domingo, 10 de enero de 2016


¿SABES PORQUÉ JESUCRISTO SE HIZO HOMBRE SIENDO DIOS?


“En el principio ya existía la Palabra; y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios…Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros”

(Juan 1:1-14).

Porque el pecado separó al hombre de Dios cuando Adán y Eva dejaron de escuchar la voz de su Creador para escuchar la voz de la criatura, esto es la serpiente, satanás, que siempre buscará hacernos creer que lo que Dios dice es mentira (Génesis 3:1-6).

La idolatría, originó esclavitud

La idolatría de Adán y Eva trajo la esclavitud del pecado sobre la humanidad: “Pues lo invisible de Dios se puede llegar a conocer, si se reflexiona en lo que él ha hecho. En efecto, desde que el mundo fue creado, claramente se ha podido ver  que él es Dios y que su poder nunca tendrá fin. Por eso los malvados no tienen disculpa. Pues aunque han conocido a Dios, no lo han honrado como a Dios ni le han dado gracias. Al contrario, han terminado pensando puras tonterías, y su necia mente se ha quedado a oscuras. Decían que eran sabios pero se hicieron tontos; porque han cambiado la gloria del Dios inmortal por imágenes del hombre mortal, y hasta por imágenes de aves, cuadrúpedos y reptiles. Por eso Dios los ha abandonado a los impuros deseos que hay en ellos, y han cometido unos con otros acciones vergonzosas. En lugar de la verdad de Dios, han buscado la mentira, y han honrado y adorado las cosas creadas por Dios y no a Dios mismo que las creó  y que merece alabanza por siempre. Amén”… Como no quisieron reconocer a Dios, Él los ha abandonado a sus perversos pensamientos para que hagan lo que no deben” (Romanos 1:20-28).

Consecuencias del pecado

Desde entonces, el pecado trajo la separación entre Dios y el hombre: “Por eso Dios el Señor sacó al hombre del jardín del Edén… puso al oriente del jardín unos seres alados y una espada ardiente que daba vueltas hacia todos lados” (Génesis 3:23-24). “Pero las maldades cometidas por ustedes han levantado una barrera entre ustedes y Dios; sus pecados han hecho que él se cubra la cara y que no los quiera oír” (Isaías 59:2).

Solución divina

Fue necesario que Dios enviara a su Hijo a hacerse hombre y ser tentado en todo pero sin pecar: “Pues nuestro sumo sacerdote puede compadecerse de nuestra debilidad, porque él también estuvo sometido a las mismas pruebas que nosotros; sólo que él jamás pecó” (Hebreos 4:15). Como el Señor Jesucristo no pecó, venció al pecado y pudo tomar nuestro lugar y reemplazarnos en la cruz llevando el castigo de todos nuestros pecados: “Todos nosotros nos perdimos como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino, pero el Señor cargó sobe él la maldad de todos nosotros” (Isaías 53:6). Él murió en nuestro lugar, porque el castigo del pecado era la muerte en la cruz, pero siendo inocente, la muerte no lo pudo retener; por eso Él resucito y  vive para siempre y es el único que puede borrar nuestros pecados.

Cómo morir para nacer de nuevo

Y como Jesucristo pudo resistir todas las tentaciones es el único que nos puede hacer morir al pecado y experimentar el nuevo nacimiento que él quiere producir en nosotros: “Jesús le dijo: ‘Te aseguro que el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3).

Sólo si le rendimos nuestra vida para que Él sea el Señor y ocupe el primer lugar en nuestro corazón, podremos morir al pecado y experimentar esa nueva vida de obediencia a Dios. Por eso Él dice en la parábola de la vid: “Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el que la cultiva. Si una de mis ramas no da uvas, la corta; pero si da uvas, la poda y la limpia para que dé más, Ustedes ya están limpios por las palabras que les he dicho. Sigan unidos a mí como yo sigo unido a ustedes. Una rama no puede dar uvas de sí misma, si no está unida a la vid; de igual manera ustedes no pueden dar fruto, si no permanecen unidos a mí” (Juan 15: 1-5).

Y la savia que Jesucristo nos da es el Espíritu Santo, sus ríos de agua viva de que habló en Juan 7: 38: “Si alguien tiene sed, venga a mí, y, el que cree en mí, que beba. Como dice la Escritura, del interior de aquel correrán ríos de agua viva”. Y “Lo que el Espíritu produce es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio” (Gálatas 5: 22-23).

Pero este precioso milagro de amor sólo sucede cuando:

1.       Reconocemos ante Dios nuestros pecados: “Si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios que es justo nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad” (1ª Juan 1:9).

2.        Aceptamos el sacrificio que Él hizo por nosotros y lo reconocemos como nuestro único Señor, y Salvador, creyendo que resucitó de entre los muertos: “Porque Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en Él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo sino para salvarlo por medio de Él” (Juan 3:16-17). “Si con tu boca reconoces a Jesús como Señor, y con tu corazón crees que Dios lo resucitó, alcanzarás la salvación” (Romanos 10:9). “En ningún otro hay salvación, porque en todo el mundo Dios no nos ha dado otra persona por la cual podamos salvarnos” (Hechos 4:12). Y Cristo mismo nos promete “Mira, yo estoy llamando a la puerta; si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré…” (Apocalipsis 3:20).

3.       Perdonamos a todos los que nos han hecho daño y aceptamos el perdón y el amor que Jesucristo nos brinda: “Todo lo que ustedes pidan en oración, crean que lo han conseguido y lo recibirán. Y cuando estén orando, perdonen lo que tengan contra otro, para que también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados” (Marcos 11:24-25). “Por lo tanto, el que está unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron; se convirtieron en algo nuevo” (2ª  Corintios 5: 17).

Tú decides

Como orar es hablar con Dios con palabras sinceras, y fe es creer sin ver (Juan 20: 27-29)  ahora mismo si tú decides hacerlo, podrás  experimentar el cumplimiento de esta palabra en tu vida (el perdón total de tus pecados y el poder que procede del Espíritu Santo para hacer la voluntad del Padre) diciéndole al Señor Jesucristo la siguiente oración:

SEÑOR JESUCRISTO, YO RECONOZCO QUE SOY PECADOR, PERO HOY TE PIDO PERDÓN Y DECIDO ACEPTAR EL SACRIFICIO QUE HICISTE POR MÍ EN LA CRUZ. LIMPIA CON TU SANGRE PRECIOSA TODAS LAS ÁREAS DE MI VIDA Y HAZ QUE TU SANTO ESPÍRITU PRODUZCA EN MÍ EL FRUTO PRECIOSO QUE ME PERMITA MORIR AL PECADO Y NACER DE NUEVO PARA AGRADARTE, SERVIRTE Y GLORIFICARTE, DESDE AHORA Y PARA SIEMPRE. TE ABRO LA PUERTA DE MI VIDA Y TE RECIBO Y TE RECONOZCO COMO MI ÚNICO SEÑOR Y MI ÚNICO  SALVADOR, CREYENDO QUE TÚ ERES EL HIJO DE DIOS, HECHO HOMBRE, QUE MORISTE Y RESUCITASTE DE ENTRE LOS MUERTOS PARA LIBERTARME DEL CASTIGO Y DEL PODER DEL PECADO. YO PERDONO DE CORAZÓN A TODOS LOS QUE ME HAN HECHO DAÑO Y ACEPTO TU PERDÓN POR TODOS MIS PECADOS. RENUNCIO AL PASADO, A TODO LO QUE ESTÉ LIGANDO MI VIDA, Y ROMPO ESAS LIGADURAS. TE CONSAGRO MI VIDA PARA QUE HAGAS CONMIGO LO QUE TÚ QUIERAS. EN TU NOMBRE SANTO, SEÑOR JESUCRISTO, AMÉN Y AMÉN.


Cómo permanecer en Cristo

Para perseverar en Cristo debemos mantener una relación personal, continua, vertical, permanente de oración y lectura de su palabra, huyendo y resistiendo a la tentación cuando llegue (Romanos 13:14; 1ª Corintios 6:18; 2ª Timoteo 2:22; Santiago 4:7; 2ª Pedro 1:3-11).

Y para conocer a Jesús debemos leer el Nuevo Testamento pidiéndole al mismo Jesucristo, que nos lo revele por el Espíritu Santo: “Cuando una persona se vuelve al Señor, el velo se le quita. Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu de Señor, allí hay libertad” (2ª Corintios 3:16-17). También debemos reconocer ante Él todo pecado que nos esté esclavizando y pedirle con todo el corazón que lo desarraigue de nuestra vida para siempre. Aunque siempre tendremos que reconocer que pecamos de muchas maneras, recordemos que “Si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios que es justo nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad. Como dijera el apóstol Pablo: “No quiero decir que yo ya lo haya conseguido todo, ni que ya sea perfecto; pero sigo adelante con la esperanza de alcanzarlo, puesto que Cristo Jesús me alcanzó primero. Hermanos, no digo que yo mismo ya lo haya alcanzado; lo que sí hago es olvidarme de lo que queda atrás y esforzarme por alcanzar lo que está delante, para llegar a la meta y ganar el premio celestial que Dios nos llama a recibir por medio de Cristo Jesús” (Filipenses 3:12-14).


Y LA VERDAD LOS HARÁ LIBRES

“Vengan a mí todos ustedes que están  cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar. Acepten el yugo que les pongo, y aprendan de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontrarán descanso. Porque el yugo que les pongo y la carga que les doy a llevar, son ligeros” (Mateo 11:28-30).

“Ustedes no me escogieron a mí, sino que yo los he escogido a ustedes y les he encargado que vayan y den mucho fruto, y que ese fruto permanezca. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre” (Juan 15:16).

“Si ustedes se mantienen fieles a mi palabra, serán de veras mis discípulos; y conocerán la verdad y la verdad los hará libres” (Juan 8:32-32).



Jesucristo que los ama con amor eterno





*Textos de la Biblia versión “Dios Habla Hoy”

lunes, 28 de diciembre de 2015

Yo seré de tu grupo, Señor


¿EN CUÁL GRUPO ESTÁS?



  1. ¿En el grupo de los que aceptan a Jesucristo o en el de los que lo rechazan?

    “Uno de los dos criminales que estaban colgados, lo insultaba:
    -¡Si tú eres el Mesías, sálvate ti mismo y sálvanos también a nosotros!
    Pero el otro reprendió a su compañero, diciéndole:
    -¿No tienes temor de Dios, tú que estás bajo el mismo castigo? Nosotros estamos sufriendo con toda razón, porque estamos pagando el justo castigo de lo que hemos hecho; pero este hombre no hizo nada malo. Luego añadió:
    -Jesús, acuérdate de mí cuando comiences a reinar. Jesús le contestó:
    -Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso (Lucas 23:39-43).

    “Aquel que es la Palabra estaba en el mundo; y aunque Dios hizo el mundo por medio de Él, los que son del mundo no lo reconocieron. Vino a su propio mundo pero los suyos no lo recibieron. Pero a quienes lo recibieron y creyeron en Él, les concedió el privilegio de llegar a ser hechos hijos de Dios” (Juan 1: 10-12).

    “El que cree en el Hijo de Dios, no está condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado por no creer en el Hijo único de Dios” (Juan 3: 18).

    2. ¿En el grupo de los que son tierra buena o en el de los que no lo son?

    “Les dijo (Jesús): Un sembrador salió a sembrar. Y al sembrar, una parte de la semilla cayó en el camino y llegaron las aves y se la comieron. Otra parte cayó entre las piedras, donde no había mucha tierra; esa semilla brotó pronto, porque la tierra no era muy honda; pero el sol, al salir, la quemó, y como no tenía raíz, se secó. Otra parte de la semilla cayó entre espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron. Pero otra parte cayó en buena tierra, y dio buena cosecha; algunas espigas dieron cien granos por semilla, otras sesenta granos y otras treinta. Los que tienen oídos, oigan… Escuchen, pues, lo que quiere decir la parábola del sembrador: Los que oyen el mensaje del reino y no lo entienden, son como la semilla que cayó en el camino; viene el maligno y les quita el mensaje sembrado en su corazón. La semilla que cayó entre las piedras, representa a los que oyen el mensaje y lo reciben con gusto, pero como no tienen suficiente raíz, no se mantienen firmes; cuando por causa del mensaje sufren pruebas o persecución, fallan. La semilla sembrada entre espinos representa a los que oyen el mensaje pero los negocios de esta vida les preocupa demasiado y el amor por las riquezas los engaña. Todo esto ahoga el mensaje y no lo deja dar fruto en ellos. Pero la semilla sembrada en buena tierra representa a los que oyen el mensaje y lo entienden y dan buena cosecha, como las espigas que dieron cien, sesenta o treinta granos por semilla” (Mateo 13: 3-23).

3. ¿En el grupo de los que permanecen unidos a Cristo o en el de los que se apartaron de Él?

 “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el que la cultiva. Si una de mis ramas no da uvas, la corta; pero si da uvas, la poda y la limpia para que dé más. Ustedes ya están limpios por las palabras que les he dicho. Sigan unidos a mí, como yo sigo unido a ustedes. Una rama no puede dar uvas de sí misma, si no está unida a la vid; de igual manera ustedes no pueden dar fruto, si no permanecen unidos a mí. Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece unido a mí, y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí no pueden ustedes hacer nada. El que no permanece  unido a mí, será echado fuera y se secará como las ramas que se recogen  y se queman en el fuego” (Juan 15: 1-5).

4. ¿En el grupo de los que confían en los hombres o en el de  los que confían en Dios?

“El Señor dice:

‘Maldito aquel que aparta de mí su corazón, que pone su confianza en los hombres y en ellos busca apoyo. Será como la zarza del desierto, que nunca recibe cuidados; que crece entre las piedras, en tierras de sal, donde nadie vive.

Pero bendito el hombre que confía en mí, que pone en mí su esperanza. Será como un árbol a la orilla de un río, que extiende sus raíces hacia la corriente y no teme cuando llegan los calores, pues su follaje está siempre frondoso. En tiempo de sequía no se inquieta, y nunca deja de dar fruto’” (Jeremías 17:5-8).

5. ¿En el grupo de los que le obedecen al Señor, o en el de los que no le obedecen?

“Por tanto el que me oye y hace lo que yo digo, es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos contra la casa; pero no cayó, porque tenía su base sobre la roca. Pero el que me oye y no hace lo que yo digo, es como un tonto que construyó su casa sobre la arena. Vino la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos y la casa se vino abajo. ¡Fue un gran desastre! (Mateo 7:24-27).

Invitación:

Si no estás en el grupo de Jesús y quieres estar en él, sólo tienes que invitarlo sinceramente a que entre en tu vida  y Él lo hará.




YO SERÉ DE TU GRUPO, SEÑOR

Yo te acepto, Jesús
para que siempre
seas mi único
Señor y Salvador;
quiero ser la buena
 tierra en tu plantío
 y que el Padre sea
mi labrador.

Yo me injerto
en tu tronco bendito
produce tú, en mí,
el fruto espiritual;
confiaré sólo en ti
y no en el hombre
y mi casa en la roca
 estará.

Aunque venga lluvia tormentosa,
aunque sople el viento alrededor,
aunque el río crezca enfurecido,
yo seré de tu grupo, Señor.


*Textos tomados de la Biblia  Dios Habla Hoy.

jueves, 19 de noviembre de 2015


EL MILAGRO DE AMOR MÁS GRANDE



1. La Palabra, que es el Verbo de Dios, se hizo hombre



“En el principio ya existía la Palabra y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Por medio de Él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin Él. En Él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no pudieron apagarla” (Juan 1: 1-5). “Aquel que es la palabra estaba en el mundo y aunque Dios hizo el mundo por medio de Él, los que son del mundo no lo reconocieron. Vino a su propio mundo, pero los suyos no lo recibieron. Pero a quienes lo recibieron y creyeron en Él, les dio el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. Y son hijos de Dios, no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha engendrado. Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros. Y hemos visto su gloria, la gloria que recibió del Padre, por ser su Hijo único, abundante en amor  y verdad” (Juan 1: 10-14).



2. El corazón de Dios Padre



“Pero cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer, sometido a la ley de Moisés, para rescatarnos a los que estábamos bajo esa ley y concedernos gozar de los derechos de hijos de Dios“  (Gálatas  4: 4-5). “Por su amor, nos había destinado a ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo... (Efesios 1: 5). “Porque nos ha nacido un niño, se nos ha dado un hijo al cual se le ha concedido el poder de gobernar. Y se le darán estos nombres: Admirable en sus planes, Dios Invencible, Padre Eterno, Príncipe de la Paz.” (Isaías 9: 6).



