Especie imposible de extinguir
Leer
Juan 10:11
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y
ellas me siguen; yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, ni nadie las
arrebatará de mi mano” (Juan 10:27-28).
Las teorías de la evolución afirman que la vida apareció
espontáneamente y se desarrolló mediante selección natural y que en la lucha
por la supervivencia solamente quedaron los animales más fuertes o más rápidos,
en tanto que los más débiles sucumbieron.
Richard Wurmbrand
en su libro “Respuesta a los
ateos de Moscú” narra que en un debate de ateos rusos, un creyente cristiano
preguntó: “¿Cómo es que las ovejas sobrevivieron sin que fueran exterminadas
por los lobos? La loba pare cinco o seis crías al año, mientras que la oveja
sólo una. La proporción es de 5:1 para el destructor que tiene dientes
afilados, garras, fuerza, y es veloz en la carrera. La oveja en cambio no tiene
ninguna defensa. ¿Cómo es que todavía quedan ovejas? El hombre actual las
protege. Pero el mundo animal existió antes que el hombre. ¿Quién protegió a
las ovejas antes de que apareciera la especie humana?”
Es indudable que las ovejas de cuatro patas sólo pudieron
ser guardadas por Dios. Cuánto más guardará a sus ovejas de dos pies que
seguimos sus pisadas. Sólo debemos estar atentos a su voz y ser dóciles a sus instrucciones.
Ahora bien, en toda la creación está marcada la huella del infinito poder, del amor por su
creación y de la inmensa fidelidad de Nuestro Padre Celestial. Sólo el necio
puede negar su existencia.”Dice el necio
en su corazón: No hay Dios” (Salmo 53:1 a). Y en otra parte de la Escritura
afirma: “Porque desde la creación del
mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su
naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que Él creó, de modo
que nadie tiene excusa” (Romanos 1:20).
Oración: Amado Padre Celestial, gracias,
porque así como somos, débiles y torpes,
tú nos cuidas y nos guardas. Ayúdanos a permanecer firmes en tu llamado
y obedientes a tu voz, y quita toda necedad del que viendo la evidencia de tu presencia
en todo lo creado. es capaz de negar tu
existencia.
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ERA NECESARIO
Leer Deuteronomio 21:22-23 y Lucas
24:44-47.
“La paga del pecado es la muerte, pero el regalo de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Nuestro Señor” (Romanos
6:23).
Porque el castigo del pecado era la muerte según la ley judía en la que nació Jesús, era necesario que un inocente sufriera la pena capital, la más vergonzosa que era la
muerte en la cruz, para que aún el más
criminal de los malhechores pudiera alcanzar el perdón.
El único hombre que
obedeció la ley del Padre Celestial fue Jesús (Juan 6:38; Hebreos 4:15) y por eso pudo sustituir a la humanidad
pecadora muriendo en nuestro lugar.
No había otra forma de
rescatar a la humanidad caída sino que
un inocente llevara el castigo de los malhechores. Jesús fue el único inocente;
los que hemos hecho lo malo somos los
demás. Pero como la muerte no podía retener al inocente, el Padre lo resucitó
(Romanos 10:9).
Jesús nos promete en Apocalipsis 3:20 que si alguno le abre la
puerta de su corazón Él entra y viene con toda la provisión que el pecado nos quitó,
comenzando por la salvación eterna, su perdón gratuito (Hechos 10:43; Romanos 10:9). Así nos libera de la
muerte espiritual que es estar separados del Padre Celestial (Isaías 59:2).
Oración: Señor Jesucristo,
gracias por morir en mi lugar para que yo pudiera alcanzar tu perdón, y por obedecer los mandamientos del Padre
para poder vencer el pecado y la muerte. Yo creo que resucitaste y te recibo y
te reconozco como mi único Señor y Salvador. Te confieso que he pecado de
muchas maneras. Perdóname, señor. Y como tú me perdonas, yo también perdono a
los que me han hecho daño. Renuncio a lo que no venga de ti y te consagro mi
vida y a todos los seres que amo, para que tú nos ayudes a conocerte, a obedecerte y a servirte, a
vivir para ti y a depender de ti. En tu nombre, Señor Jesucristo, amén y amén.
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UNA UNIDAD DE TRES
Leer Génesis 1: 1- 20; Efesios1: 3-14; Apocalipsis 22:1.
“En el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo” (Mateo 28: 19).
Elohim significa un solo Dios en plural (Génesis 1:1,
26).
Nuestro Dios es una
unidad de tres, constituida por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Siendo uno
(Deuteronomio 6:4), habló en plural en Génesis 1:26 y 3:22, e Isaías 6:8.
El Padre, primero en
autoridad, creó todas las cosas por
medio de la Palabra, el Verbo de Dios,
que es su Hijo Jesucristo (Juan 1:1-3 y 14), cuando dijo: “Sea
la luz, y fue la luz (Génesis 1: 3) mientras “el Espíritu de Dios se movía sobre las
aguas” (Génesis 1:2).
“Dios…nos ha hablado
por el Hijo…por quien así mismo hizo el universo”
(Hebreos 1:1-2)…en
Él fueron creadas todas las cosas…todo fue creado por medio de Él y para
Él” (Colosenses
1:15-16).
En Mateo 3: 16-17, Jesucristo es bautizado, el Espíritu Santo
desciende en forma de paloma, y el Padre
desde los cielos dice:
“Este es mi Hijo amado…”. El Padre invisible exalta
al Hijo; el Hijo se sujeta al Padre y el
Espíritu Santo es enviado del Padre al Hijo.
En Apocalipsis 22:1 encontramos al “Dios”
(Padre) al “Río” (Espíritu Santo), y al “Cordero” (Hijo).
Conclusión:
Podemos comprender el misterio del Dios Trino y Uno, ilustrando este hecho de la siguiente manera: Dios es como un lirio de tres pétalos (Cantares 2:1).
Oración:
Gracias, Padre, por engendrar a tu amado Hijo por medio de tu Santo Espíritu, y darnos en Él el regalo
de tu salvación.
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COMUNICACIÓN DIRECTA
Leer Jeremías
29:11-13.
“Clama a mí
y yo te responderé” (Jeremías 33: 3).
Orar es hablar con Dios con palabras sinceras, de
acuerdo a las necesidades que tenemos
diariamente, dejándonos guiar por el Espíritu Santo (Ro. 8:
26-27).
Pero es
necesario pedir sometidos a la voluntad de Dios (1ª Timoteo 2:1-4; 1ª Juan
5:14) y no de acuerdo a nuestros
caprichos (Santiago 4: 3). Si estamos de acuerdo con nuestro Padre Celestial, nuestra oración será efectiva y desataremos su
bendición (Éxodo 2:23-25; Jonás 2; Mateo
6:33).
Es necesario perdonar (Marcos 11:25) y pedir perdón (Mateo 5: 23-24); no dudar de la respuesta divina (Santiago
1:6-7); dar gracias como si ya la hubiéramos recibido (Marcos 11:23; Filipenses 4:6; Colosenses 3:17; 1ª Tesalonicenses 5:18); pedir todo en el nombre de Jesucristo (Juan 16:23b-24; Hechos 4:12);
humillarnos ante Nuestro Padre (2ª Crónicas 7:14) y alabarlo en toda
circunstancia (2ª Crónicas 20); esperar
con confianza total en que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta
(Salmo 40:1-5; Isaías 55:9; Romanos 12:2).
Él tiene
tres formas de respondernos: “Sí”,
si estamos pidiendo de acuerdo a su voluntad; “no” si lo que le pedimos no nos conviene; y, “espera, que mi tiempo no ha llegado”.
Si nos
impacientamos, tendremos que esperar más
porque Él necesita perfeccionar nuestra paciencia.
Oración: Amado Padre Celestial, ayúdame a comprender que tu voluntad es buena, agradable y perfecta. Te pido que suplas mis necesidades de acuerdo a tu plan y tu propósito, y que siempre se haga tu voluntad y no la mía.
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LA NEVERA ESPIRITUAL
Leer Jeremías 23:29; Mateo 4:4; Juan
4:30-34; Hebreos 4:12.
“Recibid… la palabra…la cual puede
salvar vuestras almas” (Santiago 1:21).
La palabra de Dios nos conduce al conocimiento de nuestro
amado Señor. Es el manual de nuestro fabricante, el Creador divino, que nos dejó
sus instrucciones para saber manejar nuestra vida en su voluntad que siempre es
buena, agradable y perfecta (Romanos
12:2).
Pero no funciona guardada en la biblioteca, ni abierta en el
atril. Es necesario leerla bajo la revelación del Espíritu Santo que recibimos al aceptar de corazón al Señor
Jesucristo como nuestro único Salvador y Señor (Juan 7:38; Efesios 1:13).
