Obras de Teatro



DE LA CASA EN EL AIRE A LA CASA EN LA ROCA

(Obra de teatro)

Primer  actor (Aparece con su grupo musical). Lo llamaremos Juan. Se presenta y luego dice: Hoy les traemos la historia de una de las canciones más famosas del Vallenato  colombiano: La Casa en el aire, del compositor Rafael Escalona, quien se la dedicó a su hija Hada Luz. Como buen padre, él quería proteger a su hija de lo que pudiera dañarla. Por eso le dice que le va a construir una casa en el aire a donde nadie pueda subir, sólo el que sepa volar.

Segundo actor (Espontáneo. Lo llamaremos Pedro): -¿Cuando Rafael Escalona escribió esta letra  conocía la Palabra de Dios?

Juan: -No, no la conocía. Por eso  dice  en una de sus estrofas “Para ir al cielo creo que no hay camino”. Tuvo que pasar mucho tiempo para que descubriera que para ir al cielo sí hay un camino único, y este camino se llama Jesús. Jesucristo dijo “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, solamente por mí se puede llegar al Padre” (Juan 14:6).

Pedro: -Y, ¿cómo es eso de los cimientos; una casa en el aire puede tener cimientos?

Juan: -Claro que no. Por eso  Escalona dice  en su canción “Esta casa no tiene cimientos, en el sistema que he inventado yo…” porque el célebre compositor no había leído en la Biblia que el que escucha la palabra de Dios y la pone en práctica es el que edifica  su casa sobre la Roca, o sea, sobre cimiento firme. Es el Señor Jesús el que nos  ilustra esta verdad en una de sus parábolas (Mateo 7:24-25). Y Él también nos enseña que  el que cree en Él, tiene la vida eterna, o sea, que va a  conocer a Dios y a estar eternamente con el Padre Celestial (Juan 3:36 y 17:3).

Pedro: -¿Y es verdad que Jesucristo va a volver a llevar a los que crean en Él?

Juan: Sí Él lo prometió (Juan 14: 2-3). Y sea que hayamos muerto físicamente o que estemos vivos todavía, nos iremos en las nubes con Él. Los que murieron habiendo aceptado a Jesucristo como su Señor y Salvador, resucitarán primero y todos seremos transformados en un cuerpo glorioso diferente al nuestro cuerpo actual (1ª Tesalonicenses 4:14-17; Filipenses 3:20-21). Por eso debemos aceptarlo como nuestro único Señor y nuestro único Salvador.

Pedro: ¿Y qué es aceptarlo como nuestro Señor?

Juan:-Pues permitir que Él gobierne nuestra vida de acuerdo a su voluntad.

 Pedro:-¿Y qué es aceptarlo como nuestro Salvador?

Juan: -Es creer que murió en nuestro lugar y que resucitó, y que este sacrificio fue suficiente para borrar todos nuestros pecados si nos arrepentimos de ellos y se los confesamos a Él que es nuestro  Sumo sacerdote.  Por eso, alguien que se basó en las palabras de Jesús, escribió una nueva letra que dice así:     (Todo el grupo canta).

LA CASA EN LA ROCA 

Yo voy a hacer una casa en la Roca, solamente pa que vivas tú;

Después le pongo un letrero bien grande, con nubes blancas que diga: Jesús.

Y cuando la Luz sea una señorita

 y alguno le quiera hablar de amor

el tipo tiene que creer en Dios, para que pueda hacerle una visita. 

Y el que no crea no sube, a ver a Jesús en las nubes

y el que no crea  no sube allá, a vivir con Cristo en la eternidad. 

Y esta casa sí tiene cimientos en el sistema que nos dio Jesús:

Obedecer  sus mandamientos, también creer que él murió en la cruz;

que Jesús murió y resucitó, para librarnos de nuestros pecados

y se sentó a la diestra de Dios y volverá  Él mismo a llevarnos. 