3. Y se realizó el milagro



“A los seis meses, Dios mandó al ángel Gabriel, a un pueblo de Galilea llamado Nazaret, donde vivía una joven llamada María; era virgen pero estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José, descendiente del rey David. El ángel entró en el lugar donde ella estaba y le dijo: - ¡Te felicito favorecida de Dios! El Señor está contigo. María se sorprendió de estas palabras y se preguntaba qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: - María, no tengas miedo, pues tú gozas del favor de Dios. Ahora vas a quedar encinta; tendrás un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será un gran hombre, al que llamarán Hijo del Dios Altísimo, y Dios el Señor lo hará Rey como su antepasado David, para que reine por siempre sobre el pueblo de Jacob. Su reinado no tendrá fin. María preguntó al ángel: -¿Cómo podrá suceder esto, si no vivo con ningún hombre? El ángel le contestó: - El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Dios Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño que va a nacer será llamado Santo e Hijo de Dios. También tu parienta Isabel va a tener un hijo a pesar de ser anciana; la que decían que no podía tener hijos, está encinta desde hace seis meses. Porque nada es imposible para Dios. Entonces María dijo: - Yo soy esclava del Señor; que Dios haga conmigo como me has dicho“  (Lucas 1: 26-38).



4. Porque necesitábamos un Salvador



El nacimiento de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba comprometida para casarse con José; pero antes que vivieran juntos, se encontró encinta por el poder del Espíritu Santo. José, su marido que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, decidió separarse de ella en secreto. Ya había pensado hacerlo así, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: ‘José, descendiente de David, no tengas miedo de tomar a María por esposa, porque su hijo lo ha concebido por el poder del Espíritu Santo. María tendrá un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Se llamará así, porque salvará a su pueblo de sus pecados’. Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: “La virgen quedará encinta y tendrá un hijo, al que pondrán por nombre Emanuel, (que significa “Dios con nosotros”) Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado, y tomó a María por esposa. Y sin haber tenido relaciones conyugales, ella dio a luz a su hijo, al que José puso por nombre Jesús “(Mateo 1: 18-25).


5. Una buena noticia



“Por aquel tiempo, el emperador Augusto ordenó que se hiciera un censo de todo el mundo...Todos tenían que ir a inscribirse a su propio pueblo. Por esto José salió del pueblo de Nazaret, de la región de Galilea, y se fue a Belén, en Judea, donde había nacido el rey David. Pues José era descendiente de David. Fue a allá a inscribirse, junto con María, su esposa, que se encontraba encinta. Y sucedió que mientras estaban en Belén, le llegó a María el tiempo de dar a luz. Y allí nació su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en el establo, porque no había alojamiento para ellos en el mesón. Cerca de Belén había unos pastores que pasaban la noche en el campo, cuidando sus ovejas. De pronto se les apareció un ángel del Señor, y la gloria de Dios brilló alrededor de ellos; y tuvieron mucho miedo. Pero el ángel  les dijo: “No tengan miedo, porque les traigo una buena noticia, que será motivo de gran alegría para todos: Hoy les ha nacido en el pueblo de David un salvador, que es el Mesías, el Señor. Como señal, encontrarán ustedes al niño envuelto en pañales y acostado en un establo. En aquel momento aparecieron  junto al ángel, muchos otros ángeles del cielo,  que alababan a Dios y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas! ¡ Paz en la tierra entre los hombres que gozan de su favor! Cuando los ángeles se volvieron al cielo, los pastores comenzaron a decirse unos a otros: - Vamos, pues, a Belén, a ver esto que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado. Fueron deprisa y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el establo. Cuando lo vieron, se pusieron a contar lo que el ángel del Señor les había dicho acerca del niño, y todos los que lo oyeron se admiraban de lo que decían los pastores. María guardaba todo esto en su corazón, y lo tenía muy presente. Los pastores, por su parte, regresaron dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían visto y oído, pues todo sucedió como se les había dicho“  (Lucas 2: 1-11).



6. Todo lo hizo por amor



“Porque amó Dios  tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en Él, no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de Él” (Juan 3: 16-17). “De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en Él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.” (Hechos 10: 43). “Si con tu boca reconoces a Jesús como Señor y con tu corazón crees que Dios lo resucitó, alcanzarás la salvación” (Romanos 10:9). Y “en ningún otro hay salvación, porque en todo el mundo, Dios no nos ha dado otra persona por la cual podamos salvarnos” (Hechos 4: 12).  







Nota: Textos tomados de la Biblia versión “Dios Habla Hoy”.




“Yo estoy llamando a la puerta; si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré… (Apocalipsis 3:20).




     ÉL QUIERE TU CORAZÓN



Mira amigo lo que quiso

Jesús, nuestro Salvador:

siendo Dios, niño se hizo,

por salvar al pecador.



Y en un pesebre muy pobre

nos dio ejemplo de humildad;

todo por amor al hombre,

por darnos la libertad.



Y gracias a Dios, mi amigo

que el niño Jesús creció;

y murió y fue sepultado,

pero a la muerte venció.



Ascendió glorioso al cielo,

junto al Padre se sentó

y en este mismo momento

a tu puerta, ya llamó.



Quiere darte vida eterna

 te la quiere regalar;

si hoy le abres tu corazón,

nueva persona serás.


“Y todo lo que ustedes, al orar, pidan con fe, lo recibirán” (Mateo 21:22).




            RESPONDIENDO

A SU LLAMADO 



Señor  Jesucristo, ven,

yo te abro mi corazón,

inúndame con tu luz,

toma de mi vida el timón;

borra todos mis pecados

y lléname de tu amor;

quiero sentirte conmigo,

ven, mi dulce Salvador.



Señor Jesucristo, ven,

penetra en mi corazón

y con tu sangre preciosa,

límpiame mi buen Señor;

déjame cenar contigo

y convierte en gozo el dolor;

quiero ser oveja tuya

y que tú seas mi Pastor.



Señor Jesucristo, ven,

a mi vida gobernar

por favor ayúdame

para poderte agradar;

dame el Espíritu Santo

y ocupa el primer lugar

para que en todo mi ser,

fluya de tu santidad.



“Pido al Padre que de su gloriosa riqueza les dé a ustedes, interiormente, poder y fuerza por medio del Espíritu de Dios, y  que Cristo viva en sus corazones por la fe” (Efesios 3: 16-17). 




viernes, 16 de octubre de 2015

El único Dios Verdadero



Al único Dios verdadero lo podemos identificar muy fácilmente:
Es el único autor de toda la creación (Génesis 1:1-18; Jeremías 10:11).

Es el único que puede dar vida (Génesis 1:20-28).

Es el único que creó unas leyes universales que nadie puede cambiar. Ejemplo: La Ley de la Gravedad, etc.


Lo que prometió en el Antiguo Testamento lo cumplió en el Nuevo. Ejemplo: Isaías 7:14= Mateo 1:18-23, etc.


Responde cuando clamamos a Él (Jeremías 33:3).

Transforma corazones y cambia vidas (Ezequiel 36:25-27).
 Ejemplos: Multitudes.


Todos los demás, son dioses falsos.


Cómo podremos comprender su infinito amor, que siendo aún pecadores nos amó y envió a su Hijo para que tomara nuestro lugar en la cruz, para que todo aquel que en Él crea no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan 3:16; Romanos 5:8). 

¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! (1ª Juan 3:1) 

Oración: Gracias, Dios Todopoderoso, Creador de todo lo que existe, porque a través del sacrificio de tu Hijo Jesús puedo llegar a tu presencia y llamarte Padre.










