LECCIÓN 13
OBJETIVOS:
Conocer
las características que deben distinguir al discípulo de Cristo.
“Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y hallaréis
descanso para vuestras almas” (Mt. 11: 29).
“El que dice que permanece en ÉL (en Cristo)
debe andar como ÉL anduvo” (1ª Jn. 2:6).
“El que cree en mí, las obras que yo hago, él las hará también...”
(Jn. 14: 12).
“Pues para esto fuimos llamados.; porque también Cristo padeció
por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigamos sus pisadas; el cual no hizo
pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía
con maldición; cuando padecía no amenazaba, sino encomendaba la causa al que
juzga justamente” (1ª P. 2: 21-23).
¿Cómo podremos seguir las
pisadas de Jesús?. Por nuestras propias fuerzas nunca lo podremos conseguir
(Jn. 15: 5). Será el Espíritu Santo el que nos ayude a crucificar nuestra carne
bajo los pies de Cristo (Ro. 6: 6; Gá. 2: 20 y 5: 24-25; Ef. 4: 22-24; Fil 2:
5-11; Tit. 3: 3-7).
“Mas el fruto del Espíritu es amor,
gozo, paz. paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza...” (Gá. 5: 22-23).
13. 1. Desarrollando el carácter de Cristo por el fruto del
espíritu santo.
Analicemos un poco el
significado de las nueve virtudes o “partes” que conforman el Fruto del
Espíritu Santo:
13. 1. 1. Amor: Del griego “agapau”, que significa ternura, entrega,
sacrificio por el ser amado. El mayor ejemplo de este amor está escrito en Juan
3: 16: “Porque de tal manera amó
Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en Él
cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Este es el amor del
Padre. El amor del Hijo, Él mismo lo describe como amor “fileus” (amor del amigo), en Juan 15: 13: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga
la vida por sus amigos”.
El apóstol Pablo describe el amor como el vínculo perfecto, el que
compacta el fruto: ”Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de
entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de
paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros, si alguno
tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también
hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor que es el vínculo
perfecto” (Col. 3: 12-14). “El amor es
sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se
envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda
rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre,
todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser...” (1ª Co. 13:
4-8).
13. 1. 2. Gozo: Del griego “chara”,
que significa alegría, deleite, contentamiento. No es solamente la alegría por
el éxito o por lo bueno que nos suceda; es el contentamiento en el espíritu,
que hizo que Pablo y Silas, encadenados y encarcelados en el cepo, cantaran
himnos a Dios (Hch. 16: 22-25); es el gozo que sintieron Pedro y Juan después
de ser maltratados por predicar la palabra de Dios (Hch. 5: 41); es el gozo de
Dios cuando un pecador se arrepiente (Lc. 15: 5, 7, 32).
13. 1. 3. Paz: Del griego “eirene”
(en hebreo, shalom), traduce
tranquilidad, quietud, reposo, armonía, orden, seguridad, confianza, bienestar
espiritual, carencia de ansiedad, descanso. Es la paz que sobrepasa todo
entendimiento y que recibimos de Dios cuando le entregamos nuestro afán (Fil.
4: 6-7).
13. 1. 4. Paciencia: Del griego “makrothumia”, que combina las ideas
longanimidad (perseverancia o resistencia) y ecuanimidad (no enojarse ni
vengarse), en dimensiones divinas. Es esperar en el Señor sin perder la
confianza ni admitir la derrota, ni airarse, ni perder el control, manifestando
tolerancia hacia los demás.
13. 1. 5. Benignidad: Del griego
”chrestotes”, significa amabilidad,
dulzura, compasión, misericordia, y conduce a la bondad.
13. 1.6.
Bondad: Del
griego “agathousune”, es la capacidad
de hacer lo bueno y la incapacidad para hacer lo malo. En otras palabras bondad
es la práctica de la benignidad. Podríamos resumir que benignidad es lo que
sentimos, y bondad es lo que hacemos.
13. 1. 7.
Fe: Del
griego “pistis”, significa fidelidad,
confiabilidad, seguridad, certeza, convicción, plena confianza.
13. 1. 8.
Mansedumbre: Del
griego “praotes”, que quiere decir
sumisión, moderación, humildad, control sobre la ira; no es cobardía ni
debilidad; Jesucristo era manso, pero cuando encontró a los mercaderes en el
templo, entró en santa ira y los arrojó a látigo. Moisés era manso pero cuando
encontró al pueblo de Israel entregado a la idolatría, rompió las tablas de la
ley, demostrando así su celo por la obra de Dios. Si observamos un caballo, es
un animal muy fuerte, pero una vez que ha sido amansado, controla su fuerza,
haciéndose dócil.
13. 1. 9.
Templanza: Del
griego “enkrateia”, es el dominio
propio sobre los sentidos, manteniéndolos en sujeción.
Ahora que hemos analizado
las nueve virtudes del fruto del Espíritu Santo, lo podemos comparar con una
naranja: la naranja es un solo fruto que tiene muchas divisiones como ‘tajadas”
envueltas en una capa protectora que las une. Si a cualquiera de estas tajadas
se le quita la capa protectora, queda separada del resto del fruto, se pudre,
se seca, muere.
En el fruto del Espíritu
Santo, la capa protectora que conserva el fruto, es el amor. Por eso es el
mayor de todos (1a Co. 13: 13). “Y
sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto” (Col.
3: 14).
Y así como la fe obra por el amor (Gá. 5: 6),
las demás virtudes del fruto del Espíritu Santo deben estar cubiertas por el
amor, para que puedan permanecer y manifestarse en el creyente: El amor todo lo
cree (1ª Co. 13: 7), por lo tanto produce fe. El gozo aun en medio de la prueba
sólo lo puedo sentir cuando tengo fe (que obra por el amor) en que Dios me dará
la victoria. La paz la siento cuando a pesar de las circunstancias, yo le
entrego mis problemas al Señor, porque creo
en su fidelidad (Fil. 4: 6-7). La paciencia es el resultado de mi confianza en
Dios y de mi amor por Él. La benignidad, la bondad y la mansedumbre, sólo las
puedo manifestar cuando el amor de Dios llena mi corazón. La templanza es
manifiesta en mí cuando creo que soy templo de Dios y como amo a Dios, respeto
su templo que es mi cuerpo y porque también me amo, lo guardo de todo exceso y
de toda contaminación.
Pero, ¿Cómo se manifestó en
Jesucristo el fruto del Espíritu Santo?. Sólo tomaremos unos pocos ejemplos y
comprobaremos cómo solamente por el amor, se pueden dar las demás virtudes de
fruto del Espíritu:
v
Vimos que la mayor manifestación del amor de
Jesucristo, fue su sacrificio por nosotros. Y aun en medio de la humillación,
el vituperio, el escarnio, el dolor, nos amó lo suficiente como para pedir
clemencia al Padre: “Padre, perdónalos porque
no saben lo que hacen” (Lc. 23: 34).
v
Por amor, sintió compasión por las multitudes
que estaban “como ovejas que no tienen
pastor y comenzó a enseñarles muchas cosas” (Mr. 6: 34).
v
Por amor, sintió compasión de los enfermos y los
sanó (Mt. 14: 14 etc.).
v
Por amor, sintió compasión de las multitudes
hambrientas y les dio de comer (Mr. 6: 34-44; 8: 2-9).
v
Así, el amor produjo misericordia (benignidad),
y la misericordia, el hacer lo bueno (bondad), a través de los milagros, por la
fe que obra por el amor (Gá. 5: 6).
v
Por amor, Jesús también tuvo paciencia para no
enojarse con sus discípulos cuando los encontró durmiendo, porque no pudieron
velar una hora en oración (Mr. 14: 37-42).
v
Por amor
a nosotros, se sometió al Padre en mansedumbre total cuando le dijo: “Padre, si quieres pasa de mí esta copa; pero no
se haga mi voluntad sino la tuya” (Lc. 22: 43).
v
Por amor,
también sobreabundó en mansedumbre y paciencia, como para soportar el arresto,
las burlas, las humillaciones, el escarnio, los escupitajos, los azotes, etc.,
de que fue objeto, aunque hubiera podido orar al Padre para que le enviara sus
ángeles a defenderlo. Pero Él lo soportó todo por amor, “para que se cumplieran las Escrituras” y el
plan de salvación para nosotros (Mt. 26: 53-54).
v
También por amor, su corazón se regocijaba por
cada oveja que se convertía (Mt. 18: 10-13; Lc. 15: 3-32).
v
Por amor, Él mismo se hizo la paz verdadera que
viene a nuestro corazón, para que no nos turbemos ni tengamos miedo (Jn. 14:
27: 16: 33), y reconcilió al hombre con Dios por el sacrifico de su sangre
(Col. 1: 20), llevando Él mismo el castigo de nuestra paz (Is. 53: 5).
v
Por amor, ayunó cuarenta días y cuarenta noches,
manifestando una extraordinaria
templanza (dominio propio), al resistir la tentación de convertir las
piedras en pan (Mt. 4: 1-4), y después tomó vinagre “para que se cumplieran las Escrituras” (Jn.
19: 28-29).
Y es el amor la síntesis de
su ley: “Un mandamiento nuevo os
doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos
a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los
unos por los otros” (Jn. 13: 34-35).
13. 2. El ejemplo de Pablo (Fil. 3: 17).
El apóstol Pablo, sin ser de los doce
discípulos que anduvieron con Jesús durante su ministerio aquí en la tierra,
fue llamado personalmente por Jesucristo (Hch. 9: 3-6; 1ª Co. 15: 8; Gá. 1:
15), convirtiéndose de encarnizado perseguidor de los cristianos a fiel y
consagrado siervo del Señor (Hch. 9: 1-30; 13: 2-28:31).
En
Pablo se cumplió muy bien la palabra de Jesucristo dicha en Mateo 16: 24 “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a
sí mismo, y tome su cruz y sígame”.
Siendo doctor de la ley y
fariseo de familia notable (Hch. 22:3; 23: 6; Ro. 11: 1; Fil. 3: 5), renuncia a
todos sus privilegios para someterse por amor a Cristo (Hch. 20: 23-24; Fil. 3:
7-8), a persecuciones, azotes, peligros, trabajos, fatigas, desvelos, fríos,
hambres, sed, desnudez, cárceles, bofetadas, maldiciones, calumnias, etc.(Hch.
14: 19; 16: 22-24; 20: 18-24; 21: 27-36; 22: 22-24; Ro. 8: 35-36; 1ª Co. 4:
11-13; 2ª Co. 1: 8-9; 4: 7-11; 6:4-10;
11: 23-37; 12: 10; Fil. 4: 11-13; 2ª Ti. 3: 11; etc.), ). Desde sus prisiones
continúa predicando con denuedo a Jesucristo (Ef. 3: 1; Fil. 1: 7; Col. 4: 3,
10, 18; Flm. 1, 9; etc.), y termina viviendo en una casa alquilada que no es
otra cosa que una casa por cárcel (Hch. 28: 30-31) porque dice:“ la palabra de Dios no está presa...” y “Todo
lo soporto por amor a los escogidos...” (2ª Ti. 2: 8-11).
Cuando leemos sus preciosas
cartas, nos conmueve su celo por la obra de Dios (2ª Co. 11: 2-3; 28-29, etc.),
su amor (2ª Co. 4: 15; 2ª Ti. 2: 10; etc.), su oración intercesora (Ro. 1: 8-9;
Ef. 1: 16; 3: 14-19; Col. 1: 3-12; 1ª Tes. 1: 2; 2ª Tes. 1: 11; etc.), su valor
y su entereza para afrontar los obstáculos (Ro. 5: 3-5; 2ª Co. 4: 7-18; 6:
3-10; Fil. 4: 11-13; 1ª Tes. 2: 1-2; 2ª Ti. 3: 10-12; etc.) y su fidelidad a
pesar de las adversidades (2ª Ti. 4: 7). ¿Cuántos discípulos hizo?. No lo
sabemos. Lo cierto es que todos los desampararon en momentos bien críticos y
sólo el Señor le dio fuerzas para continuar testificando de Él a los
inconversos (2ª Ti. 4: 16-17). Poco antes de ser sacrificado (2ª Ti. 4: 6) pudo
afirmar: “He peleado la buena
batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.” (2ª Ti. 4: 7).
Que Dios nos ayude a imitar su ejemplo.
EVALUACIÓN
1.
Enumere
las nueve virtudes que componen el fruto del Espíritu Santo y cite el texto que
lo describe ___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
2.
¿Cómo
manifestó Dios Padre, su amor por nosotros? Cite el texto bíblico que lo dice
._____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
3.
¿Cómo
manifestó Jesucristo su amor por nosotros? Susténtelo bíblicamente.
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
4.
Lea
Jn. 14: 15, 23, y Jn. 21: 15-17 y explique cómo podemos manifestarle a
Jesucristo nuestro amor.
___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
5.
¿En
qué conocerán todos que somos discípulos de Jesucristo? Cite el texto que lo
afirma
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
6.
Haga
un estudio de la vida de Pablo incluyendo sus cuatro viajes, descritos en el
libro de los Hechos de los Apóstoles.
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