lunes, 28 de diciembre de 2015

Yo seré de tu grupo, Señor


¿EN CUÁL GRUPO ESTÁS?



  1. ¿En el grupo de los que aceptan a Jesucristo o en el de los que lo rechazan?

    “Uno de los dos criminales que estaban colgados, lo insultaba:
    -¡Si tú eres el Mesías, sálvate ti mismo y sálvanos también a nosotros!
    Pero el otro reprendió a su compañero, diciéndole:
    -¿No tienes temor de Dios, tú que estás bajo el mismo castigo? Nosotros estamos sufriendo con toda razón, porque estamos pagando el justo castigo de lo que hemos hecho; pero este hombre no hizo nada malo. Luego añadió:
    -Jesús, acuérdate de mí cuando comiences a reinar. Jesús le contestó:
    -Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso (Lucas 23:39-43).

    “Aquel que es la Palabra estaba en el mundo; y aunque Dios hizo el mundo por medio de Él, los que son del mundo no lo reconocieron. Vino a su propio mundo pero los suyos no lo recibieron. Pero a quienes lo recibieron y creyeron en Él, les concedió el privilegio de llegar a ser hechos hijos de Dios” (Juan 1: 10-12).

    “El que cree en el Hijo de Dios, no está condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado por no creer en el Hijo único de Dios” (Juan 3: 18).

    2. ¿En el grupo de los que son tierra buena o en el de los que no lo son?

    “Les dijo (Jesús): Un sembrador salió a sembrar. Y al sembrar, una parte de la semilla cayó en el camino y llegaron las aves y se la comieron. Otra parte cayó entre las piedras, donde no había mucha tierra; esa semilla brotó pronto, porque la tierra no era muy honda; pero el sol, al salir, la quemó, y como no tenía raíz, se secó. Otra parte de la semilla cayó entre espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron. Pero otra parte cayó en buena tierra, y dio buena cosecha; algunas espigas dieron cien granos por semilla, otras sesenta granos y otras treinta. Los que tienen oídos, oigan… Escuchen, pues, lo que quiere decir la parábola del sembrador: Los que oyen el mensaje del reino y no lo entienden, son como la semilla que cayó en el camino; viene el maligno y les quita el mensaje sembrado en su corazón. La semilla que cayó entre las piedras, representa a los que oyen el mensaje y lo reciben con gusto, pero como no tienen suficiente raíz, no se mantienen firmes; cuando por causa del mensaje sufren pruebas o persecución, fallan. La semilla sembrada entre espinos representa a los que oyen el mensaje pero los negocios de esta vida les preocupa demasiado y el amor por las riquezas los engaña. Todo esto ahoga el mensaje y no lo deja dar fruto en ellos. Pero la semilla sembrada en buena tierra representa a los que oyen el mensaje y lo entienden y dan buena cosecha, como las espigas que dieron cien, sesenta o treinta granos por semilla” (Mateo 13: 3-23).

3. ¿En el grupo de los que permanecen unidos a Cristo o en el de los que se apartaron de Él?

 “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el que la cultiva. Si una de mis ramas no da uvas, la corta; pero si da uvas, la poda y la limpia para que dé más. Ustedes ya están limpios por las palabras que les he dicho. Sigan unidos a mí, como yo sigo unido a ustedes. Una rama no puede dar uvas de sí misma, si no está unida a la vid; de igual manera ustedes no pueden dar fruto, si no permanecen unidos a mí. Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece unido a mí, y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí no pueden ustedes hacer nada. El que no permanece  unido a mí, será echado fuera y se secará como las ramas que se recogen  y se queman en el fuego” (Juan 15: 1-5).

4. ¿En el grupo de los que confían en los hombres o en el de  los que confían en Dios?

“El Señor dice:

‘Maldito aquel que aparta de mí su corazón, que pone su confianza en los hombres y en ellos busca apoyo. Será como la zarza del desierto, que nunca recibe cuidados; que crece entre las piedras, en tierras de sal, donde nadie vive.

Pero bendito el hombre que confía en mí, que pone en mí su esperanza. Será como un árbol a la orilla de un río, que extiende sus raíces hacia la corriente y no teme cuando llegan los calores, pues su follaje está siempre frondoso. En tiempo de sequía no se inquieta, y nunca deja de dar fruto’” (Jeremías 17:5-8).

5. ¿En el grupo de los que le obedecen al Señor, o en el de los que no le obedecen?

“Por tanto el que me oye y hace lo que yo digo, es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos contra la casa; pero no cayó, porque tenía su base sobre la roca. Pero el que me oye y no hace lo que yo digo, es como un tonto que construyó su casa sobre la arena. Vino la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos y la casa se vino abajo. ¡Fue un gran desastre! (Mateo 7:24-27).

Invitación:

Si no estás en el grupo de Jesús y quieres estar en él, sólo tienes que invitarlo sinceramente a que entre en tu vida  y Él lo hará.




YO SERÉ DE TU GRUPO, SEÑOR

Yo te acepto, Jesús
para que siempre
seas mi único
Señor y Salvador;
quiero ser la buena
 tierra en tu plantío
 y que el Padre sea
mi labrador.

Yo me injerto
en tu tronco bendito
produce tú, en mí,
el fruto espiritual;
confiaré sólo en ti
y no en el hombre
y mi casa en la roca
 estará.

Aunque venga lluvia tormentosa,
aunque sople el viento alrededor,
aunque el río crezca enfurecido,
yo seré de tu grupo, Señor.


*Textos tomados de la Biblia  Dios Habla Hoy.