jueves, 1 de octubre de 2015


HALLOWEEN



Esta celebración no es tan inocente como parece. Se originó en parte en el culto a los muertos. Los brujos y sacerdotes satánicos han utilizado el 31 de 0ctubre para rendir culto al diablo y dañar a los niños y a sus familias. Antón Lavey, autor de la “biblia satánica” y sumo sacerdote de la iglesia de satanás, dice que el día más importante para los seguidores del maligno es el de halloween. Afirma que esta noche, los poderes satánicos ocultos y las obras de la brujería alcanzan su potencial más alto, y que cualquier brujo u ocultista que haya tenido dificultad con un hechizo o maldición, puede lograr el éxito el 31 de octubre porque satanás y sus poderes están en su punto de más fuerza. Los seguidores del príncipe de las tinieblas y de la mentira, aseguran que durante la noche del halloween, los ángeles caídos y todos los espíritus malignos, recorren el mundo entero. En muchos países se realizan misas negras, cultos espiritistas y toda clase de reuniones relacionadas con el ocultismo y la maldad. Los dibujos de brujas, muertos andantes, vampiros, arañas y telarañas, etc., son engendros del mal. El halloween por sí misma es una “celebración de la maldad”. Los disfraces con figuras diabólicas y de ocultismo traen cadenas de muerte, accidentes, miedos, rebeldía, maldad y maldiciones. Por eso, esta noche en especial, los padres debieran estar en su hogar con sus hijos reunidos en familia y no dejar salir a sus niños por las calles ni ponerles disfraces satánicos, sino explicarles los peligros que traen estas celebraciones diabólicas. Y lo mejor que pueden hacer los papitos es consagrar a sus hijos al Dios vivo y verdadero y pedirle que gobierne su hogar y sus vidas, con una oración de fe como la siguiente: Señor Jesucristo, yo te necesito. Creo que tú eres el Hijo de Dios que tomaste mi lugar en la cruz, para llevar tú el castigo de mis pecados; moriste para que yo viviera, pero tú resucitaste de entre los muertos por el poder del Padre Celestial. Yo renuncio a todas las obras de las tinieblas y te abro la puerta de mi corazón. Te recibo y te reconozco como mi único Señor y Salvador. Te consagro mi vida, mis hijos y a todos mis seres queridos para que tú nos gobiernes y nos guardes desde ahora y para siempre. En tu nombre santo, señor Jesucristo, amén y amén.



Y Jesús dijo: “Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano” (Juan 10:27-28). Con Cristo, ya nada tenemos qué temer. “A cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios” (Juan 1:12). “Sabemos que el que ha nacido de Dios no está en pecado. Jesucristo que nació de Dios, lo protege, y el maligno no llega a tocarlo” (1ª Juan 5:18).

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Yo decidí ser feliz



Antes erraba ignorando las Escrituras y el poder de Dios (Mateo 22:29) pero leí en su palabra que “Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en Él, no muera, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16). También leí que Jesús dijo “a los que vienen a mí, no los echaré fuera” (Juan 6:37). Entonces, yo decidí amar a Dios  con todo mi corazón, con toda mi alma, con todas mis fuerzas, y con toda mi mente, y al prójimo como a mí mismo, como manda Él en Lucas 10:27; por tanto, yo decidí perdonar, porque si amo, perdono (1ª Corintios 13:4-7) y porque si no perdono a los que me han hecho daño, Dios tampoco me perdona a mí (Mateo 6:15).

Yo decidí abrir la puerta de mi corazón a Cristo para responder a su llamado cuando dice: “Mira, yo estoy llamando a la puerta; si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaremos juntos (Apocalipsis 3:20).

Yo decidí reconocer y confesar con mi boca creyendo en mi corazón que Jesucristo es mi único Señor y mi único Salvador, y que Dios Padre lo levantó de ente los muertos, porque en Romanos 10:9 dice que si lo hago, soy salvo, en Hechos 4:12 hablando de Jesús complementa que “En ningún otro hay salvación, porque en todo el mundo, Dios no nos ha dado otra persona por la cual podamos ser salvos” y el mismo Señor Jesucristo en Juan 14:6 proclama: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Solamente por mí, se puede llegar al Padre”.

Yo decidí confesarle todos mis pecados a Jesús que es el sumo sacerdote (Hebreos 7:20-28) por cuanto todos hemos pecado y sin Cristo estamos lejos de la presencia gloriosa de Dios (Romanos 3:23) “pero si le confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios, que es justo, nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad” (1ª Juan 1:9)

Yo decidí escuchar la voz de Jesús y seguirle para recibir su promesa en Juan 10:27-28: “Mis ovejas reconocen mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna, y jamás perecerán ni nadie me las quitará”. Así podré ser una nueva persona  como dice en 2ª Corintios 5:17: “El que está unido a Cristo, es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron, se convirtieron en algo nuevo”.

Yo decidí hablar a otros de Cristo para obedecerle cuando manda: “Vayan a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos” (Mateo 28:19) y “Si alguien se declara a mi favor delante de los hombres, yo también me declararé a favor de él delante de mi Padre que está en el cielo” (Mateo 10:32).