Cuando tenemos la
Biblia pero no la leemos, nos sucede igual que a una persona que sufría de
desnutrición, raquitismo y anemia por falta de alimento, y sin embargo tenía la
nevera llena de carnes, frutas, verduras, lácteos y toda clase de alimentos
nutritivos y deliciosos, pero por necedad se negaba a comer.
La palabra de Dios es la semilla que sólo puede germinar cuando el terreno de nuestro corazón ha sido arado y regado
por el agricultor perfecto que es Nuestro Padre Celestial (Juan 15:1). Si
nuestro corazón se ha endurecido demasiado, Él tendrá que quebrantarlo hasta
que permitamos que su preciosa semilla pueda penetrar y germinar.
Oración:
Señor, dame sed de tu palabra y hambre del conocimiento tuyo y revélame tu verdad.
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Leer Salmos 51:1-5; Proverbios
20:9; Romanos 6:16-23.
“Por
cuanto la muerte entró por un hombre…” (1ª
Corintios 15:21).
Pecado es toda desobediencia a Dios, y nos separa automáticamente de Él (Isaías 59:2).
Todo hombre nace con naturaleza pecaminosa (Romanos
7:17-20; Efesios 2:2- 3) heredada de
Adán (Génesis 3:1-6).
Cuando el hombre y la mujer desobedecen el mandato
divino, buscando ser como Dios (egolatría), Dios los arroja de su presencia (la
separación de Dios es la muerte espiritual) y coloca ángeles y una espada de
fuego que les impide regresar a su Creador (Génesis 3: 24).
Si analizamos bien este pasaje, encontramos que el
primer pecado del ser humano fue la idolatría, cuando Eva engañada por la
serpiente (2ª Corintios 11:3) indujo a su esposo Adán y los dos dejaron de escuchar la voz de su
Creador por atender la voz de la criatura, esto es, satanás, cuando les dijo: “No moriréis, sino que... seréis como Dios” desmintiendo
lo dicho por el Señor, cosa que siempre ha caracterizado al tentador.
Así, la esclavitud del pecado viene sobre el género
humano cuando dejamos de rendir culto a nuestro Dios y Creador, para rendir
culto a lo creado (Romanos 1:25,28).
Única
solución para el pecado: rendir nuestras vidas al señorío de Cristo (Juan 8:34,36).
Oración: Señor Jesucristo, renuncio a
toda idolatría; decido adorarte solamente a ti y ponerte en el primer lugar,
en la unidad del Padre y del Espíritu Santo, Amén y amén.
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EL PECADO (2ª parte)
Leer
Jeremías 5:25; Salmos 25:6-15.
“La Escritura lo encerró todo bajo pecado” (Gálatas 3:22).
Formas de pecado:
De pensamiento (Mateo 5:28).
De palabra (Mateo 5:21-22 y 12:36-37);
De acción (Génesis 3: 6 y
4:8);
De omisión (Proverbios
3:27-28; Mateo 7:26-27; Lucas 6: 46; Santiago 4: 17; Ezequiel 22:30).
La falta de fe también es pecado (Romanos 14:
23b; Hebreos 11: 6).
Consecuencias del pecado:
Muerte espiritual (estar
separados de Dios).
Muerte física (Amós 9:10)
Muerte eterna
(Apocalipsis 21:8).
Además, maldición (Deuteronomio 28:15-68), derrota (Josué 7; Jueces 16:4-21); cautividad (Ezequiel 39:23), juicio (Mateo 5:21-22).
No hay pecado leve (Mateo 5:21-22; Santiago
2:10).
Clases de pecadores:
Por ignorancia (Isaías 5: 13-a; Oseas 4:6 a; Hechos 17:30; 1ª
Timoteo 1:12-13).
Por debilidad (Romanos
7: 19-25 a; Hebreos 4: 15-16).
Por maldad (Isaías 1:4-20;
Nahún 1:3 a; Ap. 21:8; 2ª Tesalonicenses
1:9).
Antes de Cristo, nadie
podía estar en la presencia de Dios porque moría (Éxodo 26:33; 1° Samuel 6:19-20; 2° Samuel 6:6-7).
Es por eso que de tal
manera amó Dios al mundo que entregó a su Hijo Jesucristo (Juan 3:16) para que
tomara nuestro lugar en la cruz (Isaías 53:5-9).
Cuando Cristo murió, el velo del templo que
separaba al hombre de la presencia de Dios, se rompió (Lucas 23:45)
permitiéndonos regresar al Lugar Santísimo (Juan 14.6; Hebreos 10:19-20).
Oración: Señor Jesucristo, reconozco que he pecado
de muchas maneras, perdóname, Señor. Hoy
acepto tu sacrificio borrando todos mis pecados y te doy gracias por tu
infinito amor. Amén.
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EL NUEVO NACIMIENTO
Leer Juan 1:12-13; Gálatas 4:4-7.
“El que no naciere de nuevo no puede ver el
reino de Dios” (Juan 3:3).
Esto significa que como creyentes en Cristo,
debemos morir al pecado (Romanos 6:11) y nacer a una vida de obediencia a Dios
(Juan 14:23; 15:14, 1ª Juan 2:3-6).
Cuando recibimos a Cristo, recibimos la potestad
de “ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12), esto es, la
potestad para “nacer de nuevo”. ¿Y cómo podemos hacerlo? Muriendo al pecado y
rindiéndonos al señorío de Cristo, en oración sincera y decisión de cambiar los
patrones de conducta que regían nuestra vida, pero que nos estaban separando de
Dios.
“Con Cristo estoy
juntamente crucificado y ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí” (Gálatas. 2:20). “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de
arriba, no las de la tierra. Porque habéis muerto y vuestra vida está escondida
con Cristo en Dios” (Colosenses 3:1-3).
Al proclamarlo como nuestro Señor, debemos tener
muy claro que “Señor” es el que manda, el que da las órdenes, y por tanto,
debemos vivir para obedecerlo, permitiendo que Él gobierne nuestra vida a través
de su palabra (Salmo 119:9 y l05; Juan 14:15 y 15:3) y del Espíritu Santo
(Romanos 8:14), que recibimos cuando se lo pedimos, arrepentidos de nuestros
pecados (Lucas 11:13; Hechos 2:38).
Conclusión. Para
nacer de nuevo, primero hay que morir.
Oración:
Señor, ayúdanos a morir al pecado y a
renacer para obedecerte.
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CON DIOS LO TENEMOS TODO
Leer Génesis
21:8-20.
“Dios suplirá todo lo que les
falte"(Filipenses 4:19).
Cuando
nos hemos quedado sin nada, es cuando podemos comprobar que con Dios lo tenemos
todo y que el único indispensable es Él.
Agar e
Ismael en el desierto parecían estar destinados a morir de hambre. Pero allí se
manifiesta la fidelidad de Dios para con Abraham (Génesis 21:12-13) y en el
desierto Dios les provee alimento, e Ismael vive, crece y se convierte en un arquero (Génesis 21:15-20.
El pueblo de Israel estuvo también en el
desierto donde no había agua ni comida, por cuarenta años, y el Señor les dio
codornices, maná y agua de la peña (Éxodo 16:11-18 y 35; 20:6-11).
No en
vano dice el salmista: “Mi socorro viene del Señor que hizo los cielos y la
tierra” (Salmo 121:2) y “El Señor es mi Pastor,
nada me falta” (Salmo 23:1).
El error
es buscar la provisión y no al Proveedor. Pero cuando entendemos que si ponemos
nuestra esperanza en nuestro Creador y confiamos plenamente en su fidelidad y
vamos detrás de Él, buscando hacer su voluntad, entonces Él siempre cumple su
promesa escrita en Mateo 6:33: “Busquen el reino de Dios y su justicia y todo
lo demás será añadido”.
Todo lo
que necesitamos lo recibiremos como una añadidura.
Sólo debemos creerle y ponerlo en el primer lugar en todas las áreas de nuestra
vida y entonces, Él se encarga de suplir
todas nuestras necesidades. Amén.
Oración: Gracias, Señor, porque tú eres mi pastor y nada me falta.
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EL TIEMPO DE DIOS ES PERFECTO
Leer Salmos 138:8; Santiago 5:7.
“Todo tiene su
tiempo”
(Eclesiastés 3:1).
Nunca debemos desesperarnos porque otros recibieron lo que anhelamos y Dios no nos ha concedido. Podemos
estar seguros que nuestro amoroso Padre nos
tiene algo infinitamente mejor pues sus pensamientos son mucho más altos que
los nuestros y sus caminos mejores que nuestros caminos (Isaías 55:8-9).
