LECCIÓN 1
“Lámpara es a mis pies tu
palabra y lumbrera a mi camino” (Salmos 119: 105).
OBJETIVOS:
Que el lector se capacite en el manejo
de la Biblia y en las formas de analizarla, para su comprensión.
1.
1. Qué es la Biblia
“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis
bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta
que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones...
porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos
hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo“ (2ª Pedro. 1: 19 -21).
La Biblia es la palabra de Dios, escrita originalmente en Arameo,
Hebreo y Griego, por profetas de Dios, que recibieron la revelación divina por
el Espíritu Santo.
Y así como al comprar un
computador no podemos disfrutar de sus múltiples beneficios si no hemos hecho
un curso de computación, asimismo no podremos manejar correctamente nuestra
vida y alcanzar las bendiciones de Dios si no conocemos su palabra. Por tanto
podemos decir que la Biblia
es el verdadero manual para el discípulo de Cristo.
La Biblia es una pequeña
biblioteca dividida en dos grupos: Antiguo y Nuevo Testamento. En sí, biblia
significa propiamente “Los libros”, y desde el punto de vista bíblico “Las Santas Escrituras” (Ro. 1: 2).
El Antiguo Testamento narra
desde la creación de todo lo que existe, hasta la época que precedió al
nacimiento de Jesús. De igual manera allí encontramos la Ley de Dios dada a
Moisés, los libros históricos, los libros proféticos que contienen la
revelación divina, y los llamados libros poéticos.
El Nuevo Testamento nos
ilustra el Propósito de Dios al enviarnos a su Hijo Jesucristo y lo podemos
dividir en:
v
Nacimiento del Redentor, su vida, muerte,
resurrección, y su ascensión al Padre después de haber cumplido su obra de
redención del hombre para con Dios, todo esto escrito en los cuatro evangelios.
v
El nacimiento de la Iglesia Cristiana y su
expansión, en el libro de los Hechos de los Apóstoles.
v
El verdadero significado de lo que debe ser la
vida del creyente, escrito en las veintiuna cartas de los apóstoles.
v
La revelación que Jesucristo dio al apóstol Juan
en el libro del Apocalipsis.
NOTA: Para un correcto
entendimiento de las Escrituras, se recomienda leer primero el Nuevo
Testamento, pues allí encontramos la Ley actualizada de Jesucristo. Si
empezamos a leer primero el Antiguo, podemos llegar a confundirnos con la
antigua ley de Moisés, que Cristo cumplió por la humanidad al vivir como hombre
pero sin cometer ningún pecado, absolviéndonos de la ley por su sacrificio en
la cruz (Mateo 5: 17; 2ª Corintios 5: 21; Hebreos. 4: 15; 9: 1-15; 10: 8-14; 1ª
P. 2: 21-25), escrito en el Nuevo Testamento. Cuando hayamos escudriñado este último,
estaremos en condiciones de entender mejor el Antiguo y complementar lo que
aprendimos en el Nuevo.
Precisamente, una de las
pruebas de que la Biblia es la palabra de Dios, es el cumplimiento en el Nuevo
Testamento, de las profecías escritas en el Antiguo. Por ejemplo, en Mateo 1:
22-23 encontramos el cumplimiento de lo dicho por el profeta Isaías en el
capítulo 7, versículo 14; en Mateo 8: 17 hallamos el cumplimiento de la
profecía dada por Dios a Isaías en el capítulo 53, verso 4; en la 1ª carta de San
Pedro, capítulo 2, verso 24, podemos comprobar que se ha cumplido lo anunciado
en Isaías, capítulo 53, verso 5; en Marcos 15: 28 se cumple la escritura dada
en Isaías capítulo 53, versículo 12;
etc.
Pero para entender esto, es
necesario explicar qué es un pasaje bíblico y cómo encontrarlo.
1. 2. Qué es un pasaje bíblico
Un pasaje bíblico es una
porción, grande o pequeña, tomada de la Biblia, a partir de un libro, un
capítulo y un verso o versículo, teniendo en cuenta que la Biblia se divide en
libros, cada libro se divide en capítulos y cada capítulo se divide en
versículos. Los capítulos están encabezados por números grandes y los versos o
versículos, por números pequeños. Cada libro tiene un nombre, que encontramos
en el índice o tabla de contenido. Ejemplos: Génesis, Salmos, 2° Samuel, 3ª de
Juan, etc. Cada uno de estos libros se divide en partes grandes, medianas o
pequeñas llamadas capítulos, y generalmente están numerados con números
grandes, y cada capítulo se divide en párrafos o trocitos pequeños llamados
versos o versículos y están numerados con números pequeños. Por ejemplo si
decimos que vamos a leer Juan l4: 6, Juan será el libro, 14 será el capítulo y
6 será el versículo. Mientras aprendemos el orden en que están incluidos los
libros en la Biblia, nos vamos al índice o tabla de contenido y buscamos el
evangelio de San Juan (no debemos confundir el evangelio de San Juan con las
tres cartas de San Juan; el evangelio es uno solo y se identifica como “Juan”, mientras que las cartas se
identifican como “1ª Juan”, “2ª Juan” y “3ª Juan”). Una vez que encontramos el
libro de San Juan buscamos en la columna del frente debajo de la abreviatura
PÁG., el número de la página donde comienza San Juan; buscamos dentro de la
Biblia dicha página y una vez hallado el libro, avanzamos al capítulo 14 y
dentro del capítulo 14, buscamos el verso 6; entonces podremos leer el texto o
pasaje Juan 14: 6 que dice: “Jesús
le dijo: Yo soy el camino, y la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por
mí”. Busquemos otro ejemplo: Hechos 4: 11-12. Buscamos en la tabla del
contenido, en qué página comienza Hechos de los Apóstoles, lo ubicamos en la
Biblia, y dentro del libro de los Hechos, buscamos el capítulo 4 y dentro del
capítulo 4 buscamos los versos 11 y 12 que dicen: “Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los
edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay
salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en que
podamos ser salvos”.
Cuando escribimos citas como
Juan 15: 1-7, por ejemplo, significa que debemos leer todos los versos de Juan
15 comprendidos entre el 1 y el 7. Cuando el pasaje consta de varios capítulos,
por ejemplo Juan 5: 46 - 6: 14, significa que debemos leer Juan, capítulo 5,
verso 46 en adelante hasta finalizar el capítulo 5 de Juan y continuar leyendo
Juan capítulo 6, versos desde el número 1 hasta el 14.
Cuando encontramos citas
como Juan l4: 6; l5: l6; l6: 23-24; etc., significa que debemos leer el verso 6
de Juan l4, el verso 16 de Juan 15 y los versos 23 y 24 de Juan 16. Citas como
Romanos 6: 12, 19, 22, nos indican que debemos leer estos tres versículos del
capítulo 6, para analizar un tema específico. Cuando encontramos citas como Ef.
2: 8-9a, nos están indicando que debemos analizar específicamente el verso 8 y
la primera parte del verso 9, dentro del capítulo 2 de la carta a los Efesios.
1.
3. Las
abreviaturas
Es básico memorizar las abreviaturas de cada uno de los libros que se encuentran en la
tabla de contenido, frente a cada nombre del respectivo libro. Ejemplos: Gn. es
la abreviatura de Génesis; 1° S, es la abreviatura del primer libro de Samuel;
Jn. es la abreviatura del evangelio de San Juan; 3ª Jn. es la abreviatura de la
tercera carta de Juan, etc. Entonces vemos que cita es la referencia o
representación de un pasaje o texto. Por ejemplo He. 4: 12 es la referencia o
cita, y el pasaje o texto es:
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de
dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los
tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. Otro ejemplo: Jer. 23: 29 es la cita y el pasaje es: “¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y
como martillo que quebranta la piedra?”.
Es importante aclarar que
algunas Biblias y libros utilizan un sólo punto entre el capítulo y los
versículos, para escribir una cita bíblica. Ejemplo: Mr. 1. 17 en lugar de Mr.
1: 17. Esto no debe confundirnos; sencillamente son equivalentes.
Otras guías que nos ayudan
mucho en el estudio de la
Biblia , son los paralelos, las notas al pie de página, y en
algunas Biblias, la concordancia. Para poder explicarlas tomaremos como
referencia la Santa
Biblia Reina Valera, revisión 1960, con concordancia y ayudas
especiales.
1.
4. Los
paralelos
En el capítulo 1 del
evangelio de San Mateo, hallamos un título que cubre el texto entre los versos
18 al 25, que dice “Nacimiento
de Jesús”. Debajo de este título encontramos escrito Lc. 2: 1-7, que
significa Lucas 2: 1-7, y quiere decir que en el evangelio de San Lucas,
capítulo 2, versos 1 al 7 también se narra el nacimiento de Jesús. Miremos otro
ejemplo en los versos l3 al 17 del capítulo 3 de Mateo. Este texto está
cubierto por el título “El
bautismo de Jesús”, y debajo de este título aparecen dos
referencias: Mr. l: 9-11 y Lc. 3: 21-22. Esto quiere decir que en el evangelio
de Marcos, capítulo 1, versos 9 al 11, y en el evangelio de Lucas, capítulo 3,
versículo 21 y 22, también se habla del bautismo de Jesús. Estos son los
paralelos.
1. 5. Las notas al pie de página
También nos serán de gran
utilidad. Si volvemos al evangelio de San Mateo, en el verso 23 del capítulo 1,
encontramos una letra muy pequeña. Significa que debemos mirar una nota al pie
de la página. Allí encontramos la misma letra pegada a 1: 23: Is. 7: 14.
Significa que en el libro de Isaías (Antiguo Testamento), se halla escrito en
el capítulo 7, verso 14, lo que ahora Mateo está narrando en el capítulo 1,
verso 23. Así, a través de las notas al pie de página también podemos hallar el
cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento, dadas en el Nuevo
Testamento, demostrando así la veracidad de las Sagradas Escrituras. Y como
estos ejemplos encontramos el cumplimiento en el Nuevo Testamento de multitud
de profecías escritas en el Antiguo. De igual manera, a través de las notas al
pie de página, podemos encontrar qué pasajes en general traen el mismo tema,
revelándonos así la unidad espiritual de los diferentes autores materiales de
los libros de la Biblia ,
bajo la guía del único autor intelectual: el Espíritu Santo.
NOTA: Algunas biblias no
traen dichas referencias al pie de página sino
al pie del texto. Otras en cambio traen el listado de notas al final de la Biblia.
1.
6. La
concordancia
La concordancia que algunas Biblias traen
es otra guía de estudio importantísima. Consta de una serie de palabras claves
que figuran en la Biblia y que han sido ordenadas alfabéticamente al final de
la misma, acompañadas de las principales citas bíblicas donde podemos
encontrarlas. Así, si por ejemplo queremos estudiar qué dice la Biblia sobre la
Salvación, buscamos en la concordancia la palabra “salvación”, y allí
encontraremos muchísimos pasajes que hablan de la Salvación, lo que nos
facilitará hacer un estudio sobre ese tema. Asimismo en las librerías
cristianas podemos adquirir concordancias mucho más completas donde figuran la
totalidad de los textos que contienen las palabras más importantes de la
Biblia, lo que nos permitirá profundizar más en el tema que estemos estudiando.
De igual manera las Biblias de estudio y los diccionarios bíblicos son de gran
valor para estudiar las Sagradas Escrituras y avanzar en su conocimiento. Así
podremos seguir las instrucciones de Jesús cuando nos recomendó: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece
que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Jn. 5: 39). Era lo
que hacían muchos de los cristianos primitivos para comprobar lo que los
apóstoles les enseñaban (Hch. 17: 11).
