LECCIÓN 5
“Clama a mí y yo te responderé, y te enseñaré cosas
grandes y ocultas que tú no conoces” (Jer. 33: 3).
OBJETIVOS:
Que el creyente aprenda a orar conforme a los principios bíblicos.
5. 1. Qué es orar
Orar es hablar con Dios con
palabras sinceras, de acuerdo a las circunstancias que vivimos diariamente.
5. 2. Quién nos enseña a orar
El Espíritu Santo, que
debemos pedir al Padre, arrepentidos de nuestros pecados:
“Pues si vosotros siendo malos sabéis dar buenas dádivas (regalos)
a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre Celestial dará el Espíritu Santo a
los que se lo pidan?” (Lc. 11: 13). “Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de
Jesucristo para perdón de pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hch.
2: 38). “Y de igual manera el
Espíritu (Santo) nos ayuda en nuestra debilidad; pues, qué hemos de pedir como
conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros, con
gemidos indecibles...” (Ro. 8: 26-27).
5. 3. Cómo debemos pedir
A veces pedimos pero no
recibimos, por que pedimos mal (Stg. 4: 3). Es necesario pedir de acuerdo a la
voluntad de Dios: “Y
esta es la confianza que tenemos en Él, que si pedimos alguna cosa conforme a
su voluntad, Él nos oye” (1ª Jn. 5: 14). Debemos buscar primero su reino
y su justicia, esto es, orar por lo que a Dios le agrada (por la expansión del
reino de Dios, por la salvación de otros, etc.) y todo lo demás vendrá añadido
(Mt. 6: 33). “Recomiendo, ante todo, que
se hagan pleglarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos,
especialmente por los gobernantes y por todas las autoridades, para que
tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida piadosa. Esto es bueno y
agradable a Dios nuestro Salvador, pues Él quiere que todos sean salvos y
lleguen a conocer la verdad (1ª Ti. 2: 1-4. N. V. I.).
5. 4. Resultados
de la oración:
Mueve el corazón de Dios
(Ex. 2: 23-25; 3: 7-10; 32: 9-14; 1ª S. 1: 1-20; 1ª R. 3: 5-13; 2ª R. 19: 15-20
y 20:1-7; Neh. 1: 1 al 2: 9; Jer. 29: 11-13; Daniel 9: 1-23; Jonás 3; Lc. 1:
5-13; Hch. 4: 24-31; 12: 1-11; Stgo. 5: 13-16; Ap. 5: 8 y 8: 3; etc.
5. 5. Requisitos para que nuestra oración obtenga respuesta
favorable:
5. 5. 1. Perdonar y pedir perdón (Mt. 5: 23-24; 6: 12,
14-15; 18: 23-35; Mr. 11: 25-26; 1ª Jn. 1: 8-9).
5. 5. 2. Dar gracias por todo
(Fil. 4 : 6; Col. 3: 17; 1ª Tes. 5: 18).
5. 5. 3. Hacer peticiones claras y
precisas. Si bien es cierto que nuestro Padre Celestial sabe de qué tenemos
necesidad (Mt. 6: 8) y si nos deleitamos en Él, obedeciendo sus mandamientos, Él concede las peticiones de nuestro corazón
(Sal. 37: 4; 112:1), en Lc. l8: 35-43, encontramos un ciego que clamaba y
clamaba a Jesucristo, pero no le decía que quería ver. Cuando Jesús le
preguntó: ”¿ Qué quieres que te
haga?” y el ciego le dijo: “Señor,
que reciba la vista”, Jesucristo le contestó: ”Recíbela”. Así, a veces oramos y
oramos palabras sin sentido y es obvio que no vamos obtener respuesta.
Jesucristo nos dice en Mt. 6: 7: “Y orando,
no uséis vana repeticiones como los gentiles, que piensan que por su palabrería
serán oídos”.
5. 5. 4. Pedir todo en el nombre de
Jesucristo (Lc. 10: 17; Jn. 14: 6; 14: 13-14; 15: 16; l6: 23-24;
Hch. 4: 12; 16: 18; Col. 3: 17;
1ª Ti. 2: 5; Fil. 2: 9-10).
5. 5. 5. Creer, pedir con fe que
es “la certeza de lo que se
espera, la convicción de lo que no se ve” (He. 11: 1). Leer también
Mt. 21: 21-22; Mr. 11: 22-24; 16:17-18; Jn. 11:40; Hch. 14: 8-10; Ro. 4: 17; 2ª
Co. 4: 18; 5: 7; He. 10: 35; 11: 6; Stg. 1: 6; etc., porque la fe viene por el
oír la palabra de Dios (Ro. 10: 17).