Puede ser que simplemente no estamos
preparados para recibir aquello que le estamos pidiendo, o todavía no es el tiempo adecuado. Es como
el niño de 10 años que quiere que su papá le regale una auto en el que
sencillamente se estrellaría porque no lo sabe manejar, o la niña de cinco años
que quiere que su madre le autorice para casarse con su vecinito de seis. A
veces necesitamos pasar un mal rato para que se cumpla un propósito divino que
siempre es para nuestro bien (Romanos 8:28).
Una anécdota cuenta que un niño muy
amado de su papá no entendía por qué su papito lo llevó a un odontólogo a que
lo torturara con un tratamiento tan cruel y doloroso, y su papá no lo defendía, hasta que vio a
través de un espejo que estaba frente a la silla de odontología, cómo su
papá lloraba copiosamente al ver sufrir a su chiquitín. Pero era
indispensable aquel tratamiento para que su muelita rota fuera sana.
Y así nos pasa muchas veces con
nuestro Amado Padre Celestial: A veces él permite el dolor en nosotros para que
alguna área de nuestras vidas sea sana. Sólo cuando su tratamiento termina,
podemos comprobar que todo fue para nuestro bien.
Conclusión: Aunque no entendamos
nada, Dios sí sabe lo que está haciendo en nuestras vidas, y siempre es para
nuestro bien.
Oración: Gracias, Señor, porque tú estás al control de mi vida y todo lo que permites que me suceda, es para mi propio bien. Amén.
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Creados para alabarle
Todo lo
que respire alabe al Señor (Salmos 150:6)
Y oí a cuanta
criatura hay en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra y en el mar, a
todos en la creación, que cantaban: «¡Al que está sentado en el trono y al
Cordero, sean la alabanza y la honra, la gloria y el poder, por los siglos de
los siglos!» (Apocalipsis
5:13).
Alabar es el acto de
exaltar las virtudes de alguien. La palabra de Dios nos manda a alabar en todas
las formas, tiempos y circunstancias a nuestro Creador y Amoroso Padre
Celestial. Pero hay muchos seres vivos de la Creación que carecen de boca y sin
embargo alaban a Dios todo el tiempo. ¿Cómo puede ser esto?
Las plantas con el sólo
hecho de existir están proclamando que tienen un agricultor invisible y
todopoderoso que les ha permitido a partir de una pequeña semilla, el germinar,
desarrollarse, crecer, florecer y dar fruto y más semillas.
Una sencilla y hermosa
mariposa nos cuenta sin palabras de la intervención divina en su admirable
metamorfosis.
Y toda la Creación en
general, describe a gritos, sin pronunciar palabra, la infinita sabiduría y el
incomparable poder de su Creador:
“Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos.
Un día transmite al otro la noticia,
una noche a la otra comparte su
saber.
Sin palabras, sin lenguaje,
sin una voz perceptible,
por toda la tierra resuena su
eco,
¡sus palabras llegan hasta los confines del mundo!” (Salmos 19:1-4).
Y el ser humano fue creado y rescatado del pecado
para proclamar las virtudes de quien le dio la vida y del único que le puede
dar la salvación y la libertad:
“Pero ustedes son linaje
escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que
proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su
luz admirable” (1Pedro 2:9).
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EL VERDADERO CREYENTE
Leer Eclesiastés 7:14;
Lamentaciones 3:21-40.
“Aunque Él me matare, en Él
esperaré” (Job 13:15).
El
verdadero creyente se conoce en los malos momentos, cuando en medio de la
prueba es capaz de adorar y bendecir a Dios (Job 1:21).
Entonces
el Señor convierte todo lo malo que estamos pasando en honra y gloria para él
(Romanos 8:28; 2ª Corintios 4:16-18).
Además, cuando la situación se nos escapa de
nuestras manos, es que Dios puede manifestar su gloria. Si el rey Josafat no
recibe el ataque de los tres ejércitos enemigos, la protección divina y la
gloriosa intervención del Señor no se
hubieran realizado (2° Crónicas 20).
Si
el vino no se hubiera agotado en las bodas de Caná, Jesús no hubiera convertido
el agua en vino manifestando su poder sobrenatural (Juan 2:1-11).
Si
Lázaro no fallece, no se hubiera dado el milagro de su resurrección (Juan
11:1-44).
Si Pablo y Silas no son encarcelados, la
gloria de Dios no desciende sobre ellos para que el carcelero y su familia se
conviertan y la iglesia de Filipos fuera una realidad (Hechos 16: 22-25).
Es
la reacción del verdadero creyente la que hace la diferencia. En todos los
casos la obediencia y la alabanza al Señor en medio de la aflicción, hicieron
que Dios manifestara su gloria y su poder.
Oración: Señor Jesucristo, que
nunca olvidemos que sólo cuando nosotros no podemos hacer nada, es que tú
puedes manifestar tu gloria, tu poder y tu amor, viniendo en nuestra ayuda.
Gracias, Señor.
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EL VERDADERO AMOR
Leer 1ª
Corintios 16:14.
“Ama a tu
prójimo como a ti mismo” (Lucas 10:27).
El amor
es un regalo de Dios (Romanos 5:5b) que:
Sabe
esperar; hace sólo lo bueno; no es envidioso (no es celoso); ni vanidoso (no
presume); no es orgulloso, ni es rudo, ni egoísta; no
busca beneficiarse; no se enoja, no es
rencoroso (perdona); no hace maldad, no miente, lo disculpa todo; confía en el ser amado;
todo lo soporta; nunca se termina (1ª Corintios 13:4-8).
No
siente temor (1ª Juan 4:18).
Forma
una unidad con la alegría, la paz, la paciencia, la amabilidad, la bondad, la
fidelidad, la humildad y el dominio
propio (Gálatas 5:22-23ª).
Se entrega hasta el sacrificio (Efesios 5:25).
Cubre todas las faltas (Proverbios
10:12b).
Y el
amor es lo que identifica a los discípulos de Cristo: “En esto conocerán todos
que son mis discípulos: Si se aman los unos a los otros” (Juan 13:35).
Oración:
Señor Jesucristo, ayúdanos a mirar a nuestro prójimo con tus ojos y a amarlo
con tu amor. Amén.
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LA CREACIÓN PROCLAMA AL CREADOR
Leer Génesis 1 y 2; Nehemías 9:6; Job capítulos 38 al 41.
“Dice
el necio en su corazón: No hay Dios” (Salmo 53:1).
La palabra de Dios
revela perfectamente, quién creó todo lo que existe: “El Dios que hizo el mundo y todo lo que
hay en él, es Señor del cielo y de la tierra” (Hechos 17:24).
Muchísimo antes
que el hombre descubriera que la tierra era redonda, el Señor le había revelado
a Isaías que: “Él reina sobre la bóveda de la tierra, cuyos
habitantes son como langostas. Él extiende los cielos como un toldo y los
despliega como carpa para ser habitada…El que ordena la multitud de las
estrellas una por una y llama a cada una por su nombre. ¡Es tan grande su poder
y tan poderosa su fuerza, que no falta ninguna de ellas! (Isaías 40:22-26).
“! Ay
del que contiende con su Hacedor! ¡Ay del que no es más que un tiesto entre los
tiestos de la tierra!...Yo hice la tierra y sobre ella formé la humanidad. Mis
propias manos extendieron los cielos y di órdenes a sus constelaciones” (Isaías
45:9,12).
“¡…El Dios que formó la tierra, que la hizo y
la estableció; que no la creó para dejarla vacía, sino… para ser habitada…!” (Isaías 45:18). NVI.
Conclusión: Negar que existe
un Creador en negar que nosotros existimos porque somos obra suya.
Oración: Amado Padre Celestial, ten misericordia de
los que no te conocen y revélate a ellos conduciéndolos a un encuentro personal
con Cristo.
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TESTIMONIO
Leer Marcos 4:26-27 Y 16:15.
“Publiquen sus obras
con júbilo” (Salmo 107:22).
Era un ateo total que sólo creía en lo que veía. Dictaba clase en una universidad de Bogotá.
Pero él había escuchado cuando niño una frase que Dios gravó en su corazón: “El que cree en Cristo, aunque esté muerto,
vivirá”.
Un día enfermó
gravemente y llegó a morir.
Clínicamente, perdió sus signos vitales no sabemos por cuánto tiempo. Lo
cierto es que sentía que su espíritu estaba separado de su cuerpo y flotando en el techo de la unidad de cuidado
intensivo. Pero estaba increíblemente consiente y se daba cuenta que los
médicos trataba de resucitarlo. En ese momento recordó una frase que escuchó cuando
niño: “El que cree en Cristo, aunque esté muerto, vivirá”. Entonces, en el espíritu le dijo a Jesús:
“Jesucristo, si es verdad que tú existes, permíteme vivir para servirte”. Esto fue por
la mañana; en la tarde salió caminando.
