó en la cruz y está interesado en convertirnos en la luz del
mundo (Mateo 5: 14-16). Pero como el
buen artesano, cuando la vasija no le ha salido como él la quería tiene que
romperla y hacer una nueva, para hacer de nosotros una nueva creación, Él tiene
que quebrantar nuestro corazón y darnos uno nuevo, rendido a Él (Jeremías 18:1-5;
Ezequiel 36: 26).
Deja
que el buen Dios concluya la obra en ti, y no eches a perder su divino
propósito ¿Escuchaste alguna vez la canción que decía: “Espera un poco, un
poquito más, que voy a darte mi felicidad”? Bueno, lo que Dios tiene para ti es
mucho más grandioso que la felicidad que pueda brindar el hombre. Su palabra
dice: “Dios ha preparado para los que lo
aman cosas que nadie ha visto ni oído y ni siquiera pensado” (1ª Corintos
2: 9). Y, “Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no
para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo
afirmo” (Jeremías 29:11).
Tal
vez a estas alturas te preguntes: Bueno y ¿qué tengo que hacer para acercarme a
Dios?
Te
invito a que empieces a hablar con Jesús con palabras que salgan de tu corazón,
con toda sencillez como lo harías con tu mejor amigo. Dile por ejemplo: Señor Jesucristo, yo te necesito;
reconozco que sin ti nada puedo hacer. Yo creo que tú eres el hijo de Dios que
moriste por nuestros pecados pero resucitaste para darme vida eterna y
abundante. Te abro las puertas de mi
corazón para que entres y te hagas cargo de mi vida. Reconozco que he pecado de
muchas maneras, pero hoy acepto el
sacrificio que tu hiciste por mí en la cruz. Decido perdonar a todos los que me
han hecho sufrir y perdono todo lo que he tenido que padecer en la vida. Creo
que tu sangre preciosa borra todos mis pecados; por eso ahora que tú me has
perdonado yo también me perdono por todo lo que no me había podido perdonar y renuncio
a todo lo que me esté contaminando y a todo lo que no te esté glorificando a
ti. Deposito todas mis cargas bajo tus pies: mis temores, mis iras, el odio, el
resentimiento, las raíces de amargura, toda culpabilidad. Limpia mi corazón de
todo lo que no haya venido de ti y lléname del Espíritu Santo. Yo te consagro
mi vida para que hagas conmigo lo que tú quieres hacer. Mi vida solo te
pertenece a ti desde ahora y para siempre. Ayúdame a agradarte, a servirte y a
glorificarte hoy y siempre. En tu nombre
santo señor Jesucristo amén y amén.
Ahora
habla con tu Padre Celestial con toda confianza. Pídele en el nombre de Jesús todo lo que
necesitas (Juan 16: 23-24) y dale gracias por tu vida y por la situación que
estás atravesando porque esto te permitió tener este encuentro con Cristo. Dile por ejemplo:
“Padre, hoy acepto tu paternidad, acepto
tu amor y te doy gracias por enviar a tu Hijo Jesús a rescatarme del poder del
pecado y de la muerte. Quiero sentir ese amor de padre que nunca había podido
experimentar porque no te conocía. Me echo en tus brazos y dejo que tu amor
llene y sane mi corazón. En el nombre de
tu Hijo Jesucristo, amén y amén”.
Sigue
hablando con las palabras que salgan de tu corazón y pídele que gobierne en
todas las áreas de tu vida. Confía plenamente en Él y empieza a leer la Biblia comenzando por el
Nuevo Testamento para que conozcas a Jesús y puedas conocer y hacer su voluntad
que es buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2).
Si
has aceptado a Jesús, a través de esta oración, ¡Felicitaciones¡ Has tomado la
mejor decisión de tu vida; ahora que
estás con Cristo eres una nueva persona. Las cosas viejas pasaron, se
convirtieron en algo nuevo (2ª Corintios 5: 17). Con Cristo ya no tendrás que temer
ni a la vida ni a la muerte porque Él ahora va a estar para siempre en tu
corazón y porque “Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos para el Señor morimos. De manera
que, tanto en la vida como en la muerte, del Señor somos” (Romanos 14:8) y,
ni la muerte ni la vida te podrán separar de su amor (Romanos 8:38-39).
Ahora
has pasado de las tinieblas a la luz, a ser pueblo de Dios y a pertenecer a la
mejor familia, la familia de Dios: “Ustedes
son una familia escogida, un sacerdocio al servicio del Rey, una nación santa,
un pueblo adquirido por Dios. Y esto es así para que anuncien las obras
maravillosas de Dios, el cual los llamó a salir de la oscuridad para entrar en
su luz maravillosa. Ustedes que antes ni siquiera eran pueblo; pero ahora son
pueblo de Dios” (1ª Pedro 2:9-10).
Deja
que Él sea Dios y señor en todas tus cosas (Salmos 46: 10; Isaías 45: 5-7 y
22); suéltate en las manos de tu Padre Celestial y Él cambiará tu tristeza en
gozo y te asombrará con sus misericordias que son nuevas cada mañana. Alábale
en todo momento con tus palabras, con algún cántico que sepas, y tratando de
hacer siempre lo que a Él le agrada, y verás la gloria de Dios manifestarse
cada día en tu vida (2º libro de Crónicas 20.
Salmos 40: 1-3; Hechos 16: 22-34). ¿Sabes? El verdadero creyente no se
conoce en los buenos momentos sino en los malos, cuando en medio de la
adversidad es capaz de alabar al Señor sin poner sus ojos en las circunstancias
sino en aquel que tiene todo el poder para cambiar en un abrir y cerrar de ojos
la derrota en victoria y la tristeza en alegría (Isaías 61: 1-3; Lucas 4:
16-21; Hebreos 12:2).
Sigue
el consejo del apóstol Pablo cuando dijo: “No
se aflijan por nada, sino presénteselo todo a Dios en oración; pídanle y denle
gracias también. Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el
hombre puede entender; y esa paz cuidará sus corazones y sus pensamientos por
medio de Cristo Jesús” (Filipenses 4: 6-7).
Y
como dijera el mismo apóstol Pablo: “Estoy
seguro que Dios, que comenzó a hacer su buena obra en ustedes, la irá llevando
a buen fin, hasta el día en que Jesucristo regrese” (Filipenses 1:6).
Y ya para terminar permíteme compartirte
una hermosa y divina promesa hecha por Jesús:
“El que me ama, hace caso de mi palabra;
y mi Padre lo amará, y mi Padre y yo vendremos a vivir con él” (Juan 14: 23).
*NOTA: Textos bíblicos tomados de la Biblia Dios Habla Hoy
MI VIDA SÓLO PERTENECE A TI
Mi vida sólo
pertenece a ti,
porque tú me la diste
señor;
lo que quieres hacer,
hazlo en mí,
yo me entrego en tus manos,
mi buen salvador.
Gracias Jesús, por tomar mi lugar,
gracias Señor,
por morir en la cruz
y llevar mis angustias para darme tu paz,
por borrar mis
tinieblas y brindarme tu luz.
Cumple señor, tu
propósito en mí,
enséñame el camino en
que yo debo andar;
convierte mi
existencia en gloria para ti,
yo quiero de
tu mano siempre
caminar.
Y gracias, Padre, por
mandar a Jesús,
gracias mi Dios por
tu infinito amor,
valió la pena sufrir
este dolor
para poder pasar de
tinieblas a luz.
EL MILAGRO DE
AMOR MÁS GRANDE
1. La
Palabra, que es el Verbo de Dios, se hizo hombre
“En
el principio ya existía la Palabra y aquel que es la Palabra estaba con Dios y
era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Por medio de Él, Dios hizo todas
las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin Él. En Él estaba la vida, y la
vida era la luz de la humanidad. Esta luz brilla en las tinieblas y las
tinieblas no pudieron apagarla” (Juan 1: 1-5). “Aquel que es la palabra estaba
en el mundo y aunque Dios hizo el mundo por medio de Él, los que son del mundo
no lo reconocieron. Vino a su propio mundo, pero los suyos no lo recibieron.
Pero a quienes lo recibieron y creyeron en Él, les dio el privilegio de llegar
a ser hijos de Dios. Y son hijos de Dios, no por la naturaleza ni los deseos
humanos, sino porque Dios los ha engendrado. Aquel que es la Palabra se hizo
hombre y vivió entre nosotros. Y hemos visto su gloria, la gloria que recibió
del Padre, por ser su Hijo único, abundante en amor y verdad” (Juan 1: 10-14).
2. El corazón de Dios Padre
“Pero
cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer,
sometido a la ley de Moisés, para rescatarnos a los que estábamos bajo esa ley
y concedernos gozar de los derechos de hijos de Dios“ (Gálatas
4: 4-5). “Por su amor, nos había destinado a ser adoptados como hijos
suyos por medio de Jesucristo... (Efesios 1: 5). “Porque nos ha nacido un niño,
se nos ha dado un hijo al cual se le ha concedido el poder de gobernar. Y se le
darán estos nombres: Admirable en sus planes, Dios Invencible, Padre Eterno,
Príncipe de la Paz.” (Isaías 9: 6).
3.