1. 7. Utilidad de las Sagradas Escrituras
v
Nos demuestran que Dios, autor de todo lo que
existe, no es un ser lejano e inalcanzable, ajeno a los problemas y necesidades
del hombre, sino un padre amoroso y perdonador
que está en todo momento pendiente de sus hijos (Lc. 12: 6-7) y
anhelando que estos regresen a Él (Lc. 15: 11-32): “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
Unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna. Porque no envió Dios a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el
mundo sea salvo por Él” (Jn. 13: 16-17),
v
Traen a nuestras vidas la presencia de Dios: “Respondió Jesús y les
dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a
él, y haremos morada con él” (Jn. 14: 23). “Habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación
y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”
(Ef. 1:13).
v Nos dan testimonio de Jesucristo: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que
en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Jn. 5: 39).
v Nos enseñan cuál es la voluntad de Dios para nosotros, a través de
tres características determinantes: “edificación, exhortación y consolación” (1ª Co. 14: 3).
v
Modifican nuestro
comportamiento: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la Ley sino que
de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo
que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te
saldrá bien” (Jos. 1: 8). “Toda la Escritura es inspirada por
Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en
justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado
para toda buena obra” (2ª Ti. 3: 16-l7).
v
, Hacen eficaz nuestra oración, si las ponemos
en práctica: “Si permanecéis en mí y mis
palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho” (Jn.
15: 7).
v Tenemos vida eterna si permanecemos en ella, porque entonces
permaneceremos en la presencia de Dios (Jn. 5: 39 y 14: 23). Ver lección titulada “La Salvación.
v Ella misma demuestra que es la palabra de Dios: Aparte de lo ya
anunciado, encontramos un extraordinario testimonio de la veracidad de las
Sagradas Escrituras en la historia del pueblo de Israel y el cumplimiento hasta
nuestros días de todo lo anunciado por Dios a los judíos a través de los
profetas. Asimismo, encontramos en ella datos que sólo siglos después han sido
descubiertos por el hombre. Por ejemplo: En el libro del profeta Isaías,
(escrito casi 700 años antes de Cristo), dice en el capítulo 40, versículo 22,
que Dios está sentado sobre el “círculo de la tierra”, cuando en aquel tiempo a
nadie se le hubiera ocurrido pensar que la tierra era redonda. De igual manera
los libros del Antiguo Testamento son mencionados por Jesucristo y los
apóstoles (Mt. 5: 17-18; 11: 13; Lc. 10: 25-28; 24: 27; Hch. 7: 1-50; Ro. 11:
1-3; Stgo. 5: 10-11; etc.) confirmando así su autenticidad. Pero hay algo más
que nos da la certeza de que la Biblia es la palabra de Dios, y es el convencimiento
que el Espíritu Santo da a nuestro corazón cuando esta palabra nos es revelada
y derrama en nosotros su poder transformador.
1. 8. Metodología de Estudio Bíblico
A medida que avancemos en
el conocimiento de la Palabra
de Dios, necesitaremos usar métodos de estudio bíblico especiales, que nos
ayuden a comprender mejor los mensajes de Dios. Por eso es esencial estar
orando al Señor, pidiéndole que nos llene con el Espíritu Santo, pues las cosas
espirituales sólo pueden ser discernidas con la presencia del Espíritu de Dios:
“Y nosotros no hemos
recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que
sepamos lo que Dios nos ha concedido lo cual también hablamos, no con palabras
enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu (de
Dios) acomodando lo espiritual
a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del
Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se
han de discernir espiritualmente” (1ª Co. 2: 12-16). La Biblia no es un libro común
y corriente; para que la podamos entender; tiene que ser revelada directamente
por Dios a través del Espíritu Santo (Jn. 16: 13-14). “Porque la palabra de la cruz es locura a los
que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de
Dios” (1ª Co. 1: 18).
1. 7. 1.
Pasos a seguir.
v
Orar, pidiendo la revelación de Dios.
v
Leer despacio el texto bíblico que se desea
escudriñar (estudiar profundamente).
v
Observar detenidamente lo leído, haciéndose
preguntas tales como ¿Qué dice? ¿De quién se dice? ¿Quién lo dice? ¿Qué
significa? ¿Dónde ocurrió? ¿Cuándo ocurrió? ¿Cómo ocurrió? ¿Quién lo hizo? ¿Por
qué lo hizo? ¿Para qué lo hizo? ¿Cuál fue el resultado? ¿Qué mensaje trae a mi
vida? ¿Qué relación tiene con otros textos bíblicos? ¿Es una ley universal
(¿fue escrito para todos nosotros?) o es sólo aplicable a determinado grupo?
Por ejemplo si analizamos 1ª Co. 11: 5-10, donde se habla de las formas de
arreglo personal, el apóstol Pablo está escribiendo no una ley universal, sino
una recomendación regional a la mujer
oriental de Corinto, a quien no le era permitido andar sin el velo tradicional.
Pero si analizamos Ap. 3: 20 o Jn. 14: 23, encontramos que es directamente
Jesucristo quien está hablando a todo aquel que quiera recibirlo en su vida
(Ef. 3: 17). El lector que quiera hacerlo encontrará más información en la
lección titulada “La
Salvación ”.
v Ampliar la
información, buscando otros textos bíblicos con base en los paralelos, las
notas al pie de página, la concordancia, diccionarios bíblicos, etc. Asimismo
comparar las diferentes traducciones bíblicas tales como la Reina Valera revisión
1995, la traducción moderna “Dios habla
hoy”, la Nueva Versión
Internacional, La Biblia Al
Día, etc. Un ejemplo típico de la necesidad de investigar un texto bíblico lo
encontramos en Jer. 17: 5, versión Reina Valera, revisión 1960: “Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el
hombre, y pone carne por su brazo y su corazón se aparta de Jehová”. La expresión “Maldito el varón que confía en el hombre y pone carne por
su brazo” podemos entenderla mucho mejor si vamos a la Nueva Versión
Internacional:”¡Maldito el hombre que confía en el
hombre! ¡Maldito el que se apoya en su propia fuerza!”. Pero
definitivamente en la versión Reina Valera revisión 1995 la traducción es mucho
más amplia: “Maldito aquel que confía en el hombre
y pone su confianza en la fuerza humana...”. Estas diferencias se
deben sencillamente a que la traducción Reina Valera, revisión 1960, está
utilizando un lenguaje un poco antiguo y
en el marco castizo de Miguel de Cervantes (vosotros sois...), en tanto que las
otras versiones utilizan un vocabulario más moderno y florido, donde los
modismos han sido trasladados a su significado lógico. Es como si al traducir
nosotros un libro del Español a otro idioma, tradujéramos literalmente “Sofía
tomó del pelo a Juan”. El significado literal estaría mostrando al lector que
Sofía agarró por los cabellos a Juan. Pero para nosotros ese término
simplemente significa que Sofía le hizo una broma a Juan. Es por eso muy
importante que, para poder entender mejor los términos bíblicos, investiguemos
el significado de los vocablos en Hebreo, en griego o en Arameo, de donde
fueron tomados.
v
Ubicarnos en la época en que fue escrito el texto
que estamos leyendo. Por ejemplo cuando leemos los Salmos, sus autores
pertenecían a la época de la ley de Moisés que ordenaba “Ojo por ojo, diente
por diente, mano por mano, pie por pie” (Éxodo 21:24). Por eso los salmistas
piden venganza para sus enemigos Pero esta ley fue transformada por Jesucristo
en el Nuevo Testamento (Mateo 5:38-45).
v
Sintetizar (resumir),
extrayendo lo más importante (la idea central) de todo lo escudriñado.
v
Hallar la aplicación personal.
v
Orar, dando gracias a Dios por el mensaje,
pidiéndole que nos dé su poder para poner en práctica lo leído y amor para
compartirlo a otros.
Nota:
Al final de este manual encontraremos algunos ejemplos de estudios metódicos.
EVALUACIÓN
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