Dios le permitió conocerle
y servirle durante muchos años. Fue cofundador de una misión cristiana y de un
instituto bíblico. Hasta el final de su vida predicó a Cristo con infinito
amor.
Conclusiones:
1. Frente a la
muerte, no existen ateos.
2. Tanto a los niños como a los pacientes en coma, debemos
hablarles de la salvación en Cristo. Dios hará el resto.
Oración: Señor,
alcanza a todos los moribundos que no te conocen y
danos de tu sabiduría y de tu amor
para compartir la buenas nuevas a
los que te rechazan.
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SON TRES BAUTISMOS
Leer Mateo 28:19;
Juan
7: 38-39; Romanos 6:4; Gálatas 3:14; Efesios 1:13.
“Levántate y bautízate” (Hechos
22:16).
La palabra “bautizar”, del griego “baptizo”,
significa sumergir dentro de algo.
El primer bautismo lo recibimos cuando aceptamos a Cristo como nuestro
Salvador y Señor, y entramos a hacer
parte de su cuerpo, quedando sumergidos en su Iglesia (Apocalipsis 3: 20;
Romanos 12: 5; 1ª Corintios 12: 13; Gálatas 3: 27-28; Efesios 5: 23).
Los dos siguientes bautizos nos sumergen en el agua y en el fuego (Mateo 3: 11).
En agua es aquel al que se sometió Jesús como
ejemplo de obediencia (Mateo 3:13-17).
Simboliza para el creyente, morir al pecado y resucitar con Cristo para
una nueva vida (Romanos 6: 3-4); representa el “nuevo nacimiento” (Juan 3: 5),
o ser una “nueva criatura” (2ª Corintios 5: 17), lavada de sus pecados (Hechos
22: 16).
El bautismo
en Espíritu Santo y fuego lo encontramos en Hechos 2: 2-4 y es el cumplimiento
de la promesa de Jesucristo dicha en Hechos 1: 8 antes de ascender a los cielos.
Y no
solamente recibimos al Hijo y al Espíritu Santo; también el Padre viene a
nosotros cuando recibimos su palabra y
la obedecemos (Juan 14:23). Entonces, somos sumergidos en la
plenitud de Dios (Efesios 3:14-19).
Oración: Padre, sumérgeme en tus ríos de agua viva,
en el fuego de tu Santo Espíritu y en la
plenitud infinita de tu amor.
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QUÉ ES EVANGELIZAR
Leer Marcos 13:10; Apocalipsis 14:6.
“Vayan por todo el mundo y anuncien a todos la buena noticia”
(Marcos 16:15, DHH).
La palabra evangelizar viene de evangelios, que significa “buenas
nuevas” o “Buenas noticias”
“Evangelizar” significa anunciar, proclamar o traer buenas nuevas
o buenas noticias. Los evangelios,
cuatro en total, escritos por Mateo, Marcos, Lucas y Juan, nos narran la
vida de Jesús, el Hijo de Dios, sus
enseñanzas, su obra efectuada para salvar al hombre del castigo y del poder del
pecado. Estas son la “Buenas nuevas” que debemos transmitir al evangelizar.
Evangelizar es entonces, proclamar el evangelio presentando a
Cristo con el poder del Espíritu Santo, de tal manera que el ser humano
deposite su confianza en Él, aceptándolo como su Señor y Salvador; es conducir
a aquella persona que no sabe realmente
quién es Jesucristo, para que lo conozca
y sepa que en Él hay salvación y que si lo acepta como su Señor y Salvador,
todos sus pecados son perdonados; es explicar el plan de salvación del Padre
Celestial, al enviar a su Hijo a
rescatarnos de la condenación eterna.
Nuestro mejor aliado es el Espíritu Santo quien será el que
convenza al que no conoce a Dios, de la necesidad de volverse a Cristo y asimismo
lo conducirá a la verdad (Juan
16: 8-14); Él hablará en nosotros (Mateo 10: 20) y transformará al nuevo
creyente (Tito 3: 5).
El apóstol Pedro nos ilustra qué es
lo que debemos predicar:
“De él dan testimonio todos los
profetas, que todo el que cree en él, recibe, por medio de su nombre, el perdón
de los pecados” (Hechos 10:43).
Este debe ser el centro de nuestra predicación.
Oración: Señor Jesús,
haznos instrumentos de salvación para los que no han sido alcanzados y úsanos
para ser la luz en medio de sus tinieblas.
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MEDICINA EFICAZ
Leer Oseas 6: 1-2; Mateo 18:21-35; Lucas 4:16-21; 1ª Pedro 2:21-24.
“Sanaré tus heridas, dice el Señor”
(Jeremías 30:17).
Jesucristo,
nuestro sanador, proveyó una medicina
para las heridas del corazón: se llama perdón.
Cuando
perdonas, el primer beneficiado, eres
tú.
Cuando
alguien nos ha dañado en cualquier forma, la herida causada se convierte en un absceso
que drena de nuestro corazón, pus de
ira, odio, resentimiento, amargura, deseo de venganza, culpabilidad, temor y
muchas enfermedades. Es como si tomáramos un ácido corrosivo y lo depositáramos
en un recipiente de metal. Lo primero que destruirá será la vasija que lo
contiene.
Debemos
cuidar nuestro corazón porque de él mana la vida (Proverbios 4:23).
Cuando
perdonamos, la herida cicatriza
inmediatamente. No existe otra medicina que pueda sanar esos recuerdos sino
confesar de corazón, el perdón para quienes nos han causado algún mal, y aún
perdonarnos a nosotros mismos por lo mal que nos hizo sentir esa situación.
Jesús
habló del perdón en muchas oportunidades (Mateo 6: 14-15; Marcos 11:25, etc.). Él
permite que nos hieran es para enseñarnos cómo se hacen las heridas y cómo se sanan y capacitarnos
así para sanar a otros (2ª Corintios 1:3-4).
El
orgullo es el que nos impide perdonar; por
eso Él nos dice que seamos de corazón humilde para que podamos hallar descanso (Mateo 11:29).
Ahora
bien, Cristo es el médico; el perdón es la medicina. La decisión de sanar la tomo yo.
Oración: Señor, yo perdono todo
lo que no había perdonado. Hazme apacible y humilde como tú.
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COMO LOS ROBLES
Leer Isaías 61:1-9.
"Serán llamados robles de justicia, plantío del Señor,
para mostrar su gloria" (Isaías 61:3).
Pero
como a los robles, Dios nos diseñó para resistir tormentas. A través
de esas tormentas el plantío es podado, cuando sus ramas secas, sus hojas
marchitas y sus frutos dañados son desgajados para que no se roben la
sabia que produce la cosecha.
Cuando
cesa la tormenta, el plantío reverdece, florece y produce fruto. ¿Cómo?
Muriendo
a nuestro propio yo. “Ciertamente les
aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, se queda solo (sin fruto). Pero si muere, produce mucho fruto” (Juan 12:24). Un muerto no reacciona ni ante ofensas ni ante elogios; no protesta contra quien lo agredió,
lo golpeó, lo pisoteó, lo dañó de alguna manera. Tampoco se envanece ante el
éxito y los honores.
Unidos a Cristo: “Yo
soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. Toda rama que en mí no da
fruto, la corta; pero toda rama que da fruto, la poda, para que dé más fruto
todavía…Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo
en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada”
(Juan 15: 1-2, 5).
Conclusión:
Roble podado, roble que florece y da fruto.
Oración:
Señor, ayúdanos a morir a nuestro propio
yo, y a permanecer en ti.
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LO QUE NOS IDENTIFICA
Leer Lucas 10:25-28.
“En esto
conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos por los
otros” (Juan 13:35).
No es en el conocimiento, ni en el discernimiento, ni en los dones
espirituales, ni en la inteligencia, ni en la prosperidad, ni en los talentos,
ni en los logros, que nos identificarán, sino en si nos amamos los unos a los
otros (Juan 13: 34-35).
Qué compromiso y qué responsabilidad es la de ser embajadores de
Jesucristo (2ª Corintios 5:20 a). Si no hacemos las cosas con amor, no nos
sirve de nada todo lo bueno que hagamos.
Con razón la Escritura dice que el cumplimiento de la ley es el amor
(Romanos 13:10). También que la fe obra por el amor (Gálatas 5:6).
Jesús es el mejor ejemplo de amor al morir en nuestro lugar pidiendo
perdón al Padre por nuestros pecados (Lucas 23:34).
Por amor buscó las multitudes y
les enseñó lo que necesitaban (Marcos 6:34).
Por amor sintió compasión de los enfermos y los sanó (Mateo 14:14).
Por amor dio de comer a las multitudes hambrientas (Marcos 6:34-44).
Por amor soportó los defectos de sus discípulos y no los maldijo por
negarlo o por quedarse durmiendo en lugar de orar (Marcos 14:37-42).
Por amor se sometió a la voluntad del Padre a pesar de saber el
martirio que le esperaba y tomó nuestro lugar en la cruz (Lucas 22:43).
Oración: Señor, gracias por tu
amor. Ayúdanos a amar como tú, porque lo que no hacemos con amor no nos
sirve de nada.
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LAS PRUEBAS SON OPORTUNIDADES
Leer Génesis, capítulos 37 y
39 al 50).
“(Dios) aumentó al doble todas las cosas que habían
sido de Job” (Job 42:10).
“Las
pruebas son oportunidades que Dios nos da, para poder bendecirnos” (Lucas 6:35)
y hacernos crecer espiritualmente” (Job 42:5; Santiago 1:2-3; 1ª Pedro 1: 3-9.).
Pero es necesario pasar la prueba. Ejemplos:
José,
el hijo de Jacob tuvo que pasar 13 años lejos de su familia para que el propósito
de Dios pudiera cumplirse, pero él pasó la
prueba, sometiéndose a Dios y por eso fue exaltado y su pueblo salvado del hambre (Génesis
capítulos 37 y 39 al 47).
Pablo
y Silas fueron torturados en la cárcel, pero alabaron a Dios y el respaldo del
Señor no se hizo esperar y ellos pudieron ver el fruto de su aflicción (Hechos
16:16-39).
Job
recibió el doble de lo que había perdido cuando oró por sus amigos que eran
peor que enemigos porque lo herían juzgándolo y condenándolo (Job 42:10).
Jesús
nos promete que si oramos por los que nos hacen daño, recibiremos una gran
recompensa (Lucas 6:35).
Pero,
cuando nos rebelamos contra Dios y no confiamos en él, nos pasa igual que al
estudiante que no responde correctamente la prueba de determinada materia:
tiene que repetir la asignatura y volver a presentar la prueba.
Conclusión: Nuestra respuesta
en las pruebas debe ser siempre, sometimiento a Dios (Hebreos 10:36).
Oración: Señor, haznos dóciles a tu propósito y ayúdanos a
pasar la prueba para que no tengamos que repetirla.
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COMO
LAS ÁGUILAS
Leer Isaías
40:28-31.
“Los que confían en el Señor… volarán como las águilas” (Isaías 40:31).
Cuando
viene la tormenta el águila se eleva para contemplarla desde los picos más
altos y extiende sus alas sobre el
viento subiendo por encima de la tempestad sin que ésta la pueda afectar. No
la evade sino la usa para levantarse más
alto, impulsada por los fuertes vientos.
Cuando
las tormentas de la vida vengan, levántate por encima de los problemas, y
vuela bajo las poderosas alas del Espíritu Santo poniendo tu corazón y tu fe en
Jesús (He. 12:2 a) y no en la tempestad. Nuestro Amoroso Padre Celestial está
mirando cómo reaccionamos y está listo para socorrernos cuando pedimos su ayuda
(Salmos 33:13-21).
La
tormenta la envía el Señor (Isaías 45:7) para probarnos y ver cómo respondemos
ante la adversidad (Deuteronomio 8:2),
pero Él está atento a nuestro clamor.
Nuestros
triunfos no dependen de las circunstancias favorables sino del poder de aquel
que quiere manifestar su gloria en nuestras vidas (Jueces 7).
En
situaciones difíciles, volemos como las águilas, hacia la roca de nuestra
salvación (Salmo 31:3). Nuestro amoroso
Maestro, nos guiará con su Santo
Espíritu hacia la victoria y la solución. Éste
nos cubrirá con sus plumas y bajo
sus alas hallaremos refugio (Salmo 91:4).
Oración: Señor, cuando venga la tempestad, ayúdanos
a volar como las águilas.
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ANTIGUO TESTAMENTO, CIRCUNCISIÓN; NUEVO TESTAMENTO, BAUTISMO
Leer Génesis 17:9-11 y 21:4; Josué 5:2-7;
Hechos 15:1-20; Gálatas 5:1-6.
“Unidos a Cristo… fueron circuncidados” (Colosenses 2:11)
Circuncidar significa cortar circularmente
una porción del prepucio del miembro viril.
Fue la
señal del pacto que Dios hizo con Abraham y su descendencia y significaba la
elección divina para un pueblo, y la separación de éste, del mundo pagano, para
consagrarse a su Creador.
Pero
el pueblo de Israel no entendió el verdadero significado de la circuncisión al
tomarlo como un rito externo y por eso el Señor los exhortó a despojarse del
prepucio de su corazón, limpiándose de
sus maldades (Jeremías 4:4).
En el Nuevo Testamento, la verdadera
circuncisión es Cristo y la circuncisión
de Cristo es el bautismo espiritual: “Por
estar unidos a Cristo, ustedes fueron circuncidados; pero no con aquella
circuncisión que se hace en el cuerpo, sino al ser salvados de los pecados
de su naturaleza humana. Esta es la
circuncisión que viene de Cristo… Ustedes estaban en otro tiempo muertos
espiritualmente por sus pecados y por no haber sido circuncidados; pero ahora
Dios les ha dado vida juntamente con Cristo, perdonándoles todos los pecados…” (Colosenses
2:11-15).
En Cristo Jesús no cuenta la circuncisión
física sino la limpieza del corazón (Gálatas 6:15).
Oración: Gracias Jesús por limpiarnos de todos nuestros pecados y
circuncidar nuestro corazón. Límpianos más y más de toda maldad. Amén.
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LA VERDADERA ALEGRÍA
Leer Habacuc 3:17-19; Salmo 18:1-6.
Tú diste alegría a mi corazón” (Salmo 4:7ª).
La
verdadera dicha no depende de lo que poseo ni de lo que veo (Eclesiastés 2:
1-11) sino de lo que creo y de la medida de confianza que haya depositado en
Dios (Isaías 26: 3-4) y del fruto de su Santo Espíritu que es “amor,
alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio
propio” (Gálatas 5:22-23, NVI).
Salomón
tenía todo lo que humanamente un ser humano puede desear. Sin embargo, él tuvo
que llegar a la conclusión que todo lo que poseía, era solo vanidad
(Eclesiastés 2:11).
Por el contrario, Habacuc en medio de la angustia se fortaleció en
Dios, diciendo: “Con todo yo me alegraré en el Señor, y me gozaré en el Dios de
mi salvación” (Habacuc 3:18).
Las
cartas del apóstol Pablo que transmiten más fortaleza son las escritas en
prisión, porque él tenía muy claro a quién había creído (Filipenses 4: 6, 13; Colosenses 3:1-4, 16-17; 2ª Timoteo
1:3-12).
En Hechos de los apóstoles encontramos a Pedro
y Juan felices de haber sido encarcelados por
estar predicando a Cristo (Hechos 5:40-42).
El
mismo Señor Jesucristo nos dice que en el mundo habrá aflicción pero que
nuestra confianza debe estar puesta en Dios (Juan 16:33; Mateo 11:28 y 28:20).
Como
a sus discípulos, Jesús nos dice hoy “¿Por qué teméis? (Mateo 8:23-26).
Y
el apóstol Pablo nos da este consejo: “Alégrense siempre en el Señor” y “No se inquieten por nada” (Filipenses
4:4, 6, NVI).
Oración: Gracias, Señor, porque mi gozo eres tú, y no
importan las tempestades, tú siempre vas en mi barca.
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EL PRECIO DEL LLAMADO
Leer
Génesis 12:1-3; Jeremías 1: 4-10.
“Si alguno quiere venir
en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome
su cruz y sígame”
(Mateo 16: 24).
El responder al llamado del Señor implica dejar todo aquello que pueda
impedirnos cumplir la misión que nos está encomendando.
Así, vemos que Moisés (como Jeremías) tuvo que dejar el temor y la baja autoestima (Éxodo
capítulos 3 y 4).
Isaías dejó su
culpabilidad (Isaías 6: 5-8).
Pedro y Andrés dejaron
sus redes, y Jacobo y Juan su barca (Mateo 4:18-22).
Mateo dejó su banco
(Mateo 9:9) y la samaritana su cántaro
(Juan 4:28).
El mismo Jesús se despojó a sí mismo y rindió su propia vida (Filipenses 2:7).
Pablo renunció a todas las cosas que eran ganancia para su vida
antes de seguir a Cristo y después las consideró como basura (Filipenses 3:7-10).
Por eso es que el
mismo Jesucristo nos asegura que “Ninguno
que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de
Dios” (Lucas 9:62).
Es necesario entender
su gracia (recibir gratis lo que no merecemos, su perdón), su
misericordia (no recibir el castigo que sí merecíamos, porque Cristo lo llevó
en nuestro lugar), dependiendo solamente
de su amor y sin dejarnos desanimar a
pesar de los errores (Filipenses 3:12-14).
Conclusión: El trabajar para Cristo
implica rendición total.
Oración:
Señor, dame la fuerza para renunciar a
todo lo que me impide servirte.
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LA RECOMPENSA DEL SERVICIO
Leer 2°
Crónicas 15:7; Hechos 8:26-39; 1ª Corintios 15:58; Hebreos 6:10-12.
He aquí vengo pronto…para recompensar
a cada uno según su obra” (Apocalipsis 22:12).
Podemos
estar seguros que nuestro trabajo para el Señor siempre tendrá recompensa (Marcos 10:28-30). Así, vemos que:
Noé se salvó con su
familia después de construir el arca que el Señor le había ordenado (Génesis
6:9-8:22).
Abraham vio la descendencia
que Dios le había prometido (Génesis 21:1-2).
Moisés pudo sacar al
pueblo de Israel, de Egipto (Éxodo 14).
Andrés vio la multiplicación de los peces y los panes (Juan
6:5-15).
Pedro y Pablo
disfrutaron de la conversión de miles de
personas con pequeños discursos (Hechos
2:14-41; etc.).
Juan pudo recibir la más extraordinaria revelación en el
Apocalipsis.
La Samaritana llevó a muchos de Samaria a Cristo (Juan 4:39-40).
El sacrificio de
Cristo, compró el perdón para toda la humanidad. Siglos después, la obra y los escritos de los apóstoles (Evangelios Hechos y cartas) siguen
alcanzando multitudes.
En todos los casos, la
fe y la obediencia fueron las claves para que el propósito de Dios se cumpliera
en cada uno.
Oración: Gracias,
Señor Dios, porque nuestro trabajo para ti nunca será en vano. Ayúdanos a cumplir la misión que nos
has encomendado. Amén.
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ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE
Leer:
Deuteronomio 30:15-19; Romanos 5:12; 1ª
Corintios 15:21-22; Efesios 2:1.
"...fue el hombre un ser viviente” (Génesis 2:7).
Dios sopló en Adán aliento de vida, pero el pecado trajo la muerte sobre la humanidad (Números 17:13).
Dios nos resucita en su Hijo Jesucristo (Colosenses 2:12-13) que nos da vida nueva, eterna y abundante (Juan 14:6; 10:10b; 3:36; Romanos 6:4).
La vida nueva consiste en que Jesús nos ayuda a morir al pecado y a obedecer los mandamientos divinos (2ª Corintios 5:17; Hebreos 2:18).
La vida eterna es poder ser reconciliados con el Padre, pues cuando aceptamos el sacrificio que Cristo realizó por nosotros y lo reconocemos como nuestro Señor y Salvador, Él borra nuestros pecados que nos separaban de Dios Padre (Isaías 59:2) y nos permite unirnos a Él y conocerlo (Juan 17:3; Hebreos 10:19-20).
La vida abundante son todas las bendiciones que el pecado nos había quitado y que Cristo rescató para nosotros, y las tiene disponibles para todos los creyentes en Él, si seguimos sus instrucciones y tenemos fe en sus promesas (Mateo 6:33; Hebreos 10:36).
Y cuando estamos con Cristo ya no hay que temerle ni a la vida ni a la muerte pues “Ni la muerte ni la vida nos podrán separar de su amor” (Romanos 8:38-39).
Conclusión: Cristo es la
vida. Sin Él estamos muertos.
Oración: Señor Jesucristo, gracias por morir en mi lugar
para que yo pudiera tener vida nueva, eterna y abundante. Ayúdame a vivir esa
vida para la gloria tuya. Amén.
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QUÉ ES SER ADOPTADO
Leer:
Romanos 8:14-17; Juan 1:12-13; Efesios 1.4-6; Juan 3:3-8; Gálatas 4:3-7; Lucas 15:31.
“Dios envió a su Hijo, nacido de mujer…a fin de que recibiésemos la adopción de hijos” (Gálatas 4:4-5).
Definición: Adopción es el cambio de la patria potestad. Juan 1:12.
Consecuencias de la adopción:
La familia a la cual pertenecíamos no tiene ya parte con nosotros. Juan 8:42-44. Juan 1:12.
Pasamos a tener los mismos derechos que los hijos legítimos y a ser coherederos con ellos. Romanos 8:16-17; Gálatas 4:7.
Todo nuestro pasado queda eliminado y pasamos a ser nueva creación. 2ª Corintios 5:17.
Las deudas fueron canceladas; quedamos a paz y salvo. Romanos 5:8. Colosenses 2:13-15.
La adopción legal se efectúa con testigos. En nuestro caso, el testigo es el Espíritu Santo. Juan 3:1; Romanos 8:14-16.
Podemos decir ahora como el apóstol Juan: “Mirad cuánto amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios” (1ª Juan 3:1ª).
Oración: Amado Padre Celestial, humanamente no podemos entender un amor como el tuyo, que siendo tan pecadores nos hayas elegido para ser tus hijos amados y que podamos ser herederos con tu inmaculado Hijo Jesús. Sólo podemos decirte, gracias Padre por tu infinito amor. Amén.
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RECLAMA LA SILLA AZUL
Leer Lucas 11:9-10.
“Todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Mateo 7:8).
En la ciudad de Bogotá, funciona el sistema de transporte Transmilenio que cuenta con unas sillas azules que son destinadas a la población más vulnerable como son los adultos mayores, los niños, las mujeres embarazadas o con bebés de pecho, y los pasajeros con alguna discapacidad. Como adulta mayor yo contaba con el derecho de solicitar una silla azul cada vez que utilizara este servicio, pero durante mucho tiempo no fui capaz de hacerlo pues me daba vergüenza reclamársela a quien estuviera ocupando la silla. Pero un día Dios me dio una lección: Me encontraba muy cansada y llevaba mucho peso en mis manos. Frente a mí estaba una joven sentada en la silla azul muy cómodamente y no parecía darse cuenta de mi necesidad. Entonces empecé a orar “Señor, toca el corazón de esta muchacha para que me deje la silla. Hazle caer en cuenta que está usurpando mis derechos. Cámbiale el corazón y hazla poner de pie para dejarme el puesto”. Duré mucho tiempo orando, y no pasó nada. Seguía clamándole a Dios, cuando sentí que Él me respondió diciéndome: “Reclama la silla”. Como un resorte me volví a la joven y le dije tímida pero firmemente: “Por favor, ¿podría cederme la silla, si es tan amable? Y como un resorte, ella se puso de pie y me dijo “Sí, claro.
¿Tan fácil? No podía creerlo, tanto tiempo orando pero no actuaba reclamando mis derechos, y me perdía una y otra vez la bendición que me pertenecía por derecho propio. Esto me hizo recapacitar en que en muchas oportunidades nos ha pasado así con las bendiciones de Dios. Cuántas veces, le pedimos y le pedimos cosas que necesitamos, pero no hemos actuado en la parte que nos corresponde humanamente.
Es por eso que Dios tuvo que ordenarle a Moisés: “¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara y extiende tu mano sobre el mar…” (Éxodo 14:15-16).
Conclusión: No basta con orar, también hay que actuar.
Y, oración + acción = bendición.
Oración: Amado Padre Celestial, dame el equilibrio y la sabiduría para poner en acción mi oración, cuando es necesario hacerlo. En el nombre de Jesús, amén y amén.
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LA MENTE DE CRISTO
Leer Hechos 4:1-20 y 5: 12-29.
“Nosotros tenemos la mente de Cristo” (1ª Corintios 2:16b).
“Juan le dijo: - Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y tratamos de impedírselo, porque no es de los nuestros. Jesús contestó: - No se lo prohíban; porque nadie que haga un milagro en mi nombre, podrá luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros, está a nuestro favor” (Marcos 9:38-40).