/Y el que no crea no sube, ni se va con Cristo en las nubes,

y el que no crea no sube allá, a pasar con Cristo la eternidad/.


Pedro: -¿Y por qué habla de Luz? 

Juan: - Pues porque Cristo dice que los creyentes en Él estamos llamados a ser la luz  con nuestra manera de ser y de vivir (Mateo 5:14-16) y también contando al que no lo sabe que en Jesucristo hay  salvación y vida eterna (Marcos 16:15-16).

Pedro: -¿Y el compositor Escalona, nunca conoció a Jesús ni su Palabra? 

Juan: Sí, el conoció la Palabra de Dios y aceptó a Jesús al final de su vida y ahora está en el cielo con Jesucristo. Si todavía viviera en este mundo podemos estar seguros que cantaría La Casa en la Roca y no La Casa en el Aire. 

Pedro-¿Y cómo podemos aceptar nosotros a Jesucristo  como  Señor y Salvador?
Juan: -Creyendo en el corazón y diciéndolo con la boca (Romanos 10:9). Ahora mismo todos podemos hacer esta oración, así: Señor Jesucristo, creo que tú eres el Hijo de Dios, que moriste en la cruz en mi lugar para que yo fuera perdonado de mis pecados, y resucitaste de entre los muertos. Te confieso que he pecado de muchas maneras; me arrepiento, te pido perdón y te acepto como mi único Señor y Salvador. En tu nombre santo, Señor Jesucristo, amén y amén. 

Pedro: -¿Y después de hacer esta oración, qué tengo que hacer para seguir construyendo mi casa sobre la Roca? 

Juan: -Leyendo la palabra de Dios y poniéndola en práctica.  

Pedro: - Ahora sí entiendo la nueva letra de la canción. ¿Qué tal si la vuelven a cantar y nos la aprendemos todos? 

Juan:- Claro que sí, uno, dos tres.

Yo voy a hacer una casa en la Roca...


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ERROR IRREPARABLE

(Obra de teatro)


GUIÓN



Bernardo, joven campesino, tiene un fuerte altercado con su padre y decide abandonar el hogar.

Tres años más tarde, Antonio y María, padres de Bernardo, deciden entrar a formar parte de la subversión. No permitirían – pensaban – que el terrateniente los siguiera explotando. Sólo que no contaban con que su hijo acosado por la crisis económica, se presentara a prestar su servicio militar en la Armada Nacional y luego decidiera continuar como infante voluntario. Hacía algún tiempo, él había viajado a la zona cafetera a recoger la cosecha, pero una vez terminada la recolección, se encontró sin trabajo, y, muy pronto se quedó sin dinero. Entonces decidió presentarse al Distrito de Reclutamiento en búsqueda de la obtención de su libreta militar, pero al terminar su servicio obligatorio, opta por continuar como infante voluntario. 

Aquella noche, la toma de la guerrilla al puerto fluvial, dejaría un saldo de cinco infantes voluntarios masacrados. Los subversivos, y entre ellos, Antonio y María, se dieron a la tarea de recoger las armas y despojar de sus uniformes a los caídos en acción. Cuál no sería la sorpresa de María, al encontrar el cuerpo sin vida de su propio hijo. Un grito de dolor retumbó en la siniestra noche. Era el alarido de la madre, al reconocer el rostro de Bernardo.




LIBRETO



PRIMERA ESCENA


En el corredor de una humilde choza de campo aparecen Antonio y Bernardo muy ofuscados, mientras María trata de calmarlos sin conseguirlo. 

Antonio: - ¡Estúpido! Usted no sirve para nada. Nunca será nada en la vida. Lo mejor que le podría pasar sería que le pegaran un tiro. 

María: - ¡No! No le diga eso al muchacho. 

Antonio: - ¡Cállese y deje de ser alcahuete! 

Bernardo: - Tranquila, mamá, yo mejor me voy para no causarle más problemas. 

(Bernardo busca y empaca alguna ropa y otras pertenencias y se va).


Baja el telón.





SEGUNDA ESCENA


Antonio y María se encuentran en estado de ira incontrolable. 

Antonio: - ¡No soporto más la explotación de ese miserable aprovechado.

María: - ¿Qué podemos hacer?

Antonio: - Conozco un contacto subversivo.

María: - ¡Qué? ¡Estás loco?

Antonio: - No tenemos más salida que irnos para la guerrilla. ¿No entiende? Tanta injusticia ya me terminó de dañar el corazón.

María: - No puede ser, Antonio. ¿Y si nos matan? 

Antonio: - ¡Ah! El que no arriesga un huevo, no saca un pollo. 

María: - Pues, sí, no. 

Antonio: ¿Sería capaz de irse conmigo?

María: - Pues claro. Hasta que la muerte nos separe.

(Se toman de la mano y empiezan a caminar).



Baja el telón.



TERCERA ESCENA


(Bernardo va por un camino con aspecto desalentado)

Bernardo: - ¡Qué falla! Se acabó la cosecha y me quedé sin camello. La plata ya no alcanza para nada. Ahora, ¿qué voy a hacer? Ni siquiera libreta militar tengo. Tendré que presentarme en el Distrito Militar y si me llevan...pues...me voy a prestar el servicio militar.

(Llega al Distrito Militar y entra decidido).


Baja el telón.



CUARTA ESCENA


(Bernardo, sentado en un banco del parque, se rasca la cabeza. Tiene en sus manos una libreta militar, pero luce muy preocupado).


Bernardo: - Y ahora, ¿Qué carajos voy a hacer? No he podido encontrar trabajo ni con libreta de primera. (Se para y camina pensativo). – Bueno, pues creo que lo mejor será seguir en la Armada. Me reintegraré como infante voluntario, y si me matan, pues que me maten. Así se le habrá cumplido el deseo de mi papá.

(Camina hasta el Distrito y entra resuelto)


Baja el telón



QUINTA ESCENA

 (Al amanecer Antonio y María junto con otros camuflados con las caras cubiertas aparecen en lo alto de una colina divisando la base fluvial)


Antonio: - Todo está fríamente calculado. La toma será un éxito total. Los haremos pedazos.

María: - No quedará nada de esa maldita base. Para eso nos hemos preparado de sobra.

(Se frotan todos las manos en señal de euforia y regresa al respaldo de la ladera)

Baja el telón.

  

SEXTA ESCENA

(Es de noche. En medio del silencio, se empiezan a oír disparos seguidos de gritos de dolor. Después de un momento, se escuchan pasos y el murmullo de voces, mientras que unas sombras se mueven entre cuerpos caídos de uniformados. Son cinco infantes de Marina que han sido tomados por sorpresa por un grupo de insurgentes. Estos últimos, ahora están buscando el botín con avidez. María, se encuentra con un joven boca abajo que en los estertores de la muerte escupe sangre a borbotones. Ella lo empuja con el pie tratando de voltearlo y dispara el arma para rematarlo, cuando un grito  horripilante retumba en la noche.

María: - ¡Oh, nooo...nooo...nooo!. Es Bernardo, mi hijo. Yo misma lo he asesinado. Mira Antonio lo que queda de esta maldita guerra. ¡Maldita guerra!  ¡maldita guerra!

Antonio: - ¡No María, yo lo maté primero! ¡Yo lo maté primero! Cuando lo corrí de la casa. ¡Yo lo maté primero, cuando lo maldije, María!  ¡Yo lo maté primero!


(Los dos se dejan caer, dando puñetazos sobre el piso y gritando en una desesperación incontrolable).


Baja el telón.



FIN


1 comentario:

  1. Puede ser usada para llevar el mensaje de salvación de Nuestro Señor Jesucristo, sin ánimo de lucro. Quien quiera sacar provecho propio de esta obra tendrá que vérselas con su verdadero autor, el Espíritu Santo.

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