Antes erraba ignorando las Escrituras
y el poder de Dios (Mateo 22:29) pero leí en su palabra que “Dios amó tanto al
mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en Él, no muera,
sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16). También leí que Jesús dijo “a los que
vienen a mí, no los echaré fuera” (Juan 6:37). Entonces, yo decidí amar a
Dios con todo mi corazón, con toda mi
alma, con todas mis fuerzas, y con toda mi mente, y al prójimo como a mí mismo,
como manda Él en Lucas 10:27; por tanto, yo decidí perdonar, porque si amo,
perdono (1ª Corintios 13:4-7) y porque si no perdono a los que me han hecho
daño, Dios tampoco me perdona a mí (Mateo 6:15).
Yo decidí abrir la puerta de mi
corazón a Cristo para responder a su llamado cuando dice: “Mira, yo estoy
llamando a la puerta; si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré en su
casa y cenaremos juntos (Apocalipsis 3:20).
Yo decidí reconocer y confesar con mi
boca creyendo en mi corazón que Jesucristo es mi único Señor y mi único Salvador,
y que Dios Padre lo levantó de ente los muertos, porque en Romanos 10:9 dice
que si lo hago, soy salvo, en Hechos 4:12 hablando de Jesús complementa que “En
ningún otro hay salvación, porque en todo el mundo, Dios no nos ha dado otra
persona por la cual podamos ser salvos” y el mismo Señor Jesucristo en Juan
14:6 proclama: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Solamente por mí, se
puede llegar al Padre”.
Yo decidí confesarle todos mis
pecados a Jesús que es el sumo sacerdote (Hebreos 7:20-28) por cuanto todos
hemos pecado y sin Cristo estamos lejos de la presencia gloriosa de Dios
(Romanos 3:23) “pero si le confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que
Dios, que es justo, nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda
maldad” (1ª Juan 1:9)
Yo decidí escuchar la voz de Jesús y
seguirle para recibir su promesa en Juan 10:27-28: “Mis ovejas reconocen mi
voz, y yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna, y jamás
perecerán ni nadie me las quitará”. Así podré ser una nueva persona como dice en 2ª Corintios 5:17: “El que está
unido a Cristo, es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron, se convirtieron
en algo nuevo”.
Yo decidí hablar a otros de Cristo
para obedecerle cuando manda: “Vayan a las gentes de todas las naciones, y
háganlas mis discípulos” (Mateo 28:19) y “Si alguien se declara a mi favor
delante de los hombres, yo también me declararé a favor de él delante de mi
Padre que está en el cielo” (Mateo 10:32).
Yo decidí hacer la voluntad de Dios y
servirle sólo a Él, para seguir el ejemplo de la virgen María cuando le dijo al
ángel: “Yo soy la esclava del Señor, que Dios haga conmigo como me has dicho”
(Lucas 1:38. Por eso, yo decidí leer la Biblia para obedecer lo que Dios manda
y poder recibir así sus bendiciones (Josué 1:8; Juan 14:23 y 15:16).
Yo decidí ser feliz porque Cristo me
enseñó a ser feliz, al perdonar y amar. Y como yo soy feliz quisiera que todos
lo fueran y por eso esta es una invitación para que tú también decidas ser
feliz con Cristo controlando tu vida. Puedes comenzar ahora mismo diciéndole
una oración que salga de lo profundo de tu corazón así:
SEÑOR JESUCRISTO, CREO QUE TÚ ERES EL
HIJO DE DIOS QUE MORISTE EN MI LUGAR LLEVANDO EL CASTIGO DE MIS PECADOS PERO
DIOS PADRE TE RESUCITÓ DE ENTRE LOS MUERTOS. TE ABRO LA PUERTA DE MI CORAZÓN
PARA QUE TÚ ENTRES Y SEAS MI ÚNICO SEÑOR Y SALVADOR. DECIDO PERDONAR A TODOS
LOS QUE ME HAN HECHO DAÑO. TE CONFIESO TODOS MIS PECADOS Y RECIBO TU PERDÓN. TE
CONSAGRO MI VIDA Y A TODOS MIS DESCENDIENTES PARA QUE TÚ NOS GOBIERNES EN TU
DIVINA VOLUNTAD, AHORA Y SIEMPRE. EN TU NOMBRE SANTO, SEÑOR JESUCRISTO, AMÉN Y
AMÉN.