“Jesús entró otra vez en la sinagoga; y había en ella un hombre que tenía una mano tullida. Y espiaban a Jesús para ver si lo sanaría en sábado y así tener de qué acusarlo. Jesús le dijo entonces al hombre que tenía la mano tullida: -Levántate y ponte en medio. Luego preguntó a los otros:- ¿Qué está permitido hacer el sábado: el bien o el mal? ¿Salvar una vida o destruirla? Pero ellos se quedaron callados. Jesús miró entonces con enojo a los que lo rodeaban, y entristecido por la dureza de su corazón, le dijo a aquel hombre: - Extiende tu mano. El hombre la extendió y su mano quedó sana. Pero cuando los fariseos salieron, comenzaron a hacer planes con los del partido de Herodes, para matar a Jesús” (Marcos 3: 1-6).
“Había un hombre que estaba enfermo desde hacía treinta y ocho años. Cuando Jesús lo vio acostado y se enteró del mucho tiempo que llevaba así, le preguntó: - ¿Quieres recobrar la salud? El enfermo le contestó: Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando se mueve el agua. Cada vez que quiero meterme, otro lo hace primero, Jesús le dijo: - Alza tu camilla y anda. En ese momento el hombre recobró la salud, alzó su camilla y comenzó a andar. Pero como era sábado los judíos dijeron al que había sido sanado:- Hoy es sábado, no te está permitido llevar tu camilla. Aquel hombre les contestó: - El que me devolvió la salud, me dijo: -Alza tu camilla y anda…por eso los judíos perseguían a Jesús, pues hacía estas cosas en sábado” (Juan 5:5-16).
Jesús no piensa como piensa el ser humano que no conoce a Dios.
Jesús vino a salvar, a sanar, a proveer. El ser humano inventa normas y luego se esclaviza de ellas y esclaviza a los demás. Y se cree justo por cumplir con las normas que se inventó.
Como creyentes en Cristo debemos pensar siempre que vamos tomar una decisión ¿Qué haría en este caso, Jesús? ¿Cuál es su prioridad? ¿Debo obedecer al hombre antes que a Dios?
Oración: Señor Jesucristo dame discernimiento espiritual del tuyo para establecer el límite de obediencia que debo poner, entre mi obediencia a la autoridad humana y mi obediencia a tu voluntad divina.
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¿QUÉ PASARÁ DESPUÉS DEL ARREBATAMIENTO?
Ahora bien, ¿Cómo invocarán a aquel en
quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien les predique?
(Romanos 10:14).
¿Acaso será el
Internet el medio que utilice el Señor para alcanzar a los que se quedaron y no
subieron con Él, por rechazar el Evangelio?
¿Tal vez debemos
empezar a crear páginas Web y Blogs con el mensaje de salvación y de
crecimiento espiritual y compartirlos con todo nuestro entorno?
Quizás cuando
los que no habían creído en Cristo se
den cuenta que lo que decían los creyentes acerca de la segunda venida del
Señor se ha cumplido, entrarán en desesperación y entonces dirán: “¿Dónde
encontraremos lo que nos predicaban y que no quisimos recibir?” Entonces… tal vez aquel blog, aquella página
Web que les compartimos será la tabla de salvación que los conduzca a Cristo y
los lleve al conocimiento de Dios.
No debemos
descartar esta posibilidad y debemos poner manos a la obra porque la venida de
Cristo se acerca cada vez más.
Si Él nos ha
dado este talento para compartir su palabra, no debemos ser negligentes como el
siervo que enterró el tesoro que el Señor le confió para que lo multiplicase
(Mateo 25:24-30).
Todas las
iglesias deberían tener en su página Web el mensaje de salvación completo,
incluido discipulado y crecimiento espiritual.
Oración: Amado Padre Celestial, ayúdame a no ser negligente y a usar los
talentos que tú me has dado para cumplir la gran comisión que me has
encomendado.
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Mi Padre es
mi Creador
“Dios creó
al ser humano a su imagen…” (Génesis 1:27).
No existe ni una sola evidencia de
que el mono pudiera haber evolucionado hasta llegar a ser el hombre
actual. Son meras especulaciones que no
tienen ninguna base lógica. La búsqueda infructuosa
detrás del eslabón perdido sólo demuestra que la teoría de la evolución es una
ilusión que se esfuma a medida que transcurre el tiempo. Y al fin y al cabo,
teoría es una suposición que no ha podido ser comprobada.
Los variados tipos de fósiles humanos encontrados,
simplemente pueden proceder de diferentes razas que se desarrollaron según el medio
geográfico y el hábitat en que se de desenvolvieron. Aún dentro de nuestro país
(Colombia), si comparamos un fósil de un habitante de la costa con el de un
indígena del Vaupés vamos a encontrar características muy diversas como
contextura, estatura, peso, etc.
De igual manera varían los fósiles
según el sexo, las condiciones climáticas, la alimentación, la cultura, etc.
Dios creó al hombre a su imagen y
semejanza no a imagen y semejanza de un mono irracional. El hombre fue creado
por Dios con espíritu, alma y cuerpo (1ª Tesalonicenses 5:23) mientras que el
mono sólo tiene alma y cuerpo y no posee capacidad para razonar. No existe la
menor posibilidad que la razón hubiera
aparecido por generación espontánea en el mono de un momento a otro,
convirtiéndolo en un ser racional.
Oración: Gracias, Padre Celestial
porque somos hijos tuyos, creación tuya y no descendientes de un animal
irracional.
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Café tipo exportación
“Ustedes son el campo de cultivo de Dios” (1ª Corintios 3:9b).
¿Te
gustaría ser café tipo exportación? Entonces debes dejarte cultivar y procesar
por Dios.
Nuestro
crecimiento se podrá dar sólo si lo hacemos al abrigo del Altísimo y bajo la
sombra del Todopoderoso (Salmo 91:1). Y sólo podremos dar fruto si estamos
unidos a Cristo, porque separados de Él, nada podemos hacer (Juan 15:1-5).
Y una vez cosechado, el grano de café debe ser
pasado por las diferentes máquinas que le van quitando las capas que cubren la
pulpa y luego debe ser lavado, seleccionado, trillado, y tostado por el fuego,
y finalmente molido, pasado por el agua hirviente y colado, para llegar a ser
esa deliciosa bebida apetecida mundialmente, esto es, el famoso café tipo
exportación. Sólo si vamos limpiando lo precioso y desechando lo
vil que hay en nuestras vidas, podremos obtener las promesas que el Señor nos
da en su palabra (Jeremías 15: 19-21). Para poder ser portadores de la gloria
de Dios debemos permitir que Él nos procese haciéndonos morir a nuestro propio
yo, para luego experimentar ese delicioso nuevo nacimiento. Cuando llegamos a
Cristo traemos nuestras vestiduras rotas y sucias, malolientes y asquerosas.
Por eso el apóstol Pablo nos dice que nos despojemos del viejo hombre y nos
vistamos del nuevo (Ef. 4: 22-24). Así como no se nos ocurriría buscar en la
caneca de la basura para volvernos a poner aquella ropa vieja, rota y sucia que
nos quitamos y desechamos por ser ya inservible, así tampoco debemos retroceder
para seguir en la vieja vida de vicio y de pecado en que andábamos antes de
reconocer a Cristo como nuestro Señor.
Y para
ser el recipiente digno de un café tipo exportación debemos permitir que Él nos
moldee como el alfarero le da forma a la vasija que está haciendo (Isaías 45:
9-12; 64: 8; Jeremías 18. 1-6; Romanos 9: 20), hasta que seamos hechos realmente a su
imagen y semejanza.
Oración: Señor, haznos dóciles y sumisos para
dejarnos cultivar y procesar por ti.
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Si
no es por gracia, ya no es gracia
“Por gracia ustedes han sido salvados mediante la
fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras…” (Efesios 2:8-9).
Gracia es recibir gratis lo que no merecemos.
Cristo nos da su salvación, gratis, porque Él
pagó el precio de nuestros pecados llevando el castigo que nos correspondía, y
ese castigo era la muerte en la cruz.
Podríamos esforzarnos en obedecer todos sus
mandamientos, en hacer buenas obras, en ser buenas personas, etc. pero nunca
podríamos conseguir que nuestros pecados fueran borrados. Es sólo por creer que
él murió en nuestro lugar y reconocer que somos pecadores y que necesitamos de
su sacrifico para poder ser perdonados, reconociéndolo como nuestro único y
personal Salvador, que alcanzamos el indulto divino. Esa es la gracia de Dios.
Luego de hacerlo, ¿Nunca más volvemos a pecar?
La
primera carta del apóstol Juan a los
creyentes en Cristo nos asegura que “Si afirmamos que no tenemos pecado, nos
engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad. Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel
y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad. Si afirmamos que no hemos pecado, lo hacemos
pasar por mentiroso y su palabra no habita en nosotros” (1ª Juan 1:8-10).
Entonces, ¿Podemos seguir pecando deliberadamente
confiando en que mis pecados son perdonados automáticamente? Claro que no.
