jueves, 24 de septiembre de 2015

Vida, Nueva, eterna y abundante










Cristo vino a darnos vida nueva, eterna y abundante:

La vida nueva consiste en que “Si alguno está en Cristo es una nueva creación. Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo” (2ª  Corintios 5:17). Jesucristo nos da del poder sobrenatural con que Él venció al pecado, para ayudarnos a comenzar una vida de obediencia a su palabra. Es lo que Jesús mismo llama “Nacer de nuevo” (Juan 3:3). Es renunciar a nuestros propios criterios para buscar la voluntad de Dios, con la ayuda de su Hijo Jesús, porque separados de Él nada podemos hacer (Juan 15:5).

La vida eterna es poder ser reconciliados con el Padre, pues cuando aceptamos el sacrificio que Cristo realizó por nosotros y lo reconocemos como nuestro Señor y Salvador, Él borra nuestros pecados que nos tenían separados del Dios vivo y verdadero, y nos permite unirnos a Él y conocerlo (Juan 17:3).

La vida abundante son todas las bendiciones que el pecado nos había quitado y que Cristo rescató para nosotros, y las  tiene disponible para todos los creyentes en Él, si seguimos sus instrucciones y tenemos fe en sus promesas (Hebreos 10:36).

Todo lo que tienes que hacer es hablar con Jesucristo por medio de una sencilla pero sincera oración, creyendo todo lo anterior. Él dijo ´´Yo  estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré…´´ (Ap.3:20). Es importante, eso sí, que dispongas tu corazón para perdonar y aceptar el perdón que Cristo te da gratuitamente. Es cuestión de tomar la decisión de obedecer esta clave que Jesús nos da: “Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados” (Marcos 11:25). Una oración guía puede ser:

Señor Jesucristo, a ti que eres el Hijo de Dios, que llevaste el castigo de mis pecados muriendo en mi lugar, pero resucitaste de entre los muertos, yo te abro la puerta  de mi corazón y te recibo como mi único SEÑOR Y SALVADOR. Perdono de corazón a todos los que me  han hecho daño y te confieso que he pecado de muchas maneras, te  pido perdón, y acepto tu sangre bendita borrando todos mis pecados. Renuncio a todo lo que no haya venido de ti y recibo la vida nueva, eterna y abundante que tú me traes hoy. Ayúdame a conocerte, a obedecerte y a servirte, a vivir para ti y a depender de ti, desde ahora y para siempre. En tu nombre Señor Jesucristo, amén y amén.

Para poder conocerle, obedecerle y servirle  debemos leer la Biblia, comenzando por  el Nuevo Testamento, y pedirle en oración que nos continúe ayudando a vivir siempre en su divina y perfecta voluntad.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario