viernes, 12 de septiembre de 2014

CONOCIENDO LAS SAGRADAS ESCRITURAS

 LECCIÓN 1

Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino” (Salmos 119: 105).
OBJETIVOS:

Que el lector se capacite en el manejo de la Biblia y en las formas de analizarla, para su comprensión.

1.    1.  Qué es la Biblia

“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones... porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo“  (2ª Pedro. 1: 19 -21).
La Biblia es la palabra de Dios, escrita originalmente en Arameo, Hebreo y Griego, por profetas de Dios, que recibieron la revelación divina por el Espíritu Santo.
Y así como al comprar un computador no podemos disfrutar de sus múltiples beneficios si no hemos hecho un curso de computación, asimismo no podremos manejar correctamente nuestra vida y alcanzar las bendiciones de Dios si no conocemos su palabra. Por tanto podemos decir que la Biblia es el verdadero manual para el discípulo de Cristo.
La Biblia es una pequeña biblioteca dividida en dos grupos: Antiguo y Nuevo Testamento. En sí, biblia significa propiamente “Los libros”, y desde el punto de vista bíblico  “Las Santas Escrituras” (Ro. 1: 2).
El Antiguo Testamento narra desde la creación de todo lo que existe, hasta la época que precedió al nacimiento de Jesús. De igual manera allí encontramos la Ley de Dios dada a Moisés, los libros históricos, los libros proféticos que contienen la revelación divina, y los llamados libros poéticos.
El Nuevo Testamento nos ilustra el Propósito de Dios al enviarnos a su Hijo Jesucristo y lo podemos dividir en:
v  Nacimiento del Redentor, su vida, muerte, resurrección, y su ascensión al Padre después de haber cumplido su obra de redención del hombre para con Dios, todo esto escrito en los cuatro evangelios.
v  El nacimiento de la Iglesia Cristiana y su expansión, en el libro de los Hechos de los Apóstoles.
v  El verdadero significado de lo que debe ser la vida del creyente, escrito en las veintiuna cartas de los apóstoles.
v  La revelación que Jesucristo dio al apóstol Juan en el libro del Apocalipsis.

NOTA: Para un correcto entendimiento de las Escrituras, se recomienda leer primero el Nuevo Testamento, pues allí encontramos la Ley actualizada de Jesucristo. Si empezamos a leer primero el Antiguo, podemos llegar a confundirnos con la antigua ley de Moisés, que Cristo cumplió por la humanidad al vivir como hombre pero sin cometer ningún pecado, absolviéndonos de la ley por su sacrificio en la cruz (Mateo 5: 17; 2ª Corintios 5: 21; Hebreos. 4: 15; 9: 1-15; 10: 8-14; 1ª P. 2: 21-25), escrito en el Nuevo Testamento. Cuando hayamos escudriñado este último, estaremos en condiciones de entender mejor el Antiguo y complementar lo que aprendimos en el Nuevo.
Precisamente, una de las pruebas de que la Biblia es la palabra de Dios, es el cumplimiento en el Nuevo Testamento, de las profecías escritas en el Antiguo. Por ejemplo, en Mateo 1: 22-23 encontramos el cumplimiento de lo dicho por el profeta Isaías en el capítulo 7, versículo 14; en Mateo 8: 17 hallamos el cumplimiento de la profecía dada por Dios a Isaías en el capítulo 53, verso 4; en la 1ª carta de San Pedro, capítulo 2, verso 24, podemos comprobar que se ha cumplido lo anunciado en Isaías, capítulo 53, verso 5; en Marcos 15: 28 se cumple la escritura dada en Isaías capítulo  53, versículo 12; etc.
Pero para entender esto, es necesario explicar qué es un pasaje bíblico y cómo encontrarlo.