Yo decidí hacer la voluntad de Dios y servirle sólo a Él, para seguir el ejemplo de la virgen María cuando le dijo al ángel: “Yo soy la esclava del Señor, que Dios haga conmigo como me has dicho” (Lucas 1:38. Por eso, yo decidí leer la Biblia para obedecer lo que Dios manda y poder recibir así sus bendiciones (Josué 1:8; Juan 14:23 y 15:16).

Yo decidí ser feliz porque Cristo me enseñó a ser feliz, al perdonar y amar. Y como yo soy feliz quisiera que todos lo fueran y por eso esta es una invitación para que tú también decidas ser feliz con Cristo controlando tu vida. Puedes comenzar ahora mismo diciéndole una oración que salga de lo profundo de tu corazón así:

SEÑOR JESUCRISTO, CREO QUE TÚ ERES EL HIJO DE DIOS QUE MORISTE EN MI LUGAR LLEVANDO EL CASTIGO DE MIS PECADOS PERO DIOS PADRE TE RESUCITÓ DE ENTRE LOS MUERTOS. TE ABRO LA PUERTA DE MI CORAZÓN PARA QUE TÚ ENTRES Y SEAS MI ÚNICO SEÑOR Y SALVADOR. DECIDO PERDONAR A TODOS LOS QUE ME HAN HECHO DAÑO. TE CONFIESO TODOS MIS PECADOS Y RECIBO TU PERDÓN. TE CONSAGRO MI VIDA Y A TODOS MIS DESCENDIENTES PARA QUE TÚ NOS GOBIERNES EN TU DIVINA VOLUNTAD, AHORA Y SIEMPRE. EN TU NOMBRE SANTO, SEÑOR JESUCRISTO, AMÉN Y AMÉN.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Vida, Nueva, eterna y abundante










Cristo vino a darnos vida nueva, eterna y abundante:

La vida nueva consiste en que “Si alguno está en Cristo es una nueva creación. Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo” (2ª  Corintios 5:17). Jesucristo nos da del poder sobrenatural con que Él venció al pecado, para ayudarnos a comenzar una vida de obediencia a su palabra. Es lo que Jesús mismo llama “Nacer de nuevo” (Juan 3:3). Es renunciar a nuestros propios criterios para buscar la voluntad de Dios, con la ayuda de su Hijo Jesús, porque separados de Él nada podemos hacer (Juan 15:5).

La vida eterna es poder ser reconciliados con el Padre, pues cuando aceptamos el sacrificio que Cristo realizó por nosotros y lo reconocemos como nuestro Señor y Salvador, Él borra nuestros pecados que nos tenían separados del Dios vivo y verdadero, y nos permite unirnos a Él y conocerlo (Juan 17:3).

La vida abundante son todas las bendiciones que el pecado nos había quitado y que Cristo rescató para nosotros, y las  tiene disponible para todos los creyentes en Él, si seguimos sus instrucciones y tenemos fe en sus promesas (Hebreos 10:36).

Todo lo que tienes que hacer es hablar con Jesucristo por medio de una sencilla pero sincera oración, creyendo todo lo anterior. Él dijo ´´Yo  estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré…´´ (Ap.3:20). Es importante, eso sí, que dispongas tu corazón para perdonar y aceptar el perdón que Cristo te da gratuitamente. Es cuestión de tomar la decisión de obedecer esta clave que Jesús nos da: “Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados” (Marcos 11:25). Una oración guía puede ser:

Señor Jesucristo, a ti que eres el Hijo de Dios, que llevaste el castigo de mis pecados muriendo en mi lugar, pero resucitaste de entre los muertos, yo te abro la puerta  de mi corazón y te recibo como mi único SEÑOR Y SALVADOR. Perdono de corazón a todos los que me  han hecho daño y te confieso que he pecado de muchas maneras, te  pido perdón, y acepto tu sangre bendita borrando todos mis pecados. Renuncio a todo lo que no haya venido de ti y recibo la vida nueva, eterna y abundante que tú me traes hoy. Ayúdame a conocerte, a obedecerte y a servirte, a vivir para ti y a depender de ti, desde ahora y para siempre. En tu nombre Señor Jesucristo, amén y amén.

Para poder conocerle, obedecerle y servirle  debemos leer la Biblia, comenzando por  el Nuevo Testamento, y pedirle en oración que nos continúe ayudando a vivir siempre en su divina y perfecta voluntad.