5. 5. 6. Humillarnos ante la
presencia de Dios (2ª Cr. 7: 14; Mt. 23: 12;
Stg. 4: 10; 1ª P. 5: 6), y
someternos incondicionalmente a su voluntad (Is. 55: 8-9; Mt. 6: 10; Ro. 12: 2;
1ª Ti. 2: 1-4; 1ª Jn. 5: 14-15; 1ª P. 2: 15). Dios nos va a prosperar en la
medida que prospera nuestra alma (3ª Jn. 1: 2) y Él utiliza nuestra necesidad para que nosotros nos acerquemos
más a Él. (Job 42: 5; Jn. 9: 38). Asimismo si el Señor tiene un propósito en la
situación que estamos viviendo, no vamos a recibir la respuesta hasta que dicho
propósito se cumpla (Sal. 135: 6; 138: 8; Lm. 3: 37). Es pues necesario esperar
el tiempo del Señor (Ec. 3: 1; Sal. 5: 3;
40: 1).
5. 5. 7. Confesar como recibidas las promesas de Dios,
si estamos cumpliendo las condiciones que acompañan a cada una de ellas: “Porque os es necesaria la paciencia, para que
habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa” (He.
10: 36). “ A fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores
de aquellos que por la fe y la paciencia, heredan las promesas” (He.
6:12). Ejemplos:
Gn. 12: 2-3; Gá. 3: 29; Ex. 15: 26; 19: 5-6; Dt. 11: 13-15; 20: 3-4; Jos. 1: 9;
Job 8: 5-7; Sal. 37 y 91; Pr. 3: 1-10; 11: 25; 18: 10; Is. 41: 9-20; Jer. 1:
7-10, 17-19; 15: l9-21; 17: 7-8; Mal. 3: 10-12. Jn. 10: 27-29; 15: 7; 2ª P.1:3-4, etc..
5. 5. 8. Ser fiel (Sal. 66: 18; 81: 13-16; Jn. 5:14; 15:
7; Stg. 5: 16).
5. 5. 9. Ser constantes en la oración (Sal. 55: 17; Mt. 15: 22-28;
Lc. 18: 1-7; Ro. 12: 12; Ef. 6: 18; 1ª Ts. 5: 17; Ap. 5: 8).
5. 5. 10. Alabar y adorar a Dios en toda circunstancia
(2ª Cr. 20; Sal. 33: 1-3; 34: 1-3; 47: 1;
48: 1; 66: 1-4; 95: 6;
96: 1-4; 98: 1-6; 100: 1-5;
103: 1-22; 105: 1-6; 107: 1; 136: 1-26;
147, 148, 149, 150; Hab. 3:
17-19; Hch. 16: 25-26; Col. 3: 16; He.
13: 15; Ap. 5: 13; 15: 3-4, etc.).
5. 5. 11. No murmurar contra Dios, ni rebelarse contra
Él para no provocar su ira (Nm. 14: 11-12; 27-29; Dt. 11:16-17; Sal. 78:
1-64; 106: 6-43).
5. 5. 12. Confesar lo que anhelamos dando gracias
a nuestro Padre Celestial como si ya lo hubiésemos recibido (Jer. 1: 9-10; Mc.
11: 23; Fil. 4: 6).
5. 5. 13. No dudar, porque si
dudamos echaremos a perder los milagros que Dios quiere hacer en nuestras vidas
(Nm. 14: 11; Mt. 14: 29-31; Stg. 1: 6-7).
El Señor nos dejó en Mateo
6: 9-13, un patrón de oración, no para que lo repitamos como loros, sino para
que oremos en esa forma: dirigiendo nuestra oración al Padre y santificando su
nombre (Mt. 6: 9; Is. 6:3; Ap. 4:8); pidiendo su guianza y sometiéndonos a su
voluntad (Mt. 6: 10); pidiendo su provisión (Mt. 6: 11); perdonando y pidiendo
perdón (Mt. 6: 12); solicitando su ayuda y protección alabándolo y reconociendo
su gloria (Mt. 6: 13; 1ª Cr. 29: 10-13).
El devocional diario consiste en establecer nuestra comunicación con
Dios, a través de la lectura de su palabra y la oración sincera que salga de
nuestro corazón, habiendo pedido al Padre que nos guíe con el Espíritu Santo.
El diálogo se establece así: Dios nos habla a través de su palabra y nosotros
le hablamos a través de la oración. Ahora bien, si solamente oramos pero no
leemos su palabra, estamos hablándole pero no lo escuchamos. Si en cambio
leemos solamente su palabra pero no oramos, lo estamos escuchando pero no le
hablamos. Es necesario por tanto hacer las dos cosas, analizando además el
texto leído, para poderlo llevar a la práctica.
NOTA: Las oraciones que se
encuentran en las diferentes lecciones de este manual, no son para aprenderlas de
memoria, ni volverlas vanas repeticiones (Mt. 6: 7) sino para que los nuevos
creyentes en Cristo, aprendan a apropiarse de las promesas divinas y a orar con
base en la palabra de Dios.
EVALUACIÓN
1.
Defina
qué es orar:
2.
Explique
qué es fe:
3.
Enumere
las pautas que hacen eficaz nuestra oración:
4. ¿Cuáles beneficios cree usted que recibimos a través del
devocional?
5. Con base en
la concordancia diga cuántas formas de orar enseñó Jesucristo y ubique las
diferentes oraciones que Él hizo.
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