1. 2. Qué es un pasaje bíblico

Un pasaje bíblico es una porción, grande o pequeña, tomada de la Biblia, a partir de un libro, un capítulo y un verso o versículo, teniendo en cuenta que la Biblia se divide en libros, cada libro se divide en capítulos y cada capítulo se divide en versículos. Los capítulos están encabezados por números grandes y los versos o versículos, por números pequeños. Cada libro tiene un nombre, que encontramos en el índice o tabla de contenido. Ejemplos: Génesis, Salmos, 2° Samuel, 3ª de Juan, etc. Cada uno de estos libros se divide en partes grandes, medianas o pequeñas llamadas capítulos, y generalmente están numerados con números grandes, y cada capítulo se divide en párrafos o trocitos pequeños llamados versos o versículos y están numerados con números pequeños. Por ejemplo si decimos que vamos a leer Juan l4: 6, Juan será el libro, 14 será el capítulo y 6 será el versículo. Mientras aprendemos el orden en que están incluidos los libros en la Biblia, nos vamos al índice o tabla de contenido y buscamos el evangelio de San Juan (no debemos confundir el evangelio de San Juan con las tres cartas de San Juan; el evangelio es uno solo y se identifica  como “Juan”, mientras que las cartas se identifican como “1ª Juan”, “2ª Juan” y “3ª Juan”). Una vez que encontramos el libro de San Juan buscamos en la columna del frente debajo de la abreviatura PÁG., el número de la página donde comienza San Juan; buscamos dentro de la Biblia dicha página y una vez hallado el libro, avanzamos al capítulo 14 y dentro del capítulo 14, buscamos el verso 6; entonces podremos leer el texto o pasaje Juan 14: 6 que dice: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí”. Busquemos otro ejemplo: Hechos 4: 11-12. Buscamos en la tabla del contenido, en qué página comienza Hechos de los Apóstoles, lo ubicamos en la Biblia, y dentro del libro de los Hechos, buscamos el capítulo 4 y dentro del capítulo 4 buscamos los versos 11 y 12 que dicen: “Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.
Cuando escribimos citas como Juan 15: 1-7, por ejemplo, significa que debemos leer todos los versos de Juan 15 comprendidos entre el 1 y el 7. Cuando el pasaje consta de varios capítulos, por ejemplo Juan 5: 46 - 6: 14, significa que debemos leer Juan, capítulo 5, verso 46 en adelante hasta finalizar el capítulo 5 de Juan y continuar leyendo Juan capítulo 6, versos desde el número 1 hasta el 14.
Cuando encontramos citas como Juan l4: 6; l5: l6; l6: 23-24; etc., significa que debemos leer el verso 6 de Juan l4, el verso 16 de Juan 15 y los versos 23 y 24 de Juan 16. Citas como Romanos 6: 12, 19, 22, nos indican que debemos leer estos tres versículos del capítulo 6, para analizar un tema específico. Cuando encontramos citas como Ef. 2: 8-9a, nos están indicando que debemos analizar específicamente el verso 8 y la primera parte del verso 9, dentro del capítulo 2 de la carta a los Efesios.

1.    3. Las abreviaturas

 Es básico memorizar las abreviaturas de cada uno de los libros que se encuentran en la tabla de contenido, frente a cada nombre del respectivo libro. Ejemplos: Gn. es la abreviatura de Génesis; 1° S, es la abreviatura del primer libro de Samuel; Jn. es la abreviatura del evangelio de San Juan; 3ª Jn. es la abreviatura de la tercera carta de Juan, etc. Entonces vemos que cita es la referencia o representación de un pasaje o texto. Por ejemplo He. 4: 12 es la referencia o cita, y el pasaje o texto es: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. Otro ejemplo: Jer. 23: 29 es la cita y el pasaje es: “¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?”.

Es importante aclarar que algunas Biblias y libros utilizan un sólo punto entre el capítulo y los versículos, para escribir una cita bíblica. Ejemplo: Mr. 1. 17 en lugar de Mr. 1: 17. Esto no debe confundirnos; sencillamente son equivalentes.
Otras guías que nos ayudan mucho en el estudio de la Biblia, son los paralelos, las notas al pie de página, y en algunas Biblias, la concordancia. Para poder explicarlas tomaremos como referencia la Santa Biblia Reina Valera, revisión 1960, con concordancia y ayudas especiales.

1.    4. Los paralelos

En el capítulo 1 del evangelio de San Mateo, hallamos un título que cubre el texto entre los versos 18 al 25, que dice “Nacimiento de Jesús”. Debajo de este título encontramos escrito Lc. 2: 1-7, que significa Lucas 2: 1-7, y quiere decir que en el evangelio de San Lucas, capítulo 2, versos 1 al 7 también se narra el nacimiento de Jesús. Miremos otro ejemplo en los versos l3 al 17 del capítulo 3 de Mateo. Este texto está cubierto por el título “El bautismo de Jesús”, y debajo de este título aparecen dos referencias: Mr. l: 9-11 y Lc. 3: 21-22. Esto quiere decir que en el evangelio de Marcos, capítulo 1, versos 9 al 11, y en el evangelio de Lucas, capítulo 3, versículo 21 y 22, también se habla del bautismo de Jesús. Estos son los paralelos.

1. 5. Las notas al pie de página

También nos serán de gran utilidad. Si volvemos al evangelio de San Mateo, en el verso 23 del capítulo 1, encontramos una letra muy pequeña. Significa que debemos mirar una nota al pie de la página. Allí encontramos la misma letra pegada a 1: 23: Is. 7: 14. Significa que en el libro de Isaías (Antiguo Testamento), se halla escrito en el capítulo 7, verso 14, lo que ahora Mateo está narrando en el capítulo 1, verso 23. Así, a través de las notas al pie de página también podemos hallar el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento, dadas en el Nuevo Testamento, demostrando así la veracidad de las Sagradas Escrituras. Y como estos ejemplos encontramos el cumplimiento en el Nuevo Testamento de multitud de profecías escritas en el Antiguo. De igual manera, a través de las notas al pie de página, podemos encontrar qué pasajes en general traen el mismo tema, revelándonos así la unidad espiritual de los diferentes autores materiales de los libros de la Biblia, bajo la guía del único autor intelectual: el Espíritu Santo.