“Dios… manda a todos, en todas partes, que se arrepientan” (Hechos 17:30).
“Sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán
comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta” (Romanos 12:2).
Arrepentimiento significa un cambio de mentalidad para comprobar cuál es
la voluntad de Dios y llevarla a la práctica.
Sólo que en nuestra condición humana débil e imperfecta, aún sin querer
cometeremos pecados que tenemos que reconocer cada día ante Dios para que su
gracia nos pueda cubrir.
Oración: Señor y Padre, gracias
por darnos el regalo de tu Hijo
Jesucristo para poder tener acceso a tu gracia. Renueva mi mente cada día hasta
que sea transformado de acuerdo a tu voluntad, buena, agradable y perfecta.
Amén y amén.
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El único Dios Verdadero
“Yo soy el Señor, y
no hay ningún otro” (Isaías 45:6).
“Los dioses que no hicieron los cielos ni la
tierra, desaparecerán de la tierra y de debajo del cielo” (Jeremías 10:11).
Al único Dios verdadero lo podemos identificar muy fácilmente:
Es el único autor de toda la creación (Génesis 1:1-18).
Es el único que puede dar vida (Génesis 1:20-28).
Es el único que creó unas leyes universales que nadie puede cambiar. Ejemplo:
La Ley de la Gravedad, etc.
Lo que prometió en el Antiguo Testamento lo cumplió en el Nuevo. Ejemplo:
Isaías 7:14= Mateo 1:18-23, etc.
Responde cuando clamamos a Él (Jeremías 33:3).
Transforma corazones y cambia vidas (Ezequiel 36:25-27).
Todos los demás, son dioses falsos.
Cómo podremos comprender su infinito amor, que siendo aún
pecadores nos amó y envió a su Hijo para que tomara nuestro lugar en la cruz,
para que todo aquel que en Él crea no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan
3:16; Romanos 5:8).
¡Fíjense
qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo
somos!
(1ª Juan 3:1)
Oración: Gracias, Dios Todopoderoso, Creador de todo lo que existe, porque a través del
sacrificio de tu Hijo Jesús puedo llegar a tu presencia y llamarte Padre.
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ETAPAS DE UNA
CONVERSIÓN
“…la palabra que sale de mi boca: No volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo deseo y cumplirá con mis propósitos” (Isaías 55:11).
A veces pensamos
que estamos perdiendo el tiempo cuando compartimos la palabra de Dios a ciertas
personas que aparentemente son renuentes, agresivas, tercas, indiferentes,
etc. Pero el anterior versículo nos
dice que Dios no envía su palabra porque
sí, sino que Él tiene un propósito y ese propósito se va a cumplir.
La conversión
tiene etapas que se cumplen paso a paso. En unas personas se dan más rápido, en
otras menos. Pero es necesario saber esperar el tiempo de Dios que al fin y al
cabo es el agricultor perfecto (Juan 15:1).
Analicemos estas etapas:
1. Siembra
de la palabra.
2. Reacción
a la palabra sembrada.
3. Reflexión
en la palabra recibida.
4. Comprensión
del contenido.
5. Convicción
de la realidad del significado.
6. Conversión.
El Espíritu Santo será el que se
encargue de hacer que estas etapas produzcan el
fruto deseado y desde luego la oración será de vital importancia en este
proceso.
Tengamos siempre en cuenta el
mandato de Pablo a Timoteo: “En presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de venir en su reino
y que juzgará a los vivos y a los muertos, te doy este solemne encargo: Predica
la Palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y
anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar”
(2da Timoteo 4:1-2). Tampoco olvidemos lo dicho por el mismo apóstol: “Por lo tanto, mis queridos
hermanos, manténganse firmes e inconmovibles, progresando siempre en la obra
del Señor, conscientes de que su trabajo en el Señor no es en vano” (1ra
Corintios 15:58).
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LO QUE REALMENTE CONTAMINA
Leer Marcos 7:15-23.
“Estas
señales acompañarán a los que crean: … cuando beban algo venenoso, no les hará
daño alguno… (Marcos 16:17-18).
La inmensa cantidad de elementos contaminantes que existen
en el medio ambiente son francamente alarmantes. Hay contaminación por los empaque plásticos,
pues la mayoría de alimentos vienen en embasados en plásticos y recipientes
nocivos como el aluminio del cual dicen que causa Alzáiner. Los granos de cereales contienen químicos para evitar que
el gorgojo se lo coma; gran cantidad de
alimentos contienen preservativos nocivos de una y otra especie; el aire está
altamente contaminado por residuos industriales y por radiaciones, etc.
¿Qué hacer ante tanto peligro para nuestra salud y calidad
de vida? El angustiarnos sólo nos quita la paz
y nos baja más las defensas.
Por mi parte decidí sólo creerle a Jesucristo cuando dice:
“¿No se dan cuenta que nada de lo que entra en una persona puede
contaminarla? Porque no entra en su
corazón sino en su estómago, y después va a dar a la letrina. Con esto Jesús
declaraba limpios todos los alimentos. Luego añadió: —Lo
que sale de la persona es lo que la contamina. Porque
de adentro, del corazón humano, salen los malos pensamientos, la inmoralidad
sexual, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia,
la maldad, el engaño, el libertinaje, la envidia, la calumnia, la arrogancia y
la necedad. Todos estos males vienen de adentro y
contaminan a la persona” (Marcos 7:18-23).
La mejor medicina para mantener las defensas altas es
mantener nuestro corazón libre de contaminación espiritual. No en balde dice un
proverbio: “Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23.
Esto no significa
que vayamos a comer deliberadamente cosas nocivas pues es de sabios evitar el
peligro; pero no debemos dejarnos llevar del pánico. Sencillamente, cuando voy
a comer, le pido al Señor que limpie y purifique los alimentos con su bendita
sangre, y confieso sus promesas diciendo:”Gracias Señor porque no hay nada que
entre de afuera, que me pueda contaminar, y aunque tomara cosas venenosas, no
me podrán hacer daño” (Marcos 16:18).
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CÓMO TRABAJA SATANÁS A TRAVÉS LOS ESPÍRITUS DE MUERTE
1.
Hace que el ser humano quite su mirada
del Creador y la ponga en lo creado. Esto se llama idolatría: “Pero me temo que, así
como la serpiente con su astucia engañó a Eva, los pensamientos de ustedes sean
desviados de un compromiso puro y sincero con Cristo” (2ª Corintios 11:3 NVI). Eva y Adán dejaron de escuchar la voz de
su Creador para ponerla en la criatura, esto es, satanás. Así vino la primera
muerte que fue la separación entre el ser humano y su
Creador.
2. La
idolatría trae como castigo la
esclavitud de pecado: “Como estimaron que no valía la pena tomar en cuenta el conocimiento
de Dios, él a su vez los entregó a la depravación mental, para que hicieran lo
que no debían hacer” (Romanos 1:28 NVI).
3. La
esclavitud de pecado produce
culpabilidad (Génesis 3:1-10).
4. La
culpabilidad altera el sistema nervioso,
baja las defensas y daña todo el
organismo, provocando enfermedades incurables que conducen a la muerte.
No en vano
afirma la Palabra de Dios: “Esto dice el Señor:
«Malditos son los que ponen su confianza en simples seres
humanos, que se
apoyan en la fuerza humana y apartan el corazón del Señor. Son
como los arbustos raquíticos del desierto, sin esperanza para el futuro…” (Jeremías 17:5-6 NTV).
Al fin y al cabo “La paga del pecado es la muerte”
(Romanos 6:23).
5.
Y como semejante al
ídolo es su seguidor, según la imagen que venera el ser humano así es su vida.
Por tanto traerá espíritu de muerte el que venera a José Gregorio Hernández
muerto en un accidente, la Virgen de las
Angustias con su hijo muerto en brazos, las almas del Purgatorio (que en
realidad no existen, porque le purgatorio no existe, sino espíritus de las tinieblas que plagian los muertos), la Virgen de Santa Martha con su calavera, el
“Sagrado Corazón” atravesado con puñales, etc.
6.
Cuando se hacen pactos de muerte, automáticamente se produce
una cadena de muerte que se manifiesta con accidentes, enfermedades incurables,
etc., porque los que confesamos, eso recibimos. No olvidemos que la vida y la
muerte están en poder de la lengua (Proverbios 18:20-21).
Oración
Amado Padre Celestial, en el nombre de tu Hijo Jesucristo, a quien
levantaste de entre los muertos, yo rompo todo pacto de idolatría y todo pacto
de muerte, con que mi vida haya sido ligada y rompo esas ligaduras, y renuncio
a todo lo que haya traído espíritus de las tinieblas a mi vida.
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