Y se realizó el milagro
“A los seis meses, Dios mandó al ángel
Gabriel, a un pueblo de Galilea llamado Nazaret, donde vivía una joven llamada
María; era virgen pero estaba comprometida para casarse con un hombre llamado
José, descendiente del rey David. El ángel entró en el lugar donde ella estaba
y le dijo: - ¡Te felicito favorecida de Dios! El Señor está contigo. María se
sorprendió de estas palabras y se preguntaba qué significaría aquel saludo. El
ángel le dijo: - María, no tengas miedo, pues tú gozas del favor de Dios. Ahora
vas a quedar encinta; tendrás un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será un
gran hombre, al que llamarán Hijo del Dios Altísimo, y Dios el Señor lo hará
Rey como su antepasado David, para que reine por siempre sobre el pueblo de
Jacob. Su reinado no tendrá fin. María preguntó al ángel: -¿Cómo podrá suceder
esto, si no vivo con ningún hombre? El ángel le contestó: - El Espíritu Santo
vendrá sobre ti, y el poder del Dios Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso
el niño que va a nacer será llamado Santo e Hijo de Dios. También tu parienta
Isabel va a tener un hijo a pesar de ser anciana; la que decían que no podía
tener hijos, está encinta desde hace seis meses. Porque nada es imposible para Dios. Entonces
María dijo: - Yo soy esclava del Señor; que Dios haga conmigo como me has
dicho“ (Lucas 1: 26-38).
4.
Porque necesitábamos un Salvador
El nacimiento de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba
comprometida para casarse con José; pero antes que vivieran juntos, se encontró
encinta por el poder del Espíritu Santo. José, su marido que era un hombre
justo y no quería denunciarla públicamente, decidió separarse de ella en
secreto. Ya había pensado hacerlo así, cuando un ángel del Señor se le apareció
en sueños y le dijo: ‘José, descendiente de David, no tengas miedo de tomar a
María por esposa, porque su hijo lo ha concebido por el poder del Espíritu
Santo. María tendrá un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Se llamará así,
porque salvará a su pueblo de sus pecados’. Todo esto sucedió para que se
cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: “La virgen quedará
encinta y tendrá un hijo, al que pondrán por nombre Emanuel, (que significa
“Dios con nosotros”) Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el ángel del
Señor le había mandado, y tomó a María por esposa. Y sin haber tenido
relaciones conyugales, ella dio a luz a su hijo, al que José puso por nombre
Jesús “(Mateo 1: 18-25).
5. Una buena
noticia
“Por aquel tiempo, el emperador Augusto ordenó que se
hiciera un censo de todo el mundo...Todos tenían que ir a inscribirse a su
propio pueblo. Por esto José salió del pueblo de Nazaret, de la región de
Galilea, y se fue a Belén, en Judea, donde había nacido el rey David. Pues José
era descendiente de David. Fue a allá a inscribirse, junto con María, su
esposa, que se encontraba encinta. Y sucedió que mientras estaban en Belén, le
llegó a María el tiempo de dar a luz. Y allí nació su hijo primogénito, y lo
envolvió en pañales y lo acostó en el establo, porque no había alojamiento para
ellos en el mesón. Cerca de Belén había unos pastores que pasaban la noche en
el campo, cuidando sus ovejas. De pronto se les apareció un ángel del Señor, y
la gloria de Dios brilló alrededor de ellos; y tuvieron mucho miedo. Pero el
ángel les dijo: “No tengan miedo, porque
les traigo una buena noticia, que será motivo de gran alegría para todos: Hoy
les ha nacido en el pueblo de David un salvador, que es el Mesías, el Señor.
Como señal, encontrarán ustedes al niño envuelto en pañales y acostado en un
establo. En aquel momento aparecieron junto al ángel, muchos otros ángeles del
cielo, que alababan a Dios y decían:
¡Gloria a Dios en las alturas! ¡ Paz en la tierra entre los hombres que gozan
de su favor! Cuando los ángeles se volvieron al cielo, los pastores comenzaron
a decirse unos a otros: - Vamos, pues, a Belén, a ver esto que ha sucedido y
que el Señor nos ha anunciado. Fueron deprisa y encontraron a María y a José, y
al niño acostado en el establo. Cuando lo vieron, se pusieron a contar lo que
el ángel del Señor les había dicho acerca del niño, y todos los que lo oyeron
se admiraban de lo que decían los pastores. María guardaba todo esto en su
corazón, y lo tenía muy presente. Los pastores, por su parte, regresaron dando
gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían visto y oído, pues todo sucedió
como se les había dicho“ (Lucas 2: 1-11).
6. Todo lo
hizo por amor
“Porque amó Dios tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para
que todo aquel que cree en Él, no muera, sino que tenga vida eterna. Porque
Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por
medio de Él” (Juan 3: 16-17). “De éste dan testimonio todos los profetas, que
todos los que en Él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.”
(Hechos 10: 43). “Si con tu boca reconoces a Jesús como Señor y con tu corazón
crees que Dios lo resucitó, alcanzarás la salvación” (Romanos 10:9). Y “en
ningún otro hay salvación, porque en todo el mundo, Dios no nos ha dado otra
persona por la cual podamos salvarnos” (Hechos 4: 12).
Nota: Textos tomados de la
Biblia versión “Dios Habla Hoy”.
“Yo estoy llamando a la puerta; si alguien oye mi voz y abre la puerta,
entraré… (Apocalipsis 3:20).
ÉL QUIERE TU CORAZÓN
Mira amigo lo que quiso
Jesús, nuestro Salvador:
siendo Dios, niño se hizo,
por salvar al pecador.
Y en un pesebre muy pobre
nos dio ejemplo de humildad;
todo por amor al hombre,
por darnos la libertad.
Y gracias a Dios, mi amigo
que el niño Jesús creció;
y murió y fue sepultado,
pero a la muerte venció.
Ascendió glorioso al cielo,
junto al Padre se sentó
y en este mismo momento
a tu puerta, ya llamó.
Quiere darte vida eterna
te la quiere regalar;
si hoy le abres tu corazón,
nueva persona serás.
“Y todo lo que ustedes, al orar, pidan con fe, lo recibirán” (Mateo
21:22).
RESPONDIENDO
A SU LLAMADO
Señor Jesucristo, ven,
yo te abro mi
corazón,
inúndame con tu
luz,
toma de mi vida
el timón;
borra todos mis
pecados
y lléname de tu
amor;
quiero sentirte
conmigo,
ven, mi dulce
Salvador.
Señor
Jesucristo, ven,
penetra en mi
corazón
y con tu sangre
preciosa,
límpiame mi buen
Señor;
déjame cenar
contigo
y convierte en
gozo el dolor;
quiero ser oveja
tuya
y que tú seas mi
Pastor.
Señor
Jesucristo, ven,
a mi vida
gobernar
por favor
ayúdame
para poderte
agradar;
dame el Espíritu
Santo
y ocupa el
primer lugar
para que en todo
mi ser,
fluya de tu
santidad.
“Pido
al Padre que de su gloriosa riqueza les dé a ustedes, interiormente, poder y
fuerza por medio del Espíritu de Dios, y
que Cristo viva en sus corazones por la fe” (Efesios 3:
16-17).
¡ FELIZ NAVIDAD,
PRÓSPERO
AÑO NUEVO,Y VIDA NUEVA
AÑO NUEVO,Y VIDA NUEVA
Y ABUNDANTEEN CRISTO JESÚS,
SEÑOR NUESTRO!
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LA SEXUALIDAD
Qué dicen las Sagradas Escrituras al respecto:
“Cuando Dios creó al hombre, lo hizo a su imagen; varón y mujer los creó…’ (Génesis 1:27).
“Por eso el hombre deja a su padre y a su madre para unirse a su esposa, y los dos llegan a ser una sola persona” (Génesis 2: 24).
“…todos los hombres de la ciudad de Sodoma rodearon la casa y desde el más joven hasta el más viejo, empezaron a gritarle a Lot: ‘- ¿Dónde están los hombres que vinieron a tu casa esta noche? ¡Sácalos! ¡Queremos acostarnos con ellos! Entonces Lot salió a hablarles y cerrando la puerta detrás de él, les dijo: -Por favor, amigos míos, no vayan a hacer una cosa tan perversa. Yo tengo dos hijas que todavía no han estado con ningún hombre; voy a sacarlas para que ustedes hagan con ellas lo que quieran, pero no les hagan nada a estos hombres, porque son mis invitados. Pero ellos le contestaron: -¡Hazte a un lado! Sólo faltaba que un extranjero como tú nos quiera mandar. ¡Pues ahora te vamos a tratar peor que a ellos! En seguida comenzaron a maltratar a Lot y se acercaron a la puerta para echarla abajo, pero los visitantes de Lot alargaron la mano y lo metieron dentro de la casa; luego cerraron la puerta, e hicieron quedar ciegos a los hombres que estaba afuera” (Génesis 19:4-11) Y “-…el Señor hizo llover fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra, y las destruyó junto con todos los que vivían en ellas, y acabó con todo lo que crecía en aquel valle” (Génesis 19:25).
“No te acuestes con un hombre como si te acostaras con una mujer. Ese es un acto infame” (Levítico 18: 22).
“Su mismo descaro los acusa; no ocultan sus pecados, igual que Sodoma los hacen saber a todo el mundo. ¡Ay de ellos pues preparan su propio castigo” (Isaías 3:9).
“Pues lo invisible de Dios se puede llegar a conocer, si se reflexiona en lo que Él ha hecho. En efecto, desde que el mundo fue creado, claramente se ha podido ver que Él es Dios y que su poder nunca tendrá fin. Por eso los malvados no tienen disculpa. Pues aunque han conocido a Dios, no lo han honrado como a Dios ni le han dado gracias. Al contrario, han terminado pensando puras tonterías, y su necia mente se ha quedado a oscuras, Decían que eran sabios, pero se hicieron tontos; porque han cambiado la gloria del Dios inmortal por imágenes de hombre mortal, y hasta por imágenes de aves, cuadrúpedos y reptiles. Por eso Dios los ha abandonado a los impuros deseos que hay en ellos, y han cometido unos con otros acciones vergonzosas. En lugar de la verdad de Dios han buscado la mentira, y han honrado y adorado las cosas creadas por Dios y no a Dios mismo que las creó y que merece alabanza por siempre. Amén. Por eso Dios los ha abandonado a pasiones vergonzosas. Hasta sus mujeres han cambiado las relaciones naturales por las que van contra la naturaleza; de la misma manera los hombres han dejado sus relaciones naturales con la mujer y arden en malos deseos los unos por los otros. Hombres con hombres cometen acciones vergonzosas, y sufren en su propio cuerpo el castigo merecido por su perversión. Como no quisieron reconocer a Dios, Él los ha abandonado a sus perversos pensamientos, para hacer lo que no deben” (Carta a los Romanos 1: 20-28).
“No se dejen engañar, pues en el reino de Dios no tendrán parte los que se entregan a la prostitución, ni los idólatras, ni los que cometen adulterio, ni los afeminados, ni los homosexuales…” (1ª carta a los Corintios 6: 9).
“Es fácil ver lo que hacen quienes siguen los malos deseos: comete inmoralidades sexuales, hacen cosas impuras y viciosas, adoran ídolos y practican la brujería. Mantienen odios, discordias y celos. Se enojan fácilmente, causan rivalidades, divisiones y partidismos. Son envidiosos, borrachos, glotones y otras cosas parecidas. Les advierto a ustedes, como ya lo he hecho, que los que así se portan no tendrán parte en el reino de Dios” (Carta a los Gálatas 5: 19-21).
“Que todos respeten el matrimonio y mantengan la pureza de sus relaciones matrimoniales; porque Dios juzgará a los que cometen inmoralidades sexuales y a los que cometen adulterio” (Hebreos 13:4).
“…Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas se entregaron a la prostitución, y se dejaron llevar por vicios contra la naturaleza. Por eso sufrieron el castigo del fuego eterno y quedaron como advertencia para todos” (Carta de San Judas, verso 7).
“…el resto de la gente, los que no murieron por estas calamidades, tampoco ahora dejaron de hacer el mal que hacían, ni dejaron de adorar a los demonios y a los ídolos de oro, plata, bronce, piedra y madera, los cuales no pueden ver ni oír ni caminar. Y tampoco dejaron de matar, ni de hacer brujerías, ni de cometer inmoralidades sexuales, ni de robar” (Apocalipsis 9: 20-21).
“Dichosos los que lavan sus ropas para tener derecho al árbol de la vida y poder entrar por las puertas de la ciudad. Pero fuera se quedarán los pervertidos, los que practican la brujería, los que cometen inmoralidades sexuales, los asesinos los que adoran ídolos y todos los que aman y practican el engaño” (Apocalipsis 22: 14-15).
SOLUCIÓN
1. Arrepentimiento: “Busquen al Señor mientras puedan encontrarlo, llámenlo mientras está cerca. Que el malvado deje su camino, que el perverso deje sus ideas; vuélvanse al Señor, y Él tendrá compasión de ustedes; vuélvanse a nuestro Dios, que es generoso para perdonar” (Isaías 55:6-7).
2. Creer en la obra redentora de Cristo: “Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en Él no muera sino que tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de Él” (Evangelio según S. Juan 3:16-17).
3. Invitar a Jesucristo a morar en tu corazón y a ser el Señor de tu vida: “Mira, yo estoy llamando a la puerta; si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré…” (Apocalipsis 3:20). “Si con tu boca reconoces a Jesús como Señor, y con tu corazón crees que Dios lo resucitó, alcanzarás la salvación” (Romanos 10:9).
4. Reconocer tus pecados, y pedir a Cristo su poder para dejar de ser esclavo del toda perversión: “Si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios que es justo nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad” (1ª Juan 1:9). Una rama no puede dar uvas de sí misma, si no está unida a la vid; de igual manera ustedes no pueden dar fruto, si no permanecen unidos a mí. Yo soy la vid y ustedes son las ramas, El que permanece unido a mí, y yo unido a él, da mucho fruto, pues sin mí no pueden ustedes hacer nada” (Juan 15: 4-5).
4. Tener fe y perdonar a todos los que te contaminaron y te dañaron: “Todo lo que ustedes pidan en oración, crean que ya lo han conseguido y lo recibirán. Y cuando estén orando, perdonen lo que tengan contra otro, para que también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados” (Evangelio según San Marcos 11: 24-25).
Como orar es hablar con Dios ahora mismo si quieres, puedes poner en práctica lo anterior diciéndole a Jesucristo con toda confianza y sinceridad: Señor Jesucristo yo reconozco que te necesito; que separado de ti nada puedo hacer; he sido hasta hoy, esclavo del pecado, pero hoy me arrepiento y te rindo mi vida para que tú rompas mis cadenas y me des de tu poder para vencer las perversiones que han tenido cautiva mi vida. Creo que tú eres el Hijo de Dios, que te hiciste hombre y fuiste a la cruz a tomar mi lugar para librarme del castigo y del poder del pecado, y que resucitaste de entre los muertos por el poder de Dios Padre. Acepto el sacrificio que hiciste por mí, acepto tu perdón y te abro la puerta de mi corazón y te recibo y te reconozco como mi único Señor y Salvador. Dependo de tu ayuda para comenzar una nueva vida de obediencia a ti; perdono de todo corazón a todas las personas que me pervirtieron, que me abusaron, que me contaminaron, que me condujeron a la perversión sexual, que me engañaron, o traicionaron o hirieron mis sentimientos; si mis padres rechazaron mi sexo, los perdono y acepto el sexo que tú me diste y renuncio a todo lo que me esté trayendo esta maldición de aberración sexual. Renuncio a todo pacto de ocultismo, de idolatría, y a toda consagración a los demonios y a las criaturas. Renuncio a poner mi corazón en las cosas creadas y en las criaturas, y me consagro a ti para que tú hagas de mí la persona que tú quieras. Ayúdame a obedecerte, a servirte y a glorificarte todos los días de mi vida, y por siempre. En tu nombre, Señor Jesucristo, amén y amén.
5: Permanecer en comunión con Cristo por medio de la oración y de la lectura y la práctica de su palabra (comenzando por el Nuevo Testamento): “El que me ama, hace caso de mi palabra; y mi Padre lo amará, y mi Padre y yo vendremos a vivir con él” (Juan 14: 23).
6. Evitar toda recaída pidiéndole al Señor Jesucristo su ayuda y huyendo a la tentación y resistiendo permanentemente a toda obsesión: “Revístanse ustedes del Señor Jesucristo, y no busquen satisfacer los deseos de su naturaleza humana” (Romanos 13:14). “Que cada uno sepa dominar su propio cuerpo, en forma santa y respetuosa, no con pasión y malos deseos como las gentes que no conocen a Dios. Que nadie abuse ni engañe en este asunto a su prójimo, porque el Señor castiga duramente todo esto, como ya les hemos advertido. Pues Dios no nos ha llamado a vivir en impureza, sino en santidad. Así pues, el que desprecia estas enseñanzas, no desprecia a ningún hombre sino a Dios, que les ha dado a ustedes su Espíritu Santo” (1ª Tesalonicenses 4:4-8). “Huyan, pues, de la prostitución. Cualquier otro pecado que una persona comete, no afecta a su cuerpo; pero el que se entrega a la prostitución, peca contra su propio cuerpo. ¿No saben ustedes que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que Dios les ha dado, y que el Espíritu Santo vive en ustedes? Ustedes no sus su propios dueños, porque Dios los ha comprado. Por eso deben honrar a Dios en el cuerpo” (1ª Corintios 6:18-20). “Huye de las pasiones de la juventud, y busca la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con todos los que con un corazón limpio invocan al Señor” (2ª Timoteo 2:22). “Sométanse a Dios. Resistan al diablo y éste huirá de ustedes. Acérquense a Dios, y Él se acercará a ustedes” (Santiago 4:7-8). “Dejen todas sus preocupaciones a Dios, porque Él se interesa por ustedes…resistan firmes en la fe… y después que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios los hará perfectos, firmes, fuertes y seguros” (1ª Pedro 5:7-10).
7. Orar pidiéndole al Señor te que te lleve a una congregación en donde puedas crecer espiritualmente, ser apoyado en oración y fortalecido en la nueva vida que Cristo quiere darte. Asimismo busca amistades que manifiesten la presencia de Cristo en sus vidas: “Ustedes los reconocerán por sus acciones” (Mateo 7: 20).
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ERA NECESARIO
Leer Deuteronomio 21:22-23 y Lucas 24:44-47.
“La paga del pecado es la muerte” (Romanos 6:23)
Porque el castigo del pecado era la muerte según la ley judía donde nació Jesús, era necesario que un inocente sufriera la pena capital, la más vergonzosa que era la muerte en la cruz, para que aún el más criminal de los malhechores pudiera alcanzar el perdón. El único hombre que obedeció la ley del Padre Celestial fue Jesús (Juan 6:38; Hebreos 4:15) y por eso pudo sustituir a la humanidad pecadora muriendo en nuestro lugar. No había otra forma de rescatar a la humanidad caída sino que un inocente llevara el castigo de los malhechores. Jesús fue el único inocente; los que hemos hecho lo malo somos los demás. Pero como la muerte no podía retener al inocente, el Padre lo resucitó. Jesús nos promete en Apocalipsis 3:20 que si alguno le abre la puerta de su corazón Él entra y viene con toda la provisión que el pecado nos quitó, comenzando por la salvación eterna, su perdón gratuito (Hechos 10:43; Romanos 10:9). Así nos libera de la muerte espiritual que es estar separados del Padre Celestial (Isaías 59:2).
Oración: Gracias Señor Jesucristo por morir en mi lugar y vencer el pecado y la muerte para que yo fuera perdonado. Te abro la puerta de mi corazón y te acepto como mi Señor y Salvador.
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¿SABE USTED PORQUÉ JESUCRISTO SE HIZO HOMBRE SIENDO DIOS?
“En el principio ya existía la Palabra; y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios…Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros”
(Juan 1:1-14).
Porque el pecado separó al hombre de Dios cuando Adán y Eva dejaron de escuchar la voz de su Creador para escuchar la voz de la criatura, esto es la serpiente, satanás, que siempre buscará hacernos creer que lo que Dios dice es mentira (Génesis 3:1-6). Esta idolatría de Adán y Eva trajo la esclavitud del pecado sobre la humanidad: “Pues lo invisible de Dios se puede llegar a conocer, si se reflexiona en lo que él ha hecho. En efecto, desde que el mundo fue creado, claramente se ha podido ver que él es Dios y que su poder nunca tendrá fin. Por eso los malvados no tienen disculpa. Pues aunque han conocido a Dios, no lo han honrado como a Dios ni le han dado gracias. Al contrario, han terminado pensando puras tonterías, y su necia mente se ha quedado a oscuras. Decían que eran sabios pero se hicieron tontos; porque han cambiado la gloria del Dios inmortal por imágenes del hombre mortal, y hasta por imágenes de aves, cuadrúpedos y reptiles. Por eso Dios los ha abandonado a los impuros deseos que hay en ellos... En lugar de la verdad de Dios, han buscado la mentira, y han honrado y adorado las cosas creadas por Dios y no a Dios mismo que las creó y que merece alabanza por siempre. Amén”… Como no quisieron reconocer a Dios, Él los ha abandonado a sus perversos pensamientos para que hagan lo que no deben” (Romanos 1:20-28). Y el pecado trajo la separación entre Dios y el hombre: “Por eso Dios el Señor sacó al hombre del jardín del Edén… puso al oriente del jardín unos seres alados y una espada ardiente que daba vueltas hacia todos lados” (Génesis 3:23-24). “Pero las maldades cometidas por ustedes han levantado una barrera entre ustedes y Dios; sus pecados han hecho que él se cubra la cara y que no los quiera oír” (Isaías 59:2). Fue necesario que Dios enviara a su Hijo a hacerse hombre y ser tentado en todo pero sin pecar: “Pues nuestro sumo sacerdote puede compadecerse de nuestra debilidad, porque él también estuvo sometido a las mismas pruebas que nosotros; sólo que él jamás pecó” (Hebreos 4:15). Como el Señor Jesucristo no pecó, venció al pecado y pudo tomar nuestro lugar y reemplazarnos en la cruz llevando el castigo de todos nuestros pecados: “Todos nosotros nos perdimos como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino, pero el Señor cargó sobe él la maldad de todos nosotros” (Isaías 53:6). Y como Él pudo resistir todas las tentaciones es el único que nos puede hacer morir al pecado y experimentar el nuevo nacimiento que él quiere producir en nosotros: “Jesús le dijo: ‘Te aseguro que el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3). Sólo si le rendimos nuestra vida para que Él sea el Señor y ocupe el primer lugar en nuestro corazón, podremos morir al pecado y experimentar esa nueva vida de obediencia a Dios. Por eso Él dice en la parábola de la vid: “Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el que la cultiva. Si una de mis ramas no da uvas, la corta; pero si da uvas, la poda y la limpia para que dé más, Ustedes ya están limpios por las palabras que les he dicho. Sigan unidos a mí como yo sigo unido a ustedes. Una rama no puede dar uvas de sí misma, si no está unida a la vid; de igual manera ustedes no pueden dar fruto, si no permanecen unidos a mí” (Juan 15: 1-5). Y la savia que Jesucristo nos da es el Espíritu Santo, sus ríos de agua viva de que habló en Juan 7: 38: “Si alguien tiene sed, venga a mí, y, el que cree en mí, que beba. Como dice la Escritura, del interior de aquel correrán ríos de agua viva”. Y “Lo que el Espíritu produce es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio” (Gálatas 5: 22-23).
Pero este precioso milagro de amor sólo sucede cuando:
1. Reconocemos ante Dios nuestros pecados: “Si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios que es justo nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad” (1ª Juan 1:9).
2. Aceptamos el sacrificio que Él hizo por nosotros y lo reconocemos como nuestro Señor, y Salvador, creyendo que resucitó de entre los muertos: “Porque Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en Él no muera, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16). “Dios prueba que nos ama, en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8). “Si con tu boca reconoces a Jesús como Señor, y con tu corazón crees que Dios lo resucitó, alcanzarás la salvación” (Romanos 10:9). Y Cristo mismo nos promete “Mira, yo estoy llamando a la puerta; si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré…” (Apocalipsis 3:20).
3. Perdonamos a todos los que nos han hecho daño y aceptamos el perdón y el amor que Jesucristo nos brinda: “Todo lo que ustedes pidan en oración, crean que lo han conseguido y lo recibirán. Y cuando estén orando, perdonen lo que tengan contra otro, para que también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados” (Marcos 11:24-25). “Por lo tanto, el que está unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron; se convirtieron en algo nuevo” (2ª Corintios 5: 17).
Como orar es hablar con Dios con palabras sinceras, y fe es creer sin ver (Juan 20: 27-29) ahora mismo podremos experimentar el cumplimiento de esta palabra en nuestras vidas (el perdón total de nuestros pecados y el poder que procede del Espíritu Santo para hacer la voluntad del Padre) diciéndole al Señor Jesucristo la siguiente oración:
SEÑOR JESUCRISTO, YO RECONOZCO QUE SOY PECADOR, PERO HOY DECIDO ACEPTAR EL SACRIFICIO QUE HICISTE POR MÍ EN LA CRUZ. LIMPIA CON TU SANGRE PRECIOSA TODAS LAS ÁREAS DE MI VIDA Y HAZ QUE TU SANTO ESPÍRITU PRODUZCA EN MÍ EL FRUTO PRECIOSO QUE ME PERMITA MORIR AL PECADO Y NACER DE NUEVO PARA AGRADARTE, SERVIRTE Y GLORIFICARTE, DESDE AHORA Y PARA SIEMPRE. TE ABRO LA PUERTA DE MI VIDA Y TE RECIBO Y TE RECONOZCO COMO MI SEÑOR Y MI SALVADOR, CREYENDO QUE TÚ ERES EL HIJO DE DIOS, HECHO HOMBRE, QUE MORISTE Y RESUCITASTE DE ENTRE LOS MUERTOS PARA LIBERTARME DEL CASTIGO Y DEL PODER DEL PECADO. YO PERDONO DE CORAZÓN A TODOS LOS QUE ME HAN HECHO DAÑO Y ACEPTO TU PERDÓN POR TODOS MIS PECADOS. TE CONSAGRO MI VIDA Y A MIS SERES QUERIDOS PARA QUE HAGAS CON NOSOTROS LO QUE TÚ QUIERAS. EN TU NOMBRE, SEÑOR JESUCRISTO, AMÉN Y AMÉN
Para perseverar en Cristo debemos mantener una relación personal, continua, vertical, permanente de oración y lectura de su palabra, huyendo y resistiendo a la tentación cuando llegue (Romanos 13:14; 1ª Corintios 6:18 y 10:14; 2ª Timoteo 2: 22; Santiago 4:7). Para conocer a Jesús debemos leer el Nuevo Testamento pidiéndole al mismo Jesucristo, que nos lo revele por el Espíritu Santo: “Cuando una persona se vuelve al Señor, el velo se le quita. Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu de Señor, allí hay libertad” (2ª Corintios 3:16-17). También debemos reconocer ante Él todo pecado que nos esté esclavizando y pedirle con todo el corazón que lo desarraigue de nuestra vida para siempre. Aunque siempre tendremos que reconocer que pecamos de muchas maneras, recordemos que “Si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios que es justo nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad. Como dijera el apóstol Pablo: “No quiero decir que yo ya lo haya conseguido todo, ni que ya sea perfecto; pero sigo adelante con la esperanza de alcanzarlo, puesto que Cristo Jesús me alcanzó primero. Hermanos, no digo que yo mismo ya lo haya alcanzado; lo que sí hago es olvidarme de lo que queda atrás y esforzarme por alcanzar lo que está delante, para llegar a la meta y ganar el premio celestial que Dios nos llama a recibir por medio de Cristo Jesús” (Filipenses 3:12-14).
*Textos de la Biblia versión “Dios Habla Hoy
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YO DECIDÍ
SER FELIZ
Antes erraba ignorando las Escrituras
y el poder de Dios (Mateo 22:29) pero leí en su palabra que “Dios amó tanto al
mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en Él, no muera,
sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16). También leí que Jesús dijo “a los que
vienen a mí, no los echaré fuera” (Juan 6:37). Entonces, yo decidí amar a
Dios con todo mi corazón, con toda mi
alma, con todas mis fuerzas, y con toda mi mente, y al prójimo como a mí mismo,
como manda Él en Lucas 10:27; por tanto, yo decidí perdonar, porque si amo,
perdono (1ª Corintios 13:4-7) y porque si no perdono a los que me han hecho
daño, Dios tampoco me perdona a mí (Mateo 6:15).
Yo decidí abrir la puerta de mi
corazón a Cristo para responder a su llamado cuando dice: “Mira, yo estoy
llamando a la puerta; si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré en su
casa y cenaremos juntos (Apocalipsis 3:20).
Yo decidí reconocer y confesar con mi
boca creyendo en mi corazón que Jesucristo es mi único Señor y mi único Salvador,
y que Dios Padre lo levantó de ente los muertos, porque en Romanos 10:9 dice
que si lo hago, soy salvo, en Hechos 4:12 hablando de Jesús complementa que “En
ningún otro hay salvación, porque en todo el mundo, Dios no nos ha dado otra
persona por la cual podamos ser salvos” y el mismo Señor Jesucristo en Juan
14:6 proclama: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Solamente por mí, se
puede llegar al Padre”.
Yo decidí confesarle todos mis
pecados a Jesús que es el sumo sacerdote (Hebreos 7:20-28) por cuanto todos
hemos pecado y sin Cristo estamos lejos de la presencia gloriosa de Dios
(Romanos 3:23) “pero si le confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que
Dios, que es justo, nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda
maldad” (1ª Juan 1:9)
Yo decidí escuchar la voz de Jesús y
seguirle para recibir su promesa en Juan 10:27-28: “Mis ovejas reconocen mi
voz, y yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna, y jamás
perecerán ni nadie me las quitará”. Así podré ser una nueva persona como dice en 2ª Corintios 5:17: “El que está
unido a Cristo, es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron, se convirtieron
en algo nuevo”.
Yo decidí hablar a otros de Cristo
para obedecerle cuando manda: “Vayan a las gentes de todas las naciones, y
háganlas mis discípulos” (Mateo 28:19) y “Si alguien se declara a mi favor
delante de los hombres, yo también me declararé a favor de él delante de mi
Padre que está en el cielo” (Mateo 10:32).
Yo decidí hacer la voluntad de Dios y
servirle sólo a Él, para seguir el ejemplo de la virgen María cuando le dijo al
ángel: “Yo soy la esclava del Señor, que Dios haga conmigo como me has dicho”
(Lucas 1:38. Por eso, yo decidí leer la Biblia para obedecer lo que Dios manda
y poder recibir así sus bendiciones (Josué 1:8; Juan 14:23 y 15:16).
Yo decidí ser feliz porque Cristo me
enseñó a ser feliz, al perdonar y amar. Y como yo soy feliz quisiera que todos
lo fueran y por eso esta es una invitación para que tú también decidas ser
feliz con Cristo controlando tu vida. Puedes comenzar ahora mismo diciéndole
una oración que salga de lo profundo de tu corazón así:
SEÑOR JESUCRISTO, CREO QUE TÚ ERES EL
HIJO DE DIOS QUE MORISTE EN MI LUGAR LLEVANDO EL CASTIGO DE MIS PECADOS PERO
DIOS PADRE TE RESUCITÓ DE ENTRE LOS MUERTOS. TE ABRO LA PUERTA DE MI CORAZÓN
PARA QUE TÚ ENTRES Y SEAS MI ÚNICO SEÑOR Y SALVADOR. DECIDO PERDONAR A TODOS
LOS QUE ME HAN HECHO DAÑO. TE CONFIESO TODOS MIS PECADOS Y RECIBO TU PERDÓN. TE
CONSAGRO MI VIDA Y A TODOS MIS DESCENDIENTES PARA QUE TÚ NOS GOBIERNES EN TU
DIVINA VOLUNTAD, AHORA Y SIEMPRE. EN TU NOMBRE SANTO, SEÑOR JESUCRISTO, AMÉN Y
AMÉN.
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HALLOWEEN
Esta celebración no es tan inocente como parece. Se originó en parte en el culto a los muertos. Los brujos y sacerdotes satánicos han utilizado el 31 de 0ctubre para rendir culto al diablo y dañar a los niños y a sus familias. Antón Lavey, autor de la “biblia satánica” y sumo sacerdote de la iglesia de satanás, dice que el día más importante para los seguidores del maligno es el de halloween. Afirma que esta noche, los poderes satánicos ocultos y las obras de la brujería alcanzan su potencial más alto, y que cualquier brujo u ocultista que haya tenido dificultad con un hechizo o maldición, puede lograr el éxito el 31 de octubre porque satanás y sus poderes están en su punto de más fuerza. Los seguidores del príncipe de las tinieblas y de la mentira, aseguran que durante la noche del halloween, los ángeles caídos y todos los espíritus malignos, recorren el mundo entero. En muchos países se realizan misas negras, cultos espiritistas y toda clase de reuniones relacionadas con el ocultismo y la maldad. Los dibujos de brujas, muertos andantes, vampiros, arañas y telarañas, etc., son engendros del mal. El halloween por sí misma es una “celebración de la maldad”. Los disfraces con figuras diabólicas y de ocultismo traen cadenas de muerte, accidentes, miedos, rebeldía, maldad y maldiciones. Por eso, esta noche en especial, los padres debieran estar en sus hogares con sus hijos reunidos en familia y no dejar salir a sus niños por las calles ni ponerles disfraces satánicos, sino explicarles los peligros que traen estas celebraciones diabólicas. Y lo mejor que pueden hacer los papitos es consagrar a sus hijos al Dios vivo y verdadero y pedirle que gobierne su hogar y sus vidas, con una oración de fe como la siguiente: Señor Jesucristo, yo te necesito. Creo que tú eres el Hijo de Dios que tomaste mi lugar en la cruz, para llevar tú el castigo de mis pecados; moriste para que yo viviera, pero tú resucitaste de entre los muertos por el poder del Padre Celestial. Yo renuncio a todas las obras de las tinieblas y te abro la puerta de mi corazón. Te recibo y te reconozco como mi único Señor y Salvador. Te consagro mi vida, mis hijos y a todos mis seres queridos para que tú nos gobiernes y nos guardes desde ahora y para siempre. En tu nombre santo, señor Jesucristo, amén y amén.
Y Jesús dijo: “Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano” (Juan 10:27-28). Con Cristo, ya nada tenemos qué temer. “A cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios” (Juan 1:12). “Sabemos que el que ha nacido de Dios no está en pecado. Jesucristo que nació de Dios, lo protege, y el maligno no llega a tocarlo” (1ª Juan 5:18).
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Novena
de Navidad Bíblica
Oración para todos los días:
“Pido
al Dios de Nuestro Señor Jesucristo, al glorioso Padre, que les conceda el don
espiritual de la sabiduría y se manifieste a ustedes para que puedan conocerle
verdaderamente. Pido que Dios les ilumine la mente para que sepan cuál es la
esperanza a la que han sido llamados, cuán gloriosa y rica es la herencia que
Dios da a su pueblo y cuán grande y sin límites es su poder el cual actúa en
nosotros los creyentes” Asimismo, “Pido
al Padre que de su gloriosa riqueza les dé a ustedes, interiormente, poder y
fuerza por medio del Espíritu de Dios, y
que Cristo viva en sus corazones por la fe”. Amén y amén. (Carta del apóstol San Pablo a los Efesios Cap.
1:17-19 Y 3: 16-17).
EL
MILAGRO DE AMOR MÁS GRANDE
Día primero: La Palabra,
que es el Verbo de Dios, se hizo hombre
“En
el principio ya existía la Palabra y aquel que es la Palabra estaba con Dios y
era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Por medio de Él, Dios hizo todas
las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin Él. En Él estaba la vida, y la
vida era la luz de la humanidad. Esta luz brilla en las tinieblas y las
tinieblas no pudieron apagarla” (Juan 1: 1-5). “Aquel que es la palabra estaba
en el mundo y aunque Dios hizo el mundo por medio de Él, los que son del mundo
no lo reconocieron. Vino a su propio mundo, pero los suyos no lo recibieron.
Pero a quienes lo recibieron y creyeron en Él, les dio el privilegio de llegar
a ser hijos de Dios. Y son hijos de Dios, no por la naturaleza ni los deseos
humanos, sino porque Dios los ha engendrado. Aquel que es la Palabra se hizo
hombre y vivió entre nosotros. Y hemos visto su gloria, la gloria que recibió
del Padre, por ser su Hijo único, abundante en amor y verdad” (Juan 1: 10-14).
Oración: Amado Padre Celestial, te damos gracias
por darnos el privilegio de ser tus hijos mediante nuestra fe en tu hijo
Jesucristo, en quien creemos y a quien recibimos ahora mismo como nuestro único
Señor y Salvador. Amén y amén.
Día segundo: El corazón de Dios Padre
“Pero
cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer,
sometido a la ley de Moisés, para rescatarnos a los que estábamos bajo esa ley
y concedernos gozar de los derechos de hijos de Dios“ (Gálatas 4: 4-5). “Por su amor, nos había destinado a
ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo... (Efesios 1: 5).
“Porque nos ha nacido un niño, se nos ha dado un hijo al cual se le ha
concedido el poder de gobernar. Y se le darán estos nombres: Admirable en sus
planes, Dios Invencible, Padre Eterno, Príncipe de la Paz.” (Isaías 9: 6).
Oración:
Amado Padre Celestial, te damos
infinitas gracias por adoptarnos como tus hijos por medio de tu hijo amado
Jesús a quien hemos aceptado como nuestro único Señor y Salvador. Amén y amén.
Día
tercero: Y se realizó el milagro
“A los seis meses, Dios mandó al ángel
Gabriel, a un pueblo de Galilea llamado Nazaret, donde vivía una joven llamada
María; era virgen pero estaba comprometida para casarse con un hombre llamado
José, descendiente del rey David. El ángel entró en el lugar donde ella estaba
y le dijo: - ¡Te felicito favorecida de Dios! El Señor está contigo. María se
sorprendió de estas palabras y se preguntaba qué significaría aquel saludo. El
ángel le dijo: - María, no tengas miedo, pues tú gozas del favor de Dios. Ahora
vas a quedar encinta; tendrás un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será un
gran hombre, al que llamarán Hijo del Dios Altísimo, y Dios el Señor lo hará
Rey como su antepasado David, para que reine por siempre sobre el pueblo de
Jacob. Su reinado no tendrá fin. María preguntó al ángel: -¿Cómo podrá suceder
esto, si no vivo con ningún hombre? El ángel le contestó: - El Espíritu Santo
vendrá sobre ti, y el poder del Dios Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso
el niño que va a nacer será llamado Santo e Hijo de Dios. También tu parienta
Isabel va a tener un hijo a pesar de ser anciana; la que decían que no podía
tener hijos, está encinta desde hace seis meses. Porque nada es imposible para Dios. Entonces
María dijo: - Yo soy esclava del Señor; que Dios haga conmigo como me has
dicho“(Lucas 1: 26-38).
Oración: Amado Padre Celestial, te damos gracias por haber permitido que tu
poder sin límites se manifestara en el vientre de la virgen María al engendrar
allí a nuestro amado Salvador. Ayúdanos a ser sensibles a tu voz como lo fue
María y a seguir su ejemplo de obediencia total a ti. En el nombre de Jesús,
amén y amén.
Día
cuarto: Porque necesitábamos un Salvador
El nacimiento de Jesucristo fue así: María, su madre,
estaba comprometida para casarse con José; pero antes que vivieran juntos, se
encontró encinta por el poder del Espíritu Santo. José, su marido que era un
hombre justo y no quería denunciarla públicamente, decidió separarse de ella en
secreto. Ya había pensado hacerlo así, cuando un ángel del Señor se le apareció
en sueños y le dijo: ‘José, descendiente de David, no tengas miedo de tomar a
María por esposa, porque su hijo lo ha concebido por el poder del Espíritu
Santo. María tendrá un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Se llamará así,
porque salvará a su pueblo de sus pecados’. Todo esto sucedió para que se
cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: “La virgen quedará
encinta y tendrá un hijo, al que pondrán por nombre Emanuel, (que significa
“Dios con nosotros”) Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el ángel del
Señor le había mandado, y tomó a María por esposa. Y sin haber tenido
relaciones conyugales, ella dio a luz a su hijo, al que José puso por nombre
Jesús “(Mateo 1: 18-25).
Oración: Amado
Padre Celestial, muchas gracias por tu
fidelidad para con María, y porque tú nos enseñas que cuando nos sometemos a tu
voluntad como lo hizo ella, tú nos respaldas y testificas en favor nuestro. En
el nombre de Jesucristo, amén y amén.
Día quinto: El
Rey nace en un establo
“Por aquel tiempo, el emperador Augusto ordenó que se
hiciera un censo de todo el mundo...Todos tenían que ir a inscribirse a su
propio pueblo. Por esto José salió del pueblo de Nazaret, de la región de
Galilea, y se fue a Belén, en Judea, donde había nacido el rey David. Pues José
era descendiente de David. Fue a allá a inscribirse, junto con María, su
esposa, que se encontraba encinta. Y sucedió que mientras estaban en Belén, le
llegó a María el tiempo de dar a luz. Y allí nació su hijo primogénito, y lo
envolvió en pañales y lo acostó en el establo, porque no había alojamiento para
ellos en el mesón. Cerca de Belén había unos pastores que pasaban la noche en
el campo, cuidando sus ovejas. De pronto se les apareció un ángel del Señor, y
la gloria de Dios brilló alrededor de ellos; y tuvieron mucho miedo. Pero el
ángel les dijo: “No tengan miedo, porque
les traigo una buena noticia, que será motivo de gran alegría para todos: Hoy
les ha nacido en el pueblo de David un salvador, que es el Mesías, el Señor.
Como señal, encontrarán ustedes al niño envuelto en pañales y acostado en un
establo. En aquel momento aparecieron junto al ángel, muchos otros ángeles del
cielo, que alababan a Dios y decían: ¡Gloria
a Dios en las alturas! ¡Paz en la tierra entre los hombres que gozan de su
favor! Cuando los ángeles se volvieron al cielo, los pastores comenzaron a
decirse unos a otros: - Vamos, pues, a Belén, a ver esto que ha sucedido y que
el Señor nos ha anunciado. Fueron deprisa y encontraron a María y a José, y al
niño acostado en el establo. Cuando lo vieron, se pusieron a contar lo que el
ángel del Señor les había dicho acerca del niño, y todos los que lo oyeron se
admiraban de lo que decían los pastores. María guardaba todo esto en su
corazón, y lo tenía muy presente. Los pastores, por su parte, regresaron dando
gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían visto y oído, pues todo sucedió
como se les había dicho“(Lucas 2: 1-11).
Oración: Amado
Padre Celestial, te agradecemos infinitamente por el cumplimiento de tus
promesas hechas miles de años antes, y que anunciaban un salvador que nos
libraría del castigo de nuestros pecados, y porque esto nos demuestra que tú sí cumples todo lo
que prometes en tu palabra y que tu palabra es verdad. En el nombre de Jesús,
amén y amén.
Día sexto:
Todo lo hizo por amor
“Porque amó Dios tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para
que todo aquel que cree en Él, no muera, sino que tenga vida eterna. Porque
Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por
medio de Él” (Juan 3: 16-17). “De éste dan testimonio todos los profetas, que
todos los que en Él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.”
(Hechos 10: 43). “Si con tu boca reconoces a Jesús como Señor y con tu corazón
crees que Dios lo resucitó, alcanzarás la salvación” (Romanos 10:9). Y “en
ningún otro hay salvación, porque en todo el mundo, Dios no nos ha dado otra
persona por la cual podamos salvarnos” (Hechos 4: 12).
Oración: Amado Padre Celestial, muchas gracias porque ahora podemos entender
porqué Jesucristo afirmó, según Juan 14:6: “Yo soy el Camino, la Verdad y la
Vida. Solamente por mí se puede llegar al Padre”. Y es porque solamente el que
llevó el castigo de nuestros pecados, puede borrar nuestros pecados. En su
nombre santo, amén y amén.
Día
séptimo: Dios quiso hacernos sus hijos
“Miren
cuánto nos ama Dios el Padre, que se nos puede llamar hijos de Dios y los
somos. Por eso, los que son del mundo no nos conocen, pues no han conocido a
Dios. Queridos hermanos, ya somos hijos de Dios” (1ªJuan 3: 1-2). “Ustedes no
han recibido un espíritu de esclavitud que los lleve otra vez a tener miedo
sino el Espíritu (de Cristo) que los hace hijos de Dios. Por este Espíritu nos
dirigimos a Dios diciéndole “Abba, Padre”. Y este mismo Espíritu se une a
nuestro espíritu para dar testimonio de que ya somos hijos de Dios. Y puesto
que somos sus hijos, también tendremos parte en la herencia que Dios nos ha
prometido, la cual compartiremos con Cristo, puesto que sufrimos con Él para
estar también en su gloria” (Romanos 8: 15-17).
Oración:
Amado Padre Celestial, sólo tú que eres
amor, pudiste amarnos tanto que, siendo todos nosotros unos necios pecadores,
nos rescataste y nos diste a tu Hijo amado para que nos diera de su Espíritu y
te pudiéramos llamar a ti, Padre. Gracias Papito Dios, sólo podemos decirte
muchas gracias. Te amamos, te alabamos, te adoramos, en el nombre de tu amado
Hijo Jesucristo, amén y amén.
Día
octavo: La vida en Cristo
“Habiendo
recibido a Cristo como su Señor, deben comportarse como quienes pertenecen a
Cristo, con profundas raíces en Él, firmemente basados en Él por la fe, como se
les enseñó, y dando siempre gracias a Dios. Tengan cuidado: No se dejen llevar
por quienes los quieren engañar con teorías y argumentos falsos, pues ellos no
se apoyan en Cristo, sino en las tradiciones de los hombres y en los poderes
que dominan en este mundo. Porque toda la plenitud de Dios se encuentra
visiblemente en Cristo, y en él, Dios los hace experimentar todo su poder, pues
Cristo es cabeza de todos los seres espirituales que tienen poder y autoridad.
En Él también ustedes han sido circuncidados, no con una circuncisión hecha por
los hombres, sino con la circuncisión hecha por Dios al unirlos a Cristo y
despojarlos de su naturaleza pecadora” (Colosenses 2:6-11). “Dios los ama a
ustedes y los ha escogido para que pertenezcan al pueblo santo. Revístanse de
sentimientos de compasión bondad, humildad, mansedumbre y paciencia. Sopórtense
unos a otros, y perdónense si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor
los perdonó, perdonen también ustedes. Sobre todo revístanse de amor, que es el
lazo de la perfecta unión...Y todo lo que hagan o digan, háganlo en el nombre
del Señor Jesús, dando gracias al Dios y Padre por medio de Él” (Colosenses 3:12-17).
Oración:
Amado Padre Celestial, en el nombre de
tu Hijo amado te pedimos que nos ayudes a comenzar una vida de obediencia a ti.
Haznos compasivos, bondadosos, humildes, pacientes, y en general como tú
quieres que seamos. En el nombre de Jesucristo, amén y amén.
Día
noveno: Cristo es la vida
“Dios
es tan misericordioso y nos amó con un amor tan grande que nos dio vida
juntamente con Cristo cuando todavía
estábamos muertos a causa de nuestros pecados. Por la bondad de Dios han
recibido ustedes la salvación. En unión con Cristo Jesús nos resucitó y nos
hizo sentar con Él en el cielo...Pues por
la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación por medio de la fe.
No es esto algo que ustedes mismos hayan conseguido, sino que es un don de Dios” (Efesios 2:4-8). “Ya
que ustedes han sido resucitados con Cristo, busquen las cosas del cielo donde
está Cristo sentado a la derecha de Dios. Piensen en las cosas del cielo, no en
las de la tierra. Pues ustedes murieron, y Dios les tiene reservado el vivir
con Cristo. Cristo mismo es la vida de ustedes. Cuando Él aparezca ustedes
también aparecerán con Él, llenos de gloria” (Colosenses 3:1-4).
Oración:
Amado Padre Celestial, ayúdanos a morir al pecado y a poner nuestro
corazón en Cristo para que podamos agradarte, servirte, conocerte, vivir para
ti y depender de ti en todo, ahora y
siempre. En el nombre de Jesucristo, amén y amén.
Nota: Textos tomados de la
Biblia versión “Dios Habla Hoy
Villancico y oración para todos los días
ÉL QUIERE TU CORAZÓN
Mira amigo lo que quiso
Jesús, nuestro Salvador:
siendo Dios, niño se hizo,
por salvar al pecador.
Y en un pesebre muy pobre
nos dio ejemplo de humildad;
todo por amor al hombre,
por darnos la libertad.
Y gracias a Dios, mi amigo
que el niño Jesús creció;
y murió y fue sepultado,
pero a la muerte venció.
Ascendió glorioso al cielo,
junto al Padre se sentó
y en este mismo momento
a tu puerta, ya llamó.
Quiere darte vida eterna,
te la quiere regalar;
si hoy le abres tu corazón,
nueva persona serás.
|
RESPONDIENDO A SU LLAMADO
Señor Jesucristo, ven,
yo te abro mi
corazón,
inúndame con tu
luz,
toma de mi vida
el timón;
borra todos mis
pecados
y lléname de tu
amor;
quiero sentirte
conmigo,
ven, mi dulce
Salvador.
Señor
Jesucristo, ven,
penetra en mi
corazón
y con tu sangre
preciosa,
límpiame mi buen
Señor;
déjame cenar
contigo
y convierte en
gozo el dolor;
quiero ser oveja
tuya
y que tú seas mi
Pastor.
Señor
Jesucristo, ven,
a mi vida
gobernar
por favor
ayúdame
para poderte
agradar;
dame el Espíritu
Santo
y ocupa el
primer lugar
para que en todo
mi ser,
fluya de tu
santidad.
En tu nombre
santo, Señor Jesucristo,
Amén y amén.
|
“! A Dios, el único sabio, sea la gloria para siempre por medio de
Jesucristo! Amén y amén”. (Romanos16:27).
Novena
de Navidad Bíblica
Oración para todos los días:
“Pido
al Dios de Nuestro Señor Jesucristo, al glorioso Padre, que les conceda el don
espiritual de la sabiduría y se manifieste a ustedes para que puedan conocerle
verdaderamente. Pido que Dios les ilumine la mente para que sepan cuál es la
esperanza a la que han sido llamados, cuán gloriosa y rica es la herencia que
Dios da a su pueblo y cuán grande y sin límites es su poder el cual actúa en
nosotros los creyentes” Asimismo, “Pido
al Padre que de su gloriosa riqueza les dé a ustedes, interiormente, poder y
fuerza por medio del Espíritu de Dios, y
que Cristo viva en sus corazones por la fe”. Amén y amén. (Carta del apóstol San Pablo a los Efesios Cap.
1:17-19 Y 3: 16-17).
EL
MILAGRO DE AMOR MÁS GRANDE
Día primero: La Palabra,
que es el Verbo de Dios, se hizo hombre
“En
el principio ya existía la Palabra y aquel que es la Palabra estaba con Dios y
era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Por medio de Él, Dios hizo todas
las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin Él. En Él estaba la vida, y la
vida era la luz de la humanidad. Esta luz brilla en las tinieblas y las
tinieblas no pudieron apagarla” (Juan 1: 1-5). “Aquel que es la palabra estaba
en el mundo y aunque Dios hizo el mundo por medio de Él, los que son del mundo
no lo reconocieron. Vino a su propio mundo, pero los suyos no lo recibieron.
Pero a quienes lo recibieron y creyeron en Él, les dio el privilegio de llegar
a ser hijos de Dios. Y son hijos de Dios, no por la naturaleza ni los deseos
humanos, sino porque Dios los ha engendrado. Aquel que es la Palabra se hizo
hombre y vivió entre nosotros. Y hemos visto su gloria, la gloria que recibió
del Padre, por ser su Hijo único, abundante en amor y verdad” (Juan 1: 10-14).
Oración: Amado Padre Celestial, te damos gracias
por darnos el privilegio de ser tus hijos mediante nuestra fe en tu hijo
Jesucristo, en quien creemos y a quien recibimos ahora mismo como nuestro único
Señor y Salvador. Amén y amén.
Día segundo: El corazón de Dios Padre
“Pero
cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer,
sometido a la ley de Moisés, para rescatarnos a los que estábamos bajo esa ley
y concedernos gozar de los derechos de hijos de Dios“ (Gálatas 4: 4-5). “Por su amor, nos había destinado a
ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo... (Efesios 1: 5).
“Porque nos ha nacido un niño, se nos ha dado un hijo al cual se le ha
concedido el poder de gobernar. Y se le darán estos nombres: Admirable en sus
planes, Dios Invencible, Padre Eterno, Príncipe de la Paz.” (Isaías 9: 6).
Oración:
Amado Padre Celestial, te damos
infinitas gracias por adoptarnos como tus hijos por medio de tu hijo amado
Jesús a quien hemos aceptado como nuestro único Señor y Salvador. Amén y amén.
Día
tercero: Y se realizó el milagro
“A los seis meses, Dios mandó al ángel
Gabriel, a un pueblo de Galilea llamado Nazaret, donde vivía una joven llamada
María; era virgen pero estaba comprometida para casarse con un hombre llamado
José, descendiente del rey David. El ángel entró en el lugar donde ella estaba
y le dijo: - ¡Te felicito favorecida de Dios! El Señor está contigo. María se
sorprendió de estas palabras y se preguntaba qué significaría aquel saludo. El
ángel le dijo: - María, no tengas miedo, pues tú gozas del favor de Dios. Ahora
vas a quedar encinta; tendrás un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será un
gran hombre, al que llamarán Hijo del Dios Altísimo, y Dios el Señor lo hará
Rey como su antepasado David, para que reine por siempre sobre el pueblo de
Jacob. Su reinado no tendrá fin. María preguntó al ángel: -¿Cómo podrá suceder
esto, si no vivo con ningún hombre? El ángel le contestó: - El Espíritu Santo
vendrá sobre ti, y el poder del Dios Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso
el niño que va a nacer será llamado Santo e Hijo de Dios. También tu parienta
Isabel va a tener un hijo a pesar de ser anciana; la que decían que no podía
tener hijos, está encinta desde hace seis meses. Porque nada es imposible para Dios. Entonces
María dijo: - Yo soy esclava del Señor; que Dios haga conmigo como me has
dicho“(Lucas 1: 26-38).
Oración: Amado Padre Celestial, te damos gracias por haber permitido que tu
poder sin límites se manifestara en el vientre de la virgen María al engendrar
allí a nuestro amado Salvador. Ayúdanos a ser sensibles a tu voz como lo fue
María y a seguir su ejemplo de obediencia total a ti. En el nombre de Jesús,
amén y amén.
Día
cuarto: Porque necesitábamos un Salvador
El nacimiento de Jesucristo fue así: María, su madre,
estaba comprometida para casarse con José; pero antes que vivieran juntos, se
encontró encinta por el poder del Espíritu Santo. José, su marido que era un
hombre justo y no quería denunciarla públicamente, decidió separarse de ella en
secreto. Ya había pensado hacerlo así, cuando un ángel del Señor se le apareció
en sueños y le dijo: ‘José, descendiente de David, no tengas miedo de tomar a
María por esposa, porque su hijo lo ha concebido por el poder del Espíritu
Santo. María tendrá un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Se llamará así,
porque salvará a su pueblo de sus pecados’. Todo esto sucedió para que se
cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: “La virgen quedará
encinta y tendrá un hijo, al que pondrán por nombre Emanuel, (que significa
“Dios con nosotros”) Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el ángel del
Señor le había mandado, y tomó a María por esposa. Y sin haber tenido
relaciones conyugales, ella dio a luz a su hijo, al que José puso por nombre
Jesús “(Mateo 1: 18-25).
Oración: Amado
Padre Celestial, muchas gracias por tu
fidelidad para con María, y porque tú nos enseñas que cuando nos sometemos a tu
voluntad como lo hizo ella, tú nos respaldas y testificas en favor nuestro. En
el nombre de Jesucristo, amén y amén.
Día quinto: El
Rey nace en un establo
“Por aquel tiempo, el emperador Augusto ordenó que se
hiciera un censo de todo el mundo...Todos tenían que ir a inscribirse a su
propio pueblo. Por esto José salió del pueblo de Nazaret, de la región de
Galilea, y se fue a Belén, en Judea, donde había nacido el rey David. Pues José
era descendiente de David. Fue a allá a inscribirse, junto con María, su
esposa, que se encontraba encinta. Y sucedió que mientras estaban en Belén, le
llegó a María el tiempo de dar a luz. Y allí nació su hijo primogénito, y lo
envolvió en pañales y lo acostó en el establo, porque no había alojamiento para
ellos en el mesón. Cerca de Belén había unos pastores que pasaban la noche en
el campo, cuidando sus ovejas. De pronto se les apareció un ángel del Señor, y
la gloria de Dios brilló alrededor de ellos; y tuvieron mucho miedo. Pero el
ángel les dijo: “No tengan miedo, porque
les traigo una buena noticia, que será motivo de gran alegría para todos: Hoy
les ha nacido en el pueblo de David un salvador, que es el Mesías, el Señor.
Como señal, encontrarán ustedes al niño envuelto en pañales y acostado en un
establo. En aquel momento aparecieron junto al ángel, muchos otros ángeles del
cielo, que alababan a Dios y decían: ¡Gloria
a Dios en las alturas! ¡Paz en la tierra entre los hombres que gozan de su
favor! Cuando los ángeles se volvieron al cielo, los pastores comenzaron a
decirse unos a otros: - Vamos, pues, a Belén, a ver esto que ha sucedido y que
el Señor nos ha anunciado. Fueron deprisa y encontraron a María y a José, y al
niño acostado en el establo. Cuando lo vieron, se pusieron a contar lo que el
ángel del Señor les había dicho acerca del niño, y todos los que lo oyeron se
admiraban de lo que decían los pastores. María guardaba todo esto en su
corazón, y lo tenía muy presente. Los pastores, por su parte, regresaron dando
gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían visto y oído, pues todo sucedió
como se les había dicho“(Lucas 2: 1-11).
Oración: Amado
Padre Celestial, te agradecemos infinitamente por el cumplimiento de tus
promesas hechas miles de años antes, y que anunciaban un salvador que nos
libraría del castigo de nuestros pecados, y porque esto nos demuestra que tú sí cumples todo lo
que prometes en tu palabra y que tu palabra es verdad. En el nombre de Jesús,
amén y amén.
Día sexto:
Todo lo hizo por amor
“Porque amó Dios tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para
que todo aquel que cree en Él, no muera, sino que tenga vida eterna. Porque
Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por
medio de Él” (Juan 3: 16-17). “De éste dan testimonio todos los profetas, que
todos los que en Él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.”
(Hechos 10: 43). “Si con tu boca reconoces a Jesús como Señor y con tu corazón
crees que Dios lo resucitó, alcanzarás la salvación” (Romanos 10:9). Y “en
ningún otro hay salvación, porque en todo el mundo, Dios no nos ha dado otra
persona por la cual podamos salvarnos” (Hechos 4: 12).
Oración: Amado Padre Celestial, muchas gracias porque ahora podemos entender
porqué Jesucristo afirmó, según Juan 14:6: “Yo soy el Camino, la Verdad y la
Vida. Solamente por mí se puede llegar al Padre”. Y es porque solamente el que
llevó el castigo de nuestros pecados, puede borrar nuestros pecados. En su
nombre santo, amén y amén.
Día
séptimo: Dios quiso hacernos sus hijos
“Miren
cuánto nos ama Dios el Padre, que se nos puede llamar hijos de Dios y los
somos. Por eso, los que son del mundo no nos conocen, pues no han conocido a
Dios. Queridos hermanos, ya somos hijos de Dios” (1ªJuan 3: 1-2). “Ustedes no
han recibido un espíritu de esclavitud que los lleve otra vez a tener miedo
sino el Espíritu (de Cristo) que los hace hijos de Dios. Por este Espíritu nos
dirigimos a Dios diciéndole “Abba, Padre”. Y este mismo Espíritu se une a
nuestro espíritu para dar testimonio de que ya somos hijos de Dios. Y puesto
que somos sus hijos, también tendremos parte en la herencia que Dios nos ha
prometido, la cual compartiremos con Cristo, puesto que sufrimos con Él para
estar también en su gloria” (Romanos 8: 15-17).
Oración:
Amado Padre Celestial, sólo tú que eres
amor, pudiste amarnos tanto que, siendo todos nosotros unos necios pecadores,
nos rescataste y nos diste a tu Hijo amado para que nos diera de su Espíritu y
te pudiéramos llamar a ti, Padre. Gracias Papito Dios, sólo podemos decirte
muchas gracias. Te amamos, te alabamos, te adoramos, en el nombre de tu amado
Hijo Jesucristo, amén y amén.
Día
octavo: La vida en Cristo
“Habiendo
recibido a Cristo como su Señor, deben comportarse como quienes pertenecen a
Cristo, con profundas raíces en Él, firmemente basados en Él por la fe, como se
les enseñó, y dando siempre gracias a Dios. Tengan cuidado: No se dejen llevar
por quienes los quieren engañar con teorías y argumentos falsos, pues ellos no
se apoyan en Cristo, sino en las tradiciones de los hombres y en los poderes
que dominan en este mundo. Porque toda la plenitud de Dios se encuentra
visiblemente en Cristo, y en él, Dios los hace experimentar todo su poder, pues
Cristo es cabeza de todos los seres espirituales que tienen poder y autoridad.
En Él también ustedes han sido circuncidados, no con una circuncisión hecha por
los hombres, sino con la circuncisión hecha por Dios al unirlos a Cristo y
despojarlos de su naturaleza pecadora” (Colosenses 2:6-11). “Dios los ama a
ustedes y los ha escogido para que pertenezcan al pueblo santo. Revístanse de
sentimientos de compasión bondad, humildad, mansedumbre y paciencia. Sopórtense
unos a otros, y perdónense si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor
los perdonó, perdonen también ustedes. Sobre todo revístanse de amor, que es el
lazo de la perfecta unión...Y todo lo que hagan o digan, háganlo en el nombre
del Señor Jesús, dando gracias al Dios y Padre por medio de Él” (Colosenses 3:12-17).
Oración:
Amado Padre Celestial, en el nombre de
tu Hijo amado te pedimos que nos ayudes a comenzar una vida de obediencia a ti.
Haznos compasivos, bondadosos, humildes, pacientes, y en general como tú
quieres que seamos. En el nombre de Jesucristo, amén y amén.
Día
noveno: Cristo es la vida
“Dios
es tan misericordioso y nos amó con un amor tan grande que nos dio vida
juntamente con Cristo cuando todavía
estábamos muertos a causa de nuestros pecados. Por la bondad de Dios han
recibido ustedes la salvación. En unión con Cristo Jesús nos resucitó y nos
hizo sentar con Él en el cielo...Pues por
la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación por medio de la fe.
No es esto algo que ustedes mismos hayan conseguido, sino que es un don de Dios” (Efesios 2:4-8). “Ya
que ustedes han sido resucitados con Cristo, busquen las cosas del cielo donde
está Cristo sentado a la derecha de Dios. Piensen en las cosas del cielo, no en
las de la tierra. Pues ustedes murieron, y Dios les tiene reservado el vivir
con Cristo. Cristo mismo es la vida de ustedes. Cuando Él aparezca ustedes
también aparecerán con Él, llenos de gloria” (Colosenses 3:1-4).
Oración:
Amado Padre Celestial, ayúdanos a morir al pecado y a poner nuestro
corazón en Cristo para que podamos agradarte, servirte, conocerte, vivir para
ti y depender de ti en todo, ahora y
siempre. En el nombre de Jesucristo, amén y amén.
Nota: Textos tomados de la
Biblia versión “Dios Habla Hoy
Villancico y oración para todos los días
ÉL QUIERE TU CORAZÓN
Mira amigo lo que quiso
Jesús, nuestro Salvador:
siendo Dios, niño se hizo,
por salvar al pecador.
Y en un pesebre muy pobre
nos dio ejemplo de humildad;
todo por amor al hombre,
por darnos la libertad.
Y gracias a Dios, mi amigo
que el niño Jesús creció;
y murió y fue sepultado,
pero a la muerte venció.
Ascendió glorioso al cielo,
junto al Padre se sentó
y en este mismo momento
a tu puerta, ya llamó.
Quiere darte vida eterna,
te la quiere regalar;
si hoy le abres tu corazón,
nueva persona serás.
|
RESPONDIENDO A SU LLAMADO
Señor Jesucristo, ven,
yo te abro mi
corazón,
inúndame con tu
luz,
toma de mi vida
el timón;
borra todos mis
pecados
y lléname de tu
amor;
quiero sentirte
conmigo,
ven, mi dulce
Salvador.
Señor
Jesucristo, ven,
penetra en mi
corazón
y con tu sangre
preciosa,
límpiame mi buen
Señor;
déjame cenar
contigo
y convierte en
gozo el dolor;
quiero ser oveja
tuya
y que tú seas mi
Pastor.
Señor
Jesucristo, ven,
a mi vida
gobernar
por favor
ayúdame
para poderte
agradar;
dame el Espíritu
Santo
y ocupa el
primer lugar
para que en todo
mi ser,
fluya de tu
santidad.
En tu nombre
santo, Señor Jesucristo,
Amén y amén.
|
“! A Dios, el único sabio, sea la gloria para siempre por medio de
Jesucristo! Amén y amén”. (Romanos16:27).
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