NOTA: Algunas biblias no traen dichas referencias al pie de página sino  al pie del texto. Otras en cambio traen el listado de notas al final de la Biblia.

1.    6. La concordancia

La concordancia que algunas Biblias traen es otra guía de estudio importantísima. Consta de una serie de palabras claves que figuran en la Biblia y que han sido ordenadas alfabéticamente al final de la misma, acompañadas de las principales citas bíblicas donde podemos encontrarlas. Así, si por ejemplo queremos estudiar qué dice la Biblia sobre la Salvación, buscamos en la concordancia la palabra “salvación”, y allí encontraremos muchísimos pasajes que hablan de la Salvación, lo que nos facilitará hacer un estudio sobre ese tema. Asimismo en las librerías cristianas podemos adquirir concordancias mucho más completas donde figuran la totalidad de los textos que contienen las palabras más importantes de la Biblia, lo que nos permitirá profundizar más en el tema que estemos estudiando. De igual manera las Biblias de estudio y los diccionarios bíblicos son de gran valor para estudiar las Sagradas Escrituras y avanzar en su conocimiento. Así podremos seguir las instrucciones de Jesús cuando nos recomendó: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Jn. 5: 39). Era lo que hacían muchos de los cristianos primitivos para comprobar lo que los apóstoles les enseñaban (Hch. 17: 11).

1.    7. Utilidad de las Sagradas Escrituras

v  Nos demuestran que Dios, autor de todo lo que existe, no es un ser lejano e inalcanzable, ajeno a los problemas y necesidades del hombre, sino un padre amoroso y perdonador  que está en todo momento pendiente de sus hijos (Lc. 12: 6-7) y anhelando que estos regresen a Él (Lc. 15: 11-32): “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él” (Jn. 13: 16-17),

v  Traen a nuestras vidas la presencia de Dios: “Respondió Jesús y les dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él” (Jn. 14: 23). “Habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa” (Ef. 1:13).

v  Nos dan testimonio de Jesucristo: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Jn. 5: 39).

v  Nos enseñan cuál es la voluntad de Dios para nosotros, a través de tres características determinantes: “edificación, exhortación y consolación” (1ª Co. 14: 3).

v  Modifican nuestro comportamiento: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la Ley sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” (Jos. 1: 8). “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2ª Ti. 3: 16-l7).

v  , Hacen eficaz nuestra oración, si las ponemos en práctica: “Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho” (Jn. 15: 7).

v  Tenemos vida eterna si permanecemos en ella, porque entonces permaneceremos en la presencia de Dios (Jn. 5: 39 y 14: 23). Ver lección  titulada “La Salvación.

v  Ella misma demuestra que es la palabra de Dios: Aparte de lo ya anunciado, encontramos un extraordinario testimonio de la veracidad de las Sagradas Escrituras en la historia del pueblo de Israel y el cumplimiento hasta nuestros días de todo lo anunciado por Dios a los judíos a través de los profetas. Asimismo, encontramos en ella datos que sólo siglos después han sido descubiertos por el hombre. Por ejemplo: En el libro del profeta Isaías, (escrito casi 700 años antes de Cristo), dice en el capítulo 40, versículo 22, que Dios está sentado sobre el “círculo de la tierra”, cuando en aquel tiempo a nadie se le hubiera ocurrido pensar que la tierra era redonda. De igual manera los libros del Antiguo Testamento son mencionados por Jesucristo y los apóstoles (Mt. 5: 17-18; 11: 13; Lc. 10: 25-28; 24: 27; Hch. 7: 1-50; Ro. 11: 1-3; Stgo. 5: 10-11; etc.) confirmando así su autenticidad. Pero hay algo más que nos da la certeza de que la Biblia es la palabra de Dios, y es el convencimiento que el Espíritu Santo da a nuestro corazón cuando esta palabra nos es revelada y derrama en nosotros su poder transformador.

1. 8. Metodología de Estudio Bíblico

A medida que avancemos en el conocimiento de la Palabra de Dios, necesitaremos usar métodos de estudio bíblico especiales, que nos ayuden a comprender mejor los mensajes de Dios. Por eso es esencial estar orando al Señor, pidiéndole que nos llene con el Espíritu Santo, pues las cosas espirituales sólo pueden ser discernidas con la presencia del Espíritu de Dios: “Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu (de Dios) acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1ª Co. 2: 12-16). La Biblia no es un libro común y corriente; para que la podamos entender; tiene que ser revelada directamente por Dios a través del Espíritu Santo (Jn. 16: 13-14). “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” (1ª Co. 1: 18).

 1. 7. 1. Pasos a seguir.

v  Orar, pidiendo la revelación de Dios.

v  Leer despacio el texto bíblico que se desea escudriñar (estudiar profundamente).

v  Observar detenidamente lo leído, haciéndose preguntas tales como ¿Qué dice? ¿De quién se dice? ¿Quién lo dice? ¿Qué significa? ¿Dónde ocurrió? ¿Cuándo ocurrió? ¿Cómo ocurrió? ¿Quién lo hizo? ¿Por qué lo hizo? ¿Para qué lo hizo? ¿Cuál fue el resultado? ¿Qué mensaje trae a mi vida? ¿Qué relación tiene con otros textos bíblicos? ¿Es una ley universal (¿fue escrito para todos nosotros?) o es sólo aplicable a determinado grupo? Por ejemplo si analizamos 1ª Co. 11: 5-10, donde se habla de las formas de arreglo personal, el apóstol Pablo está escribiendo no una ley universal, sino una recomendación regional a la mujer oriental de Corinto, a quien no le era permitido andar sin el velo tradicional. Pero si analizamos Ap. 3: 20 o Jn. 14: 23, encontramos que es directamente Jesucristo quien está hablando a todo aquel que quiera recibirlo en su vida (Ef. 3: 17). El lector que quiera hacerlo encontrará más información en la lección titulada “La Salvación”.

v  Ampliar la información, buscando otros textos bíblicos con base en los paralelos, las notas al pie de página, la concordancia, diccionarios bíblicos, etc. Asimismo comparar las diferentes traducciones bíblicas tales como la Reina Valera revisión 1995, la traducción moderna  “Dios habla hoy”, la Nueva Versión Internacional, La Biblia Al Día, etc. Un ejemplo típico de la necesidad de investigar un texto bíblico lo encontramos en Jer. 17: 5, versión Reina Valera, revisión 1960: “Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo y su corazón se aparta de Jehová”. La expresión “Maldito el varón que confía en el hombre y pone carne por su brazo” podemos entenderla mucho mejor si vamos a la Nueva Versión Internacional:”¡Maldito el hombre que confía en el hombre! ¡Maldito el que se apoya en su propia fuerza!”. Pero definitivamente en la versión Reina Valera revisión 1995 la traducción es mucho más amplia: “Maldito aquel que confía en el hombre y pone su confianza en la fuerza humana...”. Estas diferencias se deben sencillamente a que la traducción Reina Valera, revisión 1960, está utilizando un lenguaje un poco  antiguo y en el marco castizo de Miguel de Cervantes (vosotros sois...), en tanto que las otras versiones utilizan un vocabulario más moderno y florido, donde los modismos han sido trasladados a su significado lógico. Es como si al traducir nosotros un libro del Español a otro idioma, tradujéramos literalmente “Sofía tomó del pelo a Juan”. El significado literal estaría mostrando al lector que Sofía agarró por los cabellos a Juan. Pero para nosotros ese término simplemente significa que Sofía le hizo una broma a Juan. Es por eso muy importante que, para poder entender mejor los términos bíblicos, investiguemos el significado de los vocablos en Hebreo, en griego o en Arameo, de donde fueron tomados.

v    Ubicarnos en la época en que fue escrito el texto que estamos leyendo. Por ejemplo cuando leemos los Salmos, sus autores pertenecían a la época de la ley de Moisés que ordenaba “Ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie” (Éxodo 21:24). Por eso los salmistas piden venganza para sus enemigos Pero esta ley fue transformada por Jesucristo en el Nuevo Testamento (Mateo 5:38-45).

v  Sintetizar (resumir), extrayendo lo más importante (la idea central) de todo lo escudriñado.

v  Hallar la aplicación personal.

v  Orar, dando gracias a Dios por el mensaje, pidiéndole que nos dé su poder para poner en práctica lo leído y amor para compartirlo a otros.

Nota: Al final de este manual encontraremos algunos ejemplos de estudios metódicos.


EVALUACIÓN

 

1.      ¿En qué idiomas fue escrita originalmente la Biblia?



2.      Diga una prueba de que la Biblia es la palabra de Dios



  

 3. Enumere las guías vistas en la presente lección y que nos ayudan a escudriñar la palabra de Dios


  

4.      ¿Cuáles son las tres características determinantes del mensaje profético?

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5.      Utilizando las guías estudiadas, realice un estudio sobre lo que dice la Biblia del perdón










6. Coloree los textos analizados y trate de memorizar la cita  y